El miércoles, 14 de septiembre, se realizó en el CIDE el seminario “De vuelta a Marx. Una lectura crítica del capitalismo contemporáneo”, organizado por académicos de la misma institución. La reacción de la derecha en sus medios fue furiosa. Uno de sus periódicos, Reforma, caracterizado por tener una línea editorial conservadora, declaró en su editorial:
“¿Y cómo van las cosas en el CIDE con la administración de José Romero Tellaeche? Basta con ver su agenda de eventos para dejar claro que la 4T, con toda su carga ideológica, ya se apoderó del que fuera uno de los centros de investigación más serios y respetados de México. ¿O de verdad hay quien piense que organizar el seminario ’De vuelta a Marx. Una lectura crítica del capitalismo contemporáneo’, que se llevará a cabo el jueves 14 es la mejor manera de usar los recursos públicos para la investigación y la docencia? Es pregunta capital”.
Reforma afirma que el CIDE fue uno de los centros de investigación más serios de México, cuando esta institución se caracterizó durante muchos años por reproducir una ciencia económica neoliberal. El CIDE fue fundado para implementar el proyecto de gobernanza, que en otras palabras significa que es una institución pública cuyo propósito es formar élites tecnocráticas que dirijan y modelen la sociedad de acuerdo a un programa económico de libre mercado, algo que Reforma omite.
La ideología empresarial de este diario lo lleva a despreciar todo lo que haga referencia a Marx, marxismo, crítica al capitalismo, etc. Al mismo tiempo que su férrea oposición al gobierno lo lleva a afirmar que el marxismo forma parte de la ideología de la 4T, lo cual contribuye a “izquierdizar” el discurso del gobierno, al atribuirle ser partidario de un proyecto emancipador y anticapitalista -como el del marxismo- del cual realmente carece.
Marx y Engels
Karl Marx y Friedrich Engels fueron dos revolucionario que en el siglo XIX sentaron las bases del socialismo científico.
Su aportación fundamental a la humanidad es el esclarecimiento del papel histórico del proletariado o de la clase trabajadora a escala internacional como el sujeto social que con su trabajo pone en marcha la sociedad capitalista y, por lo mismo, puede lograr con su acción revolucionaria y acaudillando al conjunto de los oprimidos y explotados, la superación de este sistema por medio de la revolución socialista para dar paso a un nuevo tipo de sociedad que termine con la explotación y opresión generadas por el afán de ganancia de la clase dominante (los burgueses).
Esta doctrina fue brillantemente formulada en el Manifiesto del Partido Comunista, donde se sintetizan las bases teóricas y políticas de la lucha por el socialismo, encabezada por la clase obrera.
Por lo que las ideas de Marx y Engels suscitan en todo el mundo la mayor hostilidad y el mayor odio de la ciencia burguesa y de sus medios, como expresa Reforma. No puede esperarse otra actitud, porque a los empresarios no les gusta que se hable de lucha de clases y menos de que esa lucha de clases pueda resolverse en favor de los oprimidos y explotados Porque de un modo u otro toda la ciencia oficial y sus medios de comunicación defienden la explotación asalariada, mientras que el marxismo revolucionario se propone una guerra implacable y franca contra esa explotación. Si bien el marxismo que se imparte en los claustros académicos, muchas veces ha sido cercenado de esa perspectiva revolucionaria.
Discurso y realidad
Pero entonces, ¿llevar la teoría de Marx al CIDE hace a la 4T marxista y un proyecto emancipador? La respuesta es no, ya que como ha hecho en otras ocasiones, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) intenta apropiarse -para legitimar su propio proyecto- de símbolos y personajes que se convirtieron en referentes históricos de la lucha de los de abajo, como ocurrió con Emiliano Zapata o Ricardo Flores Magón, con quienes el Morena no tiene nada que ver porque no defiende sus causas y, por el contrario, busca preservar el sistema contra el que aquellos combatieron.
En esta ocasión fue el turno de Marx. El presidente criticó en su conferencia matutina las declaraciones de Reforma al seminario de Marx en el CIDE, diciendo que la opinión del Reforma muestra la esencia del partido conservador y reaccionario que se opone a su gobierno.
Así, AMLO señaló que estamos en tiempos de definiciones, tiempos de cambio y que las hipocresías del conservadurismo deben desaparecer.
Pero ¿qué definiciones está tomando la 4T? Definitivamente no tienen que ver con el marxismo, ya que -más allá de sus programas sociales- este gobierno está beneficiando a empresarios como Carlos Slim con proyectos como el Tren Maya, además de que actúa contra los trabajadores, pues pone en marcha la precarización laboral en el sector público y legítima la que es usada por los empresarios para acrecentar sus ganancias.
La defensa del seminario de Marx por parte del presidente es uno de los intentos de la 4T por mostrarse cómo un gobierno de izquierda después de imponer al director del CIDE, sin tomar en cuenta a su comunidad. Obviamente, el reaccionario periódico Reforma se “indigna” al ver este tipo de temas en una de las instituciones que fue de las más neoliberales de este país. Así, la impartición de este seminario refleja, por un lado, los intentos del gobierno de la 4T por mostrarse cómo progresista al cambiar de discurso lo cual se expresa en un “discurso social” que se ha buscado instalar en el Conacyt y ahora se traslada a uno de sus CPI (Centro Público de Investigación) más importantes, el CIDE.
Por otro lado, es un intento de cooptar y mantener restringido al ámbito académico el interés creciente en el marxismo que hay en la actualidad, entre sectores de la juventud y la intelectualidad, el cual se está despertando ante la crisis económica mundial; la crisis sanitaria que expresó la pandemia, cobrandose la vida de millones; la agudización de los conflictos entre las grandes potencias y el creciente militarismo que detonó la guerra en Ucrania; la crisis ambiental, etc. Manifestaciones de un momento histórico que cada vez más vuelve a poner en evidencia a la época del capitalismo imperialista como una “época de crisis, guerras y revoluciones”.
Lo cual ha degradado las condiciones de vida de la población trabajadora a escala planetaria y descargado sobre sus espaldas los costos de la crisis. Ante lo cual, el compromiso real del gobierno de la 4T, en su pretensión de “gobernar para ricos y pobres”, es evitar que el descontento obrero y popular contra esta situación crezca y se manifieste activamente, utilizando medidas paliativas como los planes sociales, pero al mismo tiempo defender los negocios y las ganancias de los empresarios perpetuando la precarización laboral, aunque con otra estrategia y otro discurso.
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