Todas las consultoras privadas y organismos públicos como universidades vaticinan que la inflación del 2022 será de tres cifras aunque Sergio Massa dice 95%, algo que no ocurre desde los primeros años del menemismo previo a la convertibilidad.
No es la hiper de finales del alfonsinismo, pero la situación tiene tintes de que en el 5to piso ya se cocina el mismo fracaso de aquellos años. Una vez más las luchas destapan la olla donde la tapa del peronismo aglutinado bajo el diseño electoral de CFK, presidido por Alberto, no resiste la presión de los de abajo que sufren el ajuste, el vapor de la bronca nuevamente revela quiénes y para quienes hacen política las coaliciones, enfrentadas en superficie unidas en el (y por el) Fondo.
Bullrich, Marra y Madanes (el mantel lo pone Cerruti)
El viejo conflicto más actual que nunca (la lucha de los trabajadores del SUTNA contra los ridículos ofrecimientos de la cámara patronal del neumático) revela la ansiedad de los dirigentes de la derecha por lamer botas de caucho ofreciendo sus servicios laborales, para atacar a los verdaderos trabajadores desde la compu con un tweet.
La “pato” o mejor dicho la Patro Bullrich, con un insólito video difundido en sus redes sociales, defendió abiertamente a las patronales. Desde allí acusó a los trabajadores del neumático de ser una mafia. Parece que la Patro que tan ligeramente habla de mafia, entre tinto y tinta se le olvidó de sus relaciones con D’Alessio y Stornelli. Si alguien sabe y conoce de mafias es la presidenta del PRO, que ahora opera contra los que luchan para no perder contra la inflación y para que se les reconozca siquiera las horas extras que hacen los fines de semana para poder recuperar algo de lo perdido, dejando cada vez más sus vidas en la fábrica.
Está claro de que lado están
Hablando desde su banca, estando con los que quieren pagar la deuda, con los que se llevan todo y quieren más, ahí está el legislador de Milei por CABA Ramiro Marra, dispuesto a ayudar a las patronales. Éste tanto como su líder se tomó en serió lo de la casta, hasta el hueso carroñan con tal de ser serviles al poder.
Madanes le suma para Milei al amague que le sirve a los que explotan día a día en Fate, agitando en cada medio opositor y oficialista que los obreros del neumático tienen un salario alto, cosa que es desmentida con el simple recibo exhibido por algunos de los trabajadores. Para este dueño del país como para otros de las multinacionales como Bridgestone (que censura a sus trabajadores emitiendo comunicados para que no hablen con la prensa), la libertad sindical y el derecho a huelga son constitucionalmente incómodos a sus intereses, pero también la libertad de expresión, hijos sanos de la dictadura patronal.
Cerruti pone el mantel
La vocera presidencial habla de sensatez respecto al conflicto, sensatez que no tuvo cuando criticó desde su casa a la izquierda que junto a los trabajadores y trabajadoras de PepsiCo enfrentaban la represión, cuando Macri y Vidal mandaron a la fuerzas para desalojar la fábrica.
Parece que Gabriela Cerruti le pone el mantel a la mesa del ministro Moroni, quien denuncia penalmente al sindicato de neumáticos. A todos estos se le cae la careta de progre cuando están al frente del ajuste, ya no pueden dibujar ni una mueca de simpatía para una buena parte de los millones de la clase trabajadora que los votaron bajo la promesa de “recuperar” lo perdido.
Daer, Acuña y Alberto, no hay silla en esta mesa para Pablo
El hijo del camionero, Pablo Moyano dejó su silla en la CGT, aunque por lo que trasciende, el lugar en la conducción seguirá en manos de camioneros. Hace pocos días Pablo Moyano crítico públicamente al ministro Moroni por su letargo para resolver el conflicto: hay una incomodidad y una presión de las bases con esto de apoyar a un gobierno que ajusta claramente, pero no fue ese el detonante. Al parecer le sacaron la silla en la mesa con Alberto, Daer y Acuña, donde tomaron el té con gusto a traición. Con el presidente contra el sindicato del SUTNA, no sorprende, no conocen otro sabor, están preocupados por sus cajas, sus internas y de no alterar “la paz social”. Más allá de esta ruptura, por ahora personal, la crisis divide en la superficie lo que por abajo se empieza a romper, se resquebraja de a poco la mesa donde sirven el té preferido de Georgieva.
Con todo el apoyo de sus bases y de distintas organizaciones de trabajadores y la izquierda, la lucha se vuelve testigo y es imperioso que el total apoyo para torcer la intransigencia patronal y la complicidad del gobierno de los Fernández, Massa y el FMI para ponerle un freno a este atropello, contra las condiciones de vida de la inmensa mayoría del pueblo.
|