Este lunes los trabajadores petroleros de las empresas ExxonMobil y Total votaron en varias de las principales refinerías del país la estensión de la huelga que llevan adelante por aumento de salarios. La inflación en Europa supera índices no visto en décadas, lo que ya ha erosionado los ingresos de las y los trabajadores, y alentado huelgas en varios países.
Francia no es una excepción, como lo muestra la huelga petrolera. Un sector estratégico en medio de la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, que el Gobierno de Macron quiere frenar y derrotar para evitar que su ejemplo sea seguido por el resto de las y los trabajadores del país.
En el caso de la petrolera ExxonMobil, los trabajadores ya llevan tres semanas de huelga y este lunes renovaron en asambleas y por mayoría absoluta continuar con la acción. En la refinería de Exxon en Notre-Dame-de-Gravenchon, la huelga se renovó por unanimidad.
En la empresa Total, la huelga ya lleva dos semanas y es histórica por su masividad. Las asambleas votaron continuar la acción en la refinería de Normandía, la mayor de Francia, que se encuentra totalmente cerrada.
Es una demostración clara de que a pesar de las extorsiones y ultimatums del Gobierno y las empresas, los huelguistan no cederán y seguiran exigiendo sus reivindicaciones. Estas gigantes empresas petroleras son realmente inflexibles y ofrecen aumentos miserables que están muy por debajo de la inflación a pesar de tener ganancias récord.
Exxon dice que está ofreciendo un aumento del 6,5%, pero según la central sindical CGT la propuesta incluye bonos por antigüedad y otros beneficios, es decir que no sería un aumento de sueldo real. La realidad es que la empresa no se mueve ni un centímetro y mantiene su propuesta de aumento del 5,5% (por debajo de la inflación) cuando los huelguistas reclaman el 7,5%. Por el lado de Total, la apertura de negociaciones está condicionada al levantamiento de la huelga. Un ultimátum inaceptable que sólo busca socavar la principal herramienta de lucha de los trabajadores como es la huelga.
Las mentiras del Gobierno, las empresas y los medios
Ante la continuación del paro, el Gobierno decidió endurecer el tono. La primera ministra, Elisabeth Borne, convocó urgentemente una reunión de crisis en su residencia oficial de Matignon. Los ministros del Gobierno de Macron idearon una nueva propaganda mediática contra los trabajadores. La primera mentira que buscaron difundir es que Exxon ya habría negociado y llegado a un acuerdo con los trabajadores, cuando en realidad solo lo hizo con el sindicato CFDT y el sindicato de ejecutivos, que no participan en la huelga, y que aceptaron la propuesta de los empresarios. En cuanto a la Total la mentira difundida por el Gobierno y los medios es que la empresa estaría dispuesta a negociaciones abiertas, calificando el útimatum de esta como una "mano tendida" a los trabajadores.
Las empresas, el Gobierno y los medios actúan en comun contra la huelga y difunden otras mentiras como que un operario promedio gana unos 5.000 euros por mes cuando en realidad los trabajadores lo desmienten mostrando que algunos de ellos con 20 años de antiguedad y distintas conquistas conseguidas a lo largo del tiempo llegan como mucho a los 3.000 euros, y el resto se encuentra muy por debajo de ese salario. En este contexto, los medios por supuesto olvidaron mencionar que Patrick Pouyanné, el CEO de Total, aumentó un 52% sus ingresos en 2021, llegando a una remuneración anual de 5,9 millones de euros.
La otra mentira es querer responsabilizar a los trabajadores de la posible escasez de combustible cuando, a pesar de las ganancias extraordinarias que registraron las empresas, los trabajadores vienen reclamando por distintas vías desde el mes de junio por un aumento sin ser escuchados.
Con estas mentiras el Gobierno busca hacerse de una base social que les permita avanzar sobre la huelga con medidas represivas, ya sea mediante allanamiento o requisas de los piquetes en los portones y entradas de las refinerías.
Este método de intentar romper los piquetes por la fuerza represiva ya fue usado sistemáticamente en 2010, cuando las refinerías estaban al frente de la lucha contra la reforma de las pensiones de Sarkozy, y al año siguiente le costó a Francia una condena por parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La campaña oficial por ahora no ha logrado calar en un sector masivo que pida la represión a los petroleros, más bien lo que es masivo es el descontento por la perdida salarial que implica la inflación histórica. El esfuerzo del Gobierno, las empresas y los medios en desprestigiar a los huelguistas, insistiendo en el desabastecimiento e invisibilizando sus demandas, es porque temen que este paro salarial se extienda y sirva de ejemplo para todos los trabajadores del país. |