Únicamente para la foto y para grabar un spot electoral, Patricia Bullrich fue hasta las puertas de la fábrica Firestone y se “solidarizó” con la multinacional. Pensando en la campaña del año que viene, desplegó todo su arsenal de derechadas y ataques antiobreros. “¿A ustedes les parece que hoy tengamos tres fábricas de neumáticos cerradas?”, cuestionó. Prolijamente vestida y con un micrófono en la solapa de su saco recién sacado de la tintorería, la presidenta del PRO viajó en su auto privado hasta Llavallol junto a su equipo de comunicación para filmar un spot en contra del reclamo sindical.
Cada palabra estuvo prolijamente pensada y guionada para exacerbar el odio y el sentido común de su base electoral contra la organización obrera. “Los argentinos sin cubiertas porque hay un grupo de sindicalistas que llevan las cosas al cierre de la empresa, al cierre de la fuente de trabajo”, dijo. Y apuntó: “¿Qué quieren? ¿Planes sociales? ¿Quieren más pobreza?”. El video lo subió a sus redes sociales y acusó: “Mucha gente se va a quedar sin laburo por la pasividad de este gobierno ante la extorsión de las mafias sindicales”.
La jugada de Bullrich fue la continuidad de las declaraciones que había dado más temprano en Radio Rivadavia, donde insistió con la idea de un “paro salvaje”. Nada podría estar más lejos de la realidad, cuando el conflicto de los trabajadores del neumático llegó a los 145 días de duración y la intransigencia de las patronales es más fuerte que nunca. Hace apenas unos días atrás los empresarios intentaron cerrar la discusión salarial ofreciendo un miserable 38% de aumento, cuando la inflación interanual supera el 78% y la de 2022 estará cerca del 100%. Este lunes se realizó la audiencia número 34 y tampoco se pudo llegar a un acuerdo por la extorsión patronal y el aval del Gobierno.
Los empresarios y el Ministerio de Trabajo juegan con el hambre de los obreros, y la derecha que encabeza Bullrich también. Pero la presidenta del PRO no fue la única que aprovechó para jugar a la campaña electoral con la necesidad de los trabajadores del neumático. Diego Santilli también se sumó al juego macabro y con el tono canchero que lo caracteriza, señaló: “Tres fábricas de neumáticos dejaron de producir en la Argentina. Si al Gobierno le queda tiempo entre hacerle campaña a Lula y juntar figuritas, estaría bueno que se ocupen”.
El tuit de Santilli oculta dos cosas. Por un lado, las fábricas no “dejaron de producir”, sino que están haciendo maniobras antisindicales para atacar el derecho de huelga de los obreros. Por el otro, tampoco es cierto que el Gobierno no se esté ocupando, sino que más bien viene avalando la extorsión patronal y permitiendo todas sus ilegalidades para derrotar el conflicto. Quizá sea por eso que hasta ahora los referentes de la derecha no habían levantado la voz, ya que el Gobierno viene jugando a través del Ministerio que encabeza Moroni a favor de las empresas del sector y para derrotar el reclamo. Pero la escalada del conflicto y el salto en la repercusión mediática hizo que no quisieran desaprovechar la oportunidad de hacer campaña.
Al coro reaccionario de Bullrich y Santilli se sumaron Gerardo Milman y Martín Lousteau, mostrando que dentro de Juntos por el Cambio no hay fisura en este tema. Pero el que quiso volver a dar la nota fue el liberfacho José Luis Espert. Después de pedir “cárcel o bala” para quienes participaban de la protesta sindical, ahora el diputado de Avanza Libertad reclamó que se le retire la personería gremial al SUTNA.
Espert insistió en hablar de “mafias sindicales”, responsabilizó al sindicato por “cerrar empresas”, los acusó de poner “6.000 empleos en riesgo” y pidió que se les quite la personería. Una provocación más de este personaje reaccionario, que busca llamar la atención y compite con Patricia Bullrich para captar el voto de derecha en 2023.
En una semana clave para el conflicto, donde el miércoles habrá una nueva audiencia en el Ministerio de Trabajo, la alianza patronal y antisindical afila los cuchillos y quiere a toda costa derrotar a los trabajadores que se atrevieron a reclamar por sus derechos. Por eso los representantes políticos de las patronales destilan su odio en redes y hacen campaña electoral atacando el reclamo, porque no soportan ver a obreros con la cabeza en alto, organizados y decididos a pelear por lo que les corresponde.
Por la única “libertad” por la que pelea la derecha es por la libertad de los empresarios, para que hagan lo que quieran mientras amasan fortunas como nunca. Por eso, aprovechan el conflicto para construir su relato hacia la campaña electoral y presentarlos como víctimas, cuando en realidad son los responsables de esta situación. Pero del otro lado la lucha sigue firme, cosechando cada vez más apoyo entre otras organizaciones obreras y sociales que se solidarizan con esta pelea. Cada vez queda más claro por qué la lucha del neumático es una lucha “testigo”, y por qué si ganan los trabajadores gana toda la clase obrera.
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