Eva era feminista, criticaba el lugar subordinado de las mujeres en las relaciones heterosexuales, cuestionaba los roles de género, era vegetariana y militaba contra la crueldad animal. Si no hubiera nacido en 1870, su cara podría aparecer en cualquier asamblea o marcha feminista del siglo XXI. Se negó a apoyar al gobierno inglés durante la Primera Guerra Mundial (cuando el pacifismo significaba persecución) y apoyó la causa nacional irlandesa (de la que su hermana Constance fue heroína), pero su huella quedó marcada en otro lugar.
Sin voz ni voto
Eva Gore-Booth fue una poeta, sufragista radical y sindicalista irlandesa. Perteneció a todo grupo sufragista que se le cruzó pero no la conformaba el derecho al voto. Lo creía indispensable pero pensaba que gran parte del sufragismo dejaba afuera a la mayoría de las mujeres. Al mismo tiempo, ciudades industriales como Manchester funcionaban con mucha mano de obra femenina pero los sindicatos no la organizaban. El lugar donde se cruzaban la explotación de clase y la opresión de género era tierra de nadie pero estaba superpoblado.
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