Faltaban pocas semanas para que se cumplieran quince años de la segunda desaparición de Julio López. En los tribunales federales de la ciudad de La Plata comenzaba un nuevo juicio contra Miguel Osvaldo Etchecoltaz y Julio César Garachico por los secuestros, torturas y crímenes cometidos contra siete personas en los centros clandestinos que funcionaron en la zona de Arana. Entre ellas, Julio López.
El 13 de septiembre de 2021 el viejo albañil del barrio de Los Hornos volvió a enfrentarse a los jueces. La filmación de su testimonio de 2006 cobró vida en la sala de audiencias y sus palabras retumbaron con contundencia, una vez más. "Es un asesino serial, no tenía compasión", dijo López con su voz suave sobre Etchecolatz, aquel 28 de junio de 2006, asegurando que el genocida "personalmente, les digo a todos los que están presentes, dirigió esa matanza".
Quienes brindaron testimonio en el juicio conocido como “Garachico”, remarcaron el carácter histórico de aquel testimonio de López. "Venía con un borbotón de relatos, descripciones, cuentos. Tuvimos varias reuniones para ordenar todos los datos y verificar. Traía mucha información que nosotros no teníamos”, relató Rufino Almeida, exdetenido desaparecido."Había hasta pedazos de bolsas de papel escritos. Él intentaba resguardar su memoria como sea", agregó Almeida sobre lo que consideró un "testimonio histórico".
Así lo remarcaron también integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) al momento de realizarse la inspección ocular en la zona de Arana. El hallazgo de "estructuras de combustión para la quema de cuerpos" junto a restos óseos quemados y neumáticos de automotores, avalaron lo declarado en aquel entonces por Julio López. Juan Nobile, integrante del EAAF, destacó que "Arana fue el primer centro clandestino donde se encontraron estas estructuras de quema, fue impactante ver las fosas de quema in situ"
Gustavo Calotti, quien compartió detención con López en la Unidad 9 de La Plata durante 10 meses cuando ambos fueron puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, aseguraba que López "siempre quiso saber más, él juntó la información solo yendo a la zona", en relación a los datos brindados en su primer testimonio en los juicios realizados en el año 1999.
Mariana De Marco testificó por primera vez en un juicio de lesa humanidad. La hija de Patricia Dell´Orto y Ambrosio De Marco, ambos compañeros de militancia y cautiverio de Julio López, pudo saber de los últimos días de sus padres gracias a la promesa que Julio le había hecho a su madre. “López, no me fallés. Si salís, el único que puede salir de nosotros sos vos. Andá, buscalos a mi mamá, a mi papá, a mis parientes, a mis hermanos y deciles. Y dale un beso a mi hija, de parte mía”, le había pedido Patricia a López, antes de ser fusilada por la patota al mando de Etchecolatz. López cumplió.
Mariana pudo graficar en su testimonio el valor de esas palabras: “Escuchar a López en el Juicio por la Verdad y poner a mi mamá en un lugar de mamá fue fundamental. Me trajo esa imagen que no tenía, el lugar de madre de una nena a la que quiere criar, pensando en mí hasta el final".
El 13 de mayo Etchecolatz recibió su última condena a prisión perpetua. El sábado 02 de julio murió en una clínica de la localidad de Merlo. Mucho se llevó en su silencio, pero mucho supimos por la valentía de Julio López que lo señaló y lo denunció como lo que fue: un genocida.
Las cuentas pendientes de esta “democracia” respecto a los crímenes de la dictadura son muchas. Sin embargo, la lucha de la que fue parte Julio López por memoria, verdad y justicia marca el camino. |