Hace algunas semanas venimos diciendo que la lucha de los trabajadores del SUTNA le marcó la cancha al Gobierno y los empresarios. Ahora que bajó un poco la espuma del conflicto, pero no la de la realidad y la crisis social, los resultados más allá de las fábricas del neumático se pueden mirar un poco más de cerca.
Una de las discusiones más importantes esta semana y que seguramente va a seguir en agenda porque aún no tiene resolución, fue la de las paritarias. El Sindicato del Vidrio consiguió el mayor aumento con un 112,4 %, seguido por el Sindicato de Obreros Navales con un 110 % y el de empleados de la industria del Seguro con un 109 %.
Los tres casos son de acuerdos que tienen vigencia hasta marzo, por lo que si no se vuelven a actualizar hasta ese momento, pueden llegar a perder con la inflación. Pero no dejan de ser números altos.
La disputa abierta en Camioneros presenta problemas para el Gobierno. Pablo Moyano pidió un 131 % y anunció que si no los escuchan las patronales, la lucha del SUTNA será “un poroto”.
Más allá del caso particular, en estas peleas -que todavía no pasan del terreno mediático-, se ve de forma distorsionada la bronca y el malestar de las bases, que vienen perdiendo en su salario real hace seis años. Pero también se ve la fuerza de tomar medidas y frenar la producción como una herramienta fundamental de la clase trabajadora. El efecto SUTNA va por partida doble: luchar garpa y se puede enfrentar el ajuste del Gobierno.
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