La semana pasada recibía la sanción más elevada hasta la fecha, 79 millones de euros, por mantener a más de 10.000 trabajadores como autónomos entre Barcelona y Valencia. Un desafío que ha marcado precedentes para otras empresas como Uber Eats que también se han embarcado en la vuelta a este modelo a pesar de lo que pueda suponer.

La Ley Rider, que cumplió un año de su entrada en vigor el pasado mes de agosto, fue una conquista de la organización de los trabajadores que tenía como objetivo primordial obligar a estas empresas a contratar a sus trabajadores.

Esta ley que fue negociada con la patronal y dejó fuera a otros tantos sectores donde también se encuentra la figura de “falsos autónomos”, muestra enormemente sus límites para hacer frente a las nocivas prácticas del llamado “capitalismo colaborativo”. Las compañías se han ido escudando en una falta de claridad o en la referencia a unos modelos de funcionamiento de sus aplicaciones ya modificados, para así poder volver a contratar a autónomos.

Pero incluso cuando estos han sido dados de alta, a nivel práctico seguían siendo tratados como autónomos. La forma en la que se desarrolla su trabajo no ha sufrido grandes cambios, la mayor diferencia es dejar de pagar la cuota de autónomos pero se mantienen prácticas como no tener un horario definido y cobrar por pedido.

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Y es que en cuanto estas empresas son obligadas a cumplir con la legislación laboral, casualmente su margen de beneficio disminuye y el negocio deja de ser tan atractivo. Un ejemplo claro de esto fue lo que ocurrió el año pasado con Deliveroo, el cual contrató a sus más de 4000 trabajadores para luego despedirlos e irse finalmente del país, achacando sus problemas económicos a estos cambios legislativos.

Si Glovo sigue actuando de esta manera es porque entiende que las posibles multas que pueda recibir compensan con su situación más competitiva. Es decir, incumplir la ley está permitido para aquellos que puedan simplemente pagar las multas cuando sobrepasen la ilegalidad.

Es sabido de sobras la precariedad que sufren los trabajadores de estas empresas y la inestabilidad que reina en sus plantillas. Muy poco conciben este trabajo como su única fuente de ingresos y los que lo hacen trabajan una gran cantidad de horas sin descanso para aumentar sus ingresos.

Los nuevos modelos laborales que ofrecen estas plataformas no son grandes oportunidades para emprender una “vida nómada” como afirman sus directivos, son la profundización de un modelo de trabajo basado únicamente en el beneficio y para lo que se sirve de la explotación de miles de trabajadores.

La organización de los riders es un ejemplo de como en la lucha colectiva es donde se pueden conseguir conquistar los derechos que nos arrebata el capitalismo y partir de ahí para profundizar en el cuestionamiento de este sistema que condena a nuestra clase a la miseria.