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La Izquierda Diario
4 de octubre de 2022 Twitter Faceboock

Saltando Muros. Chubut
La relacion de fuerzas se construye
Redacción Chubut

Esclavos de la máquina, del capataz, de toda la clase capitalista, los obreros del neumático se rebelaron y triunfaron. Un faro en medio de la crisis para toda la clase obrera

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El gran triunfo de los trabajadores del neumático sin dudas constituye la noticia destacada a nivel nacional.

Esto no significa desconocer la realidad política sobre la que se desarrolla, sino justamente, ir a la raíz del problema político que conlleva.

Porque, por un lado, fue un golpe de realidad a los agoreros de la “correlación de fuerzas” siempre dispuestos a dejar pasar todo ataque en nombre de la debilidad ante el enemigo. También, fue un sopapo para la derecha reaccionaria que llamo a carnerear el paro y pidió bala o cárcel para los trabajadores, y hoy festejan el ballotage que logró Bolsonaro.

Justamente en Brasil, los trabajadores de Bridgestone amenazaron con parar la producción ante la posibilidad de que la empresa boicoteara la huelga del neumático con el producto de su trabajo. Esta muestra de solidaridad internacional se dio pocos días antes de una elección en la que la derecha bolsonarista logró mayor peso en el congreso y las gobernaciones, logrando ir a segunda vuelta con Lula, quien lleva como vice a Geraldo Alkhim su conftrincante en las elecciones de 2006.
Esta alianza del PT con sectores de derecha, en pos de derrotar a la ultraderecha, hacen difícil creer que, en caso de ganar Lula, el PT pueda enfrentar la herencia de reformas antiobreras que dejará Bolsonaro en materia laboral y de seguridad social.

Pero volviendo a Argentina, los trabajadores del neumático enfrentaron al poder empresario, mediático, gubernamental y político, logrando lo que las patronales del neumático no estaban dispuestas a ceder.

Por otro lado, mostraron la fuerza de la clase obrera capaz de derrotar a este lobby pro empresario y construir una correlación de fuerzas favorable a su reclamo, buscando y recibiendo la solidaridad de otros sectores en conflicto como el Hospital Garraham, los docentes y estudiantes secundarios y un amplio sector de trabajadores de todo el país como reflejamos en La Izquierda Diario. Esta vigencia de la lucha de clases, puesta de manifiesto en la identificación consiente de que “si gana el neumático, ganamos todos”, actualiza el debate en torno a la organización sindical como herramienta de lucha, y también la necesidad de poner en discusión el modelo sindical instaurado por el peronismo.

El acuerdo firmado por el SUTNA y refrendado en una asamblea masiva el viernes pasado, logró una paritaria que le gana a la inflación en el periodo 2021-2022, y que la equipara de cara a los cálculos de inflación para el periodo 2022-2023, con una clausula gatillo atada a la inflación mensual desde marzo del año que viene.

Quedó abierta la pelea por el pago de las horas extras al 200% los fines de semana, pilar de un esquema de flexibilización laboral impuesto en los noventa, junto con el régimen de turnos rotativos de 7x2 -siete días de trabajo por dos de franco- con el aval de las burocracias sindicales que la semana pasada pidieron al gobierno ser “duro” con el SUTNA.

Allí, en ese cuestionamiento tan sentido por obreros que se “rompen” en los ritmos impuestos por la sed de ganancia patronal, radica un elemento central de la contundencia de la lucha del neumático, que una conducción producto de la recuperación del sindicato supo poner en la balanza para pelear durante estos cinco meses.

Y es que romperse en el trabajo es algo que no tiene precio. Las hernias de discos que Sebastián Tesoro o Víctor Ottoboni entre otros muchos obreros del neumático pusieron de manifiesto en las entrevistas que le hicieron los medios que les dieron voz, como Radio Sudaca, son el testimonio de que las enormes ganancias empresarias son a costa de las vidas obreras. También, de su tiempo libre, regido por el cambio semanal de turno y un fin de semana cada 40 o 50 días.

Para los y las trabajadoras de la educación, con los dobles turnos y el estrés resultante de ello, o para los y las trabajadoras de las plantas de procesamiento de pescado, con tendinitis crónica por el trabajo en frío, los ritmos de producción y los elementos químicos tóxicos como el sulfito, o para los petroleros, bajo regímenes de trabajo fuera del convenio o con la “adenda Vaca Muerta” que ya se ha cobrado varias vidas, o para los auxiliares, portuarios, marineros, cosecheros, el personal de salud, los trabajadores de la recolección de residuos o los choferes de colectivos, estos ritmos son fatales.

