Este lunes habrá tres actos, dos de las cúpulas cegetistas. Por un lado Daer, Barrionuevo y los “gordos”; por otro Moyano, Pignanelli y Palazzo, con la participación de las CTA de Yasky y Godoy, así como de Máximo Kirchner y el PJ Bonaerense. En medio de la crisis y el ajuste, ninguno anuncia medidas de lucha, solo rosquean los proyectos del peronismo hacia 2023.
Hoy los homenajes del 17 de Octubre tendrán distintos actos pero un mismo escenario: la crisis del peronismo. Si el “día de la lealtad” recuerda esa jornada de 1945 donde miles de trabajadoras y trabajadores reclamaron juntos por quien consideraban su referente político, el general Perón, este año mostrará un sindicalismo peronista dividido, alejado hace rato de las calles y sin la presencia de sus actuales “referentes”, que encima son varios.
Con la respuesta al atentado a Cristina Kirchner ya habían tenido chispazos. Luego siguió la amenaza de renuncia de Pablo Moyano y otros cruces. Este 17 de octubre mostrará otro capítulo de esa grieta.
Nace la “mesa político sindical” de los Gordos y Barrionuevo
¿Cuándo y dónde? Uno de los actos será desde las 11 horas, en el estadio porteño de Obras Sanitarias. Allí se lanzará lo que algunos llamaron Espacio Sindical Peronista y otros Movimiento Nacional Político-Sindical. Ya veremos.
¿Quiénes? Entre los convocantes al acto y por lo tanto referentes del futuro “movimiento” están los secretarios generales Héctor Daer y Carlos Acuña, otros integrantes de la “mesa chica” como Gerardo Martínez (UOCRA), Armando Cavalieri (Comercio), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), además de Guillermo Moser (Luz y Fuerza), Rodolfo Daer (Alimentación), Omar Maturano (La Fraternidad), Roberto Fernández (Colectiveros) y el citado Barrionuevo.
¿Para qué? Más allá del nombre, lo que queda claro es que es un agrupamiento de un sector importante del sindicalismo peronista para reorganizarse en medio de la crisis partidaria y ubicarse ante las discusiones hacia 2023. Los gordos, independientes y barrionuevistas mandan un mensaje político hacia otros sectores del Frente de Todos. Por un lado, que quieren recuperar “peso parlamentario” en las listas hoy ninguneado por la lapicera de las y los “políticos” del movimiento (que encima favoreció al sindicalismo kirchnerista). Por otro, desde la CGT evitan impulsar el acto que organizaba Alberto Fernández en Tucumán y ahora está en duda. Quedar pegados a un Presidente debilitado en su gestión pero también dentro del partido, no es buen negocio. Además le permite tomar distancia del kirchnerismo, que anunció un acto en Quilmes, también en duda.
Quizás uno de los que mejores resumió el propósito fue Luis Barrionuevo: "las paritarias son la herramienta de los sindicatos, la CGT seguirá discutiendo los temas laborales, con la Mesa Sindical hay que salir a hacer política" (IProfesional).
Ya avisaron que no tendrá ninguna mística de “17 de octubre”. "Serán unas seis mil o siete mil personas, pero será un evento solo para delegados, dirigentes y gente de cada una de las estructuras" dijeron a Página 12 los organizadores. O sea un evento de los “cuerpos orgánicos” para comenzar a organizar el aparato cegetista hacia 2023.
“Unidad nacional”
El slogan de la otra marcha es, hay que decirlo, más confuso. Según el afiche lanzado por el Frente Sindical que integran Camioneros y Smata, el 17 de Octubre “se convoca al pueblo argentino a la Unidad Nacional por la soberanía y la justicia social”. Una “unidad nacional” que ni siquiera puede mostrar una unidad del sector del que forman parte. Raro.
¿Cuándo y dónde? Será este 17 de octubre en la Plaza de Mayo, desde las 16 horas.
