A menos de diez meses de agosto de 2023, mes en que se realizarían las ahora cuestionadas PASO, las internas de las coaliciones que agrupan a los partidos tradicionales y patronales, se recalientan.
La grieta al interior del Frente de Todos, con Alberto Fernández y Cristina Kirchner sin hablarse, y con un ministro de Economía al cual la “luna de miel” ya se le terminó y empieza a recibir los primeros dardos desde el ala kirchnerista, tiene su otra cara de la moneda en la oposición de Juntos por el Cambio. A la disputa entre el centenario partido radical y el partido amarillo, se le agrega la interna cada vez más enardecida al interior de esos partidos.
En el marco de las últimas semanas, con las acusaciones de Manes contra el fundador del PRO, Mauricio Macri, a quien le recordó el espionaje ilegal contra propios y ajenos durante su gestión y rotuló su gestión como “populismo institucional”, y de la renovada aparición mediática del ex presidente con la excusa de la presentación de su nuevo libro “Para qué”, la ex ministra de Seguridad que carga en su haber con los crímenes de Estado de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, durante las represiones llevadas adelante en el sur contra comunidades mapuche, no quiere quedarse atrás en la carrera y salió a desplegar parte de lo que sería su programa en un eventual gobierno desde 2023.
En una entrevista realizada por la periodista Silvia Mercado del diario el Cronista, la ex ministra de trabajo durante el gobierno de la Alianza, dejó entrever algunos de los principales puntos de un eventual plan de gobierno. Más mano dura y represión, una reforma laboral contra los derechos de los trabajadores, y una economía con un dólar libre que pueda usarse libremente, fueron tres de los ejes propuestos por la presidenta del PRO.
En el plano de la "Seguridad", parándose sobre la represión llevada adelante por el Frente de Todos en Villa Mascardi contra una comunidad mapuche, aprovechó la oportunidad para, como es habitual, pedir aún más mano dura. “Si no los encontrás (a los pobladores) en la montaña te tenés que quedar a esperarlos. Cuando nosotros los desalojamos, esperamos y después volvieron y hubo un enfrentamiento de la Prefectura”. Se refiere nada menos que a la represión que llevó adelante durante el gobierno de Macri, en la cual el grupo Albatros de la Prefectura Naval asesinó por la espalda el 25 de noviembre de 2017 al joven Rafael Nahuel de tan solo 22 años y miembro de la comunidad mapuche en Río Negro.
En esa sintonía sostuvo que “nuestra política será entrar desde el primer día en las zonas de la Patagonia y Rosario que estén tomadas y fuera de la ley”. El martes a la noche, en el canal La Nación+, durante una entrevista con Jonathan Viale, subía más la apuesta y proponía mandar a esos territorios a las Fuerzas Armadas, aunque tomando el recaudo de antes “modificar la ley”…
El envalentonamiento de la ex ministra de Seguridad en este terreno no podría entenderse sin la represión en Río Negro por parte del Gobierno Nacional, haciendo realidad las aspiraciones de los dirigentes de la oposición patronal que piden palo y bala contra las comunidades casi como deporte.
En el plano de las relaciones laborales, Bullrich viene elaborando un proyecto que busca instalar en el debate parlamentario a través de una serie de iniciativas. Es un objetivo compartido en Juntos por el Cambio, tanto entre los llamados halcones, como en las palomas. En ese tema no hay fisuras para avanzar contra los derechos y conquistas de los trabajadores, con el fin de garantizar mayores márgenes de ganancia a las patronales. Bajo el pretexto de “modernización”, el plan de Bullrich plantea la negociación de convenios por empresa, la “reformulación del proceso indemnizatorio”, y “reducir los costos de ingreso al mercado laboral formal” para las empresas.
Las ideas de Bullrich no tienen nada de original, pero encuentran terreno fértil para ser propuestas en medio de la crisis económica y social durante el Gobierno del Frente de Todos, y el programa de fuerte ajuste que lleva adelante a pedido del FMI.
En lo económico, como respuesta a la inflación, Bullrich defendió durante esa entrevista, la idea de un “régimen bimonetario”, donde pueda haber “una circulación libre del dólar para todo tipo de transacción y que conviva con el peso”, junto a “prohibir la emisión monetaria” y modificar la carta orgánica del Banco Central. Este tipo de dolarización a medias que propone provocaría una devaluación gigantesca de la moneda local. Además de que ese tipo de plan significaría una importante pérdida de soberanía monetaria y un golpe muy duro al poder adquisitivo de las mayorías trabajadoras.
Ni las viejas recetas de Bullrich en Juntos por el Cambio, que buscan disputar base electoral con Javier Milei, ni las políticas de ajuste que aplica el Frente de Todos, traerán algo favorable a las grandes mayorías. Para terminar con el aumento de la pobreza en los trabajadores formales, la suba de la indigencia y la pérdida de poder de compra de los salarios e ingresos, es necesaria una política de otra clase, que ponga por delante los intereses de las y los trabajadores, y no de los empresarios que cada vez se quedan con una porción mayor de la torta. |