Esta estructura de precarización laboral, con salarios de miseria y ritmos agobiantes, debiera ser un elemento aglutinante de la bronca ante la crisis y el ajuste para unir más a la clase trabajadora como causa común que los discursos mediáticos. Y en cierta medida, la solidaridad expresada con el conflicto del SUTNA lo demostró.

En los noventa, junto con esta estructura económica cada día más atrasada, primarizada y depeniente, se instaló el discurso de que lo político es malo. Que una huelga sea atacada por tener objetivos políticos parece un discurso común en los medios y en el sentido común que moldean ¿pero, que hay más político que discutir quien se queda con que parte de lo que producimos con nuestro trabajo? ¿no es político discutir quien tiene derecho a decidir sobre nuestras vidas?

El elemento político esta presente en esta lucha y en cada lucha. La intervención de Sergio Massa extorsionando con abrir la importación de neumáticos, del ministro Moroni llevando a la justicia a los trabajadores y no a la patronal que impuso un lock out, las declaraciones de los burócratas de la CGT o la política de subsidios, aranceles preferenciales, acceso al dólar importador, IFE y tantas otras medidas en favor de Bridgestone, Pirelli y Fate ¿no constituyen elementos políticos en favor de las patronales?

Pareciera que el problema radica en que sean los y las trabajadoras quienes hagamos política, que el miedo de los patrones y sus partidos es que hagamos política por fuera de los partidos patronales con nuestras propias reivindicaciones.

Y es que el salto de la lucha sindical, donde se debaten los términos de la explotación, es decir, la remuneración económica por nuestro tiempo de vida dejado en la producción o algunos aspectos de la gestión de la misma, hacia la lucha política, es decir, el cuestionamiento mismo de la explotación, donde los trabajadores intervienen en el proceso productivo condicionando los ritmos de trabajo, la ganancia patronal y, sobre todo, la participación en el producto del trabajo, es lo que mas temen las patronales.

Madanes Quintanilla, dueño de FATE, ALUAR, la represa Futaleufú y la 18° fortuna del país lo dejó de manifiesto cuando en TN dijo que los sindicalistas “quieren tomar el control de la empresa”. Nada más lejano a la realidad en este caso, pero el hombre tiene mirada a futuro. Si las patronales eran derrotadas en este aspecto mas estructural de cuestionar el convenio, podían perder una enorme fuente de ganancias.

Como explica Paula Varela en una entrevista en Diario Ar, a través de este esquema de flexibilización, las patronales se apropian de 16% mas de trabajo no remunerado a los trabajadores. No remunerado, pero que los rompe física y moralmente al impedir el desarrollo de una vida social autónoma de los ritmos que impone el trabajo.

Allí, en la denuncia de esta realidad brutal de precarización y miseria que vive la clase trabajadora, reside buena parte de lo que puso de manifiesto la lucha del SUTNA, y allí reside la potencialidad de que este enorme triunfo con todo en contra, sea una referencia para que ese gran ejercito de esclavos insurrectos se ponga en pie.

Y para que la clase trabajadora sea la protagonista de luchas triunfantes contra la crisis y el ajuste que descargan sobre sus espaldas, es necesario construir un gran partido socialista de la clase trabajadora, capaz de unir y coordinar las luchas, elevando la mirada desde la reivindicación económica a las reivindicaciones políticas que como clase tenemos y que son opuestas e independientes de los partidos patronales. Porque si otra cosa demostró esta enorme lucha, es que la izquierda es la única fuerza política consecuente con los intereses de la clase trabajadora.

Este 8, 9 y 10 de octubre se viene el 35 Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias en San Luis y nuestras compañeras de Pan y Rosas, al igual que miles de mujeres en todo el país, se están preparando para viajar desde Trelew.

El suplemento de P&R que ya podes conseguir en Trelew dice “Tenemos que prepararnos para que junto a los trabajadores y los movimientos sociales que movilizan, podamos derrotar el plan de ajuste del gobierno que le dicta el FMI y aplican Alberto y Cristina contra las mayorías populares mientras convocan con brazos abiertos a un dialogo para buscar consensos con la derecha opositora que pide aun mas”

Después de dos años sin realizarse, será una gran oportunidad de organizarse para enfrentar el ajuste peleando por sus derechos.

 
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