¿Quiénes? Además de los gremios del Frente Sindical (Camioneros, SMATA, Vialidad, Taxistas) serán parte los que impulsan la Corriente Federal (bancarios, lecheros, gráficos, judiciales), se espera la presencia de la nueva conducción de la UOM y ya están convocando las dos CTA, la que lidera Hugo Yasky pero también la de Hugo “Cachorro” Godoy. También estará presente un agrupamiento de organizaciones de empresas “Pymes”, cooperativas y “pequeños agricultores”. Por último sumó la adhesión al acto nada menos que el PJ bonaerense, liderado por Máximo Kirchner con acompañamiento del massismo, con la presencia de ministros, intendentes y diputadas.
¿Para qué? El espacio que lidera Pablo Moyano busca mostrar sus diferencias tanto dentro como fuera de la CGT. Busca mostrarse en las calles y presentar en el acto "una propuesta del campo popular en este momento de la Argentina". Se leerá un documento que propondrá una reforma judicial y una nueva Corte Suprema, reclamará una “mayor intervención del Estado en el control y planificación de la economía”, así como “terminar con las prácticas monopólicas y oligopólicas de los grupos concentrados”. Según adelantó Página 12, un fragmento plantea que "nuestro gobierno no puede seguir sujeto a los condicionamientos de sectores corporativos que privilegian sus intereses por sobre el interés de las mayorías". ¿”No puede seguir” hasta cuándo? Ya arranca el último tramo del mandato, muchachos.
Habrá un tercer acto, aunque en este caso de las organizaciones sociales cercanas al oficialismo como el Movimiento Evita, Barrios de Pie y la CCC. Harán un Cabildo Abierto en La Matanza, en el Estadio de Laferrere. También allí el principal motivo será electoral. Es que los "cayetanos" quieren jugar en el territorio, sobre todo bonaerense, en las internas del Frente de Todos.
Otras lealtades, otra salida
El 17 de octubre de 1945 una masiva movilización trabajadora reclamó la libertad del hombre que creían que podía otorgarles derechos que no tenían. A cambio de hacerlo, Perón impuso la subordinación de las organizaciones obreras al Estado (y a su propio movimiento) y de aquellas bases combativas a las cúpulas “sabias y prudentes”. La lealtad a Perón era al mismo tiempo la pérdida de cualquier independencia política.
El 17 de este año mostrará otro capítulo de la crisis del peronismo. Desde que asumió hace casi 3 años y decidió continuar con el camino del ajuste y el pago de la deuda al FMI, no ha parado de perder capital político ante millones que lo votaron con alguna ilusión de al menos “recuperar lo perdido”. El sindicalismo peronista no ha hecho más que acompañar esa deriva derechista. Los que hablan de "soberanía y justicia social" también permitieron el saqueo de la deuda, se sacaron fotos en la Embajada de EE.UU y dejaron pasar todos los ataques al salario y las condiciones de vida. No hubo grietas ni divisiones.
Pero el sindicalismo peronista se enfrenta ante una disyuntiva: si quiere jugar algún rol para aplastar o canalizar el descontento social que se vuelve a expresar, tiene que reubicarse. La emergencia de sectores autoconvocados, el desborde a las conducciones burocráticas en los conflictos docentes o el reciente protagonismo del SUTNA en el conflicto del neumático preocupan a la burocracia y el peronismo.
Por eso, los proyectos cegetistas son un llamado de atención para las y los luchadores, el activismo y el sindicalismo combativo. La crisis traerá más temprano que tarde lucha de clases, pero sobre todo un debate sobre cuál es la salida a la crisis. La derecha quiere más ajuste, el peronismo le “roba” su programa mientras busca llegar con chances a octubre de 2023. La izquierda, el sindicalismo combativo, el movimiento piquetero independiente y la juventud rebelde tienen el desafío de seguir en la calles para impulsar las luchas e imponerle un paro general a la CGT y las CTA. La propuesta del PTS de organizar un Encuentro para poner en pie una Coordinadora Nacional de ocupados y desocupados va en ese camino.
Pero la crisis del peronismo y sus reacomodamientos plantean otro desafío clave: la izquierda y el clasismo tienen que fortalecer una alternativa sindical y política en cada gremio y lugar de trabajo, para que la clase trabajadora avance en una perspectiva independiente de las distintas alas de la burocracia y pelee para que la crisis la paguen los capitalistas.