Entre huelgas y protestas masivas el pueblo haitiano pide la renuncia del primer ministro Ariel Henry, que no cuenta con ninguna legitimidad y fue puesto a dedo en su cargo el año pasado por el llamado Core Group, una coalición de paises encabezada por Estados Unidos.
A las protestas por las condiciones de vida en Haití se sumaron en las últimas semanas una serie de movilizaciones contra el aumento de los combustibles, y su impacto en el costo de los alimentos básicos. Esta semana comenzó con una huelga y sigue este jueves y viernes con movilizaciones en las principales ciudades. Los manifestantes ya piden la caida del primer ministro Ariel Henry, que fue puesto a dedo por Estados Unidos y otros países y no cuenta con ninguna legitimidad.
Más de un mes lleva esta oleada de movilizaciones e intensas protestas callejeras que no cesan. A mediados de septiembre las protestas multitudinarias dieron un salto después de que se anunciara de cuánto subirán los precios de los carburantes en el país antillano, paralizando completamente la capital Puerto Príncipe así como las principales ciudades, en las que se exigía también la caída de Ariel Henry.
La huelga de tres días de esta semana convocada por los sindicatos del transporte público en contra del aumento del precio de los combustibles terminó este miércoles tras haber paralizado Puerto Príncipe y otras ciudades. Sin embargo, los sindicatos llamaron a mantener las movilizaciones jueves y viernes, mientras que otras actividades se vieron afectadas los últimos días, incluyendo las instituciones públicas y las empresas privadas.
Masivas protestas en toda Haiti, contra el régimen titere de Estados Unidos y Ariel Henry que mantiene a la población en la miseria, siendo uno de los paises mas pobres del mundo, y con escuadrones de la muerte en las calles.
Ya este miércoles miles de personas salieron a las calles en Puerto Príncipe y otras ciudades como Cabo Haitiano y Gonaïves para exigir la dimisión del primer ministro, Ariel Henry.
"¿Quién es Ariel Henry para no exigir su renuncia?", coreaban los manifestantes en Cabo Haitiano, la segunda ciudad de Haití, donde la Policía Nacional reprimió con gases lacrimógenos.
Haiti's 2nd largest city over taken by massive protests aimed at toppling US-backed govt of Ariel Henry and demanding 100% Haitian control over next elections. pic.twitter.com/HaezRPjDj9https://t.co/Pd2dA1pHyC
Mientras, en Puerto Príncipe, la Policía Nacional lanzó gases lacrimógenos y efectuó disparos al aire para intentar dispersar la masiva protesta. Los motociclistas, enfadados, levantaron barricadas con neumáticos en varias zonas de la ciudad y les prendieron fuego.
En 14 meses, el poder de turno no ha hecho más que agravar las miserias de la población haitiana. Las ya precarias condiciones de vida se deterioraron aún más. La crisis del combustible es solo la punta del iceberg. Una explosión mayor se encuentra a la vuelta de la esquina. Y Haití ya viene de protagonizar muchos estallidos sociales. El que se vive en este mes de septiembre, y que todo parece continuará en octubre, se asemeja al vivido en febrero del año pasado cuando el entonces presidente Moise se negaba a renunciar al cargo a pesar de que amplios sectores de la oposición consideraban que su mandato había finalizado.
Un primer ministro ilegítimo
Recordemos que tras el asesinato del presidente Jovenel Moise en julio del año pasado Ariel Henry fue elegido como primer ministro por el llamado Core Group o grupo de contacto, que está liderado por Estados Unidos y del que tambien participan Francia, España, Brasil, Alemania y Canadá. Esta "designación", que no respetaba ninguna instancia sucesoria y no contaba con el apoyo de la población, fue rubricada por Naciones Unidas y la OEA. Es decir, un avasallamiento abierto a la soberanía del pueblo haitiano.
Un mes después, en agosto de 2021, diversas organizaciones firmaron el llamado Acuerdo de Montana, que proponía un gobierno interino para gobernar el país hasta tanto convocar elecciones seguras, libres y justas. Sin embargo, ni el imperialismo estadounidense, ni el Core Gruop, ni la ONU o la OEA, y menos aún el propio Henry estaban dispuestos a aceptar ningún gobierno interino. Esto hizo que el Acuerdo de Montana quedara empantanado y se convirtiera un una expresión simbólica del descontento. Eso dio lugar a que el descontento real fuera ocupado
directamente en la calle por protestas cada vez más masivas, mostrando el odio hacia un gobierno ilegítimo.
La propia masividad de las protestas muestra que ya ha pasado el tiempo de apelar a las organizaciones internacionales en busca de una transición pacífica. Estas organizaciones y países no solo son las que apoyan a Henry sino las que durante décadas hundieron a Haití en una espiral de ocupaciones militares, miseria, hambre y expoliación de sus recursos.
La última de ellas sin dudas es la Misión de la ONU para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) que duró 13 años, entre 2004 y 2017, y en la que diversos países de America Latina (incluidos el Brasil de Lula, la Argentina de los Kirchner y la Bolivia de Evo Morales), participaron o dirigieron junto a tropas de otros países una ocupación militar a pedido de Estados Unidos, degradando la soberanía del pueblo haitiano, y siendo acusada de todo tipo de aberraciones, abusos y asesinatos.
Sin embargo, este último lunes la representante especial de la ONU, Helen La Lime, tuvo el descaro y el cinismo de afirmar en una sesión informativa del Consejo de Seguridad que “una crisis económica, una crisis de pandillas y una crisis política han convergido en una catástrofe humanitaria” en Haití, como si la ONU no tuvieran nada que ver en esta situación.
Lo mismo aplica para las declaraciones del Secretario General de la ONU Antonio Guterres que dijo que las masivas movilizaciones que piden la renuncia de Henry es una “cuestión de pandillas que han invadido el país". No hay duda que existen mafias y pandillas en Haití, pero las mismas, que son producto de años de miseria y hambre, crecieron y se fortalecieron bajo el amparo de la relación con las fuerzas represivas, los empresarios, la casta política y la propia ocupación militar internacional. El objetivo de Guterres o La Lime es el de despretigiar las movilizaciones multitudinarias haciendolas pasar por un caos de pandillas. Es por esto que estas afirmaciones fueron inmediatamente repudiadas por las organizaciones sociales, políticas y sindicales que forman parte de las protestas, como así también por cientos de organizaciones solidarias alrededor del mundo.
Ante la actual crisis, algunos de los miembros del Core Group, como el representante de Canadá, empiezan a hablar de una transición amañada pero sin tocar al actual primer ministro.
Así como tras las muerte de Moïse los miembros de este grupo de contacto pusieron a dedo a Henry con el objetivo de intentar cerrar la crisis por arriba, avasallando la soberanía del pueblo haitiano, ahora buscan que Henry sea parte de la trasnsición para evitar que sean las protestas en la calle las que lo terminen tirando abajo. Sin embargo, la radicalización de la dinámica actual muestra que puede ser muy tarde para una salida de este tipo, las movilizaciones en la calle ya piden su cabeza y no cuenta con ninguna legitimidad para ser parte de un plan de transición.
Como ha quedado demostrado a lo largo de los años ninguna solución que venga de la mano del imperialismo y organizaciones como la ONU o la OEA pueden ser beneficiosas para el pueblo haitiano.