Una verdadera vergüenza fue lo que se vivió durante las elecciones de Evopoli ya que de los más de 17 mil militantes habilitados para votar, solo 1402 de ellos votaron, y eso que la elección fue electrónica.

Con el 55,04% (771 votos) se impuso Gloria Hutt, ex ministra de Piñera, contra el senador Luciano Cruz-Coke, ambos candidatos venían discutiendo qué proyecto político debía representar el partido de cara al próximo periodo.

Según la interna del partido Hutt propuso un giro al centro, despegándose de la cercanía a la que Luz Poblete y Cruz-Coke habían llevado hacia republicanos y diferenciarse más en términos ideológicos con la UDI.

Pero lejos de los debates y conflictos que se dieron en los pequeños espacios de este partido, la realidad es que el verdadero resultado sobre él hay que tomar atención es la bajísima participación que tuvo la elección.

De los más de 17 mil militantes que podían votar, el hecho de que solo 1400 votaran es muestra de la crisis del partido y su proyecto derechista más allá de si prima el ala liberal-reformista (Hutt) o la más conservadora (Cruz-Coke), que la presidencia de un partido que posee tres senadores y cuatro diputados y una larga serie de representantes en el Estado, sea electo con 700 votos es muestra de lo superestructuralizado que se encuentran los partidos políticos tradicionales.

Este debate es relevante ya que son estos personajes quienes se sientan en las cocinas parlamentarias y las altas esferas del poder, las que son invitadas a los programas de debate político a hablar siendo que representan a una insignificante minoría y peor aún todos defienden los mismos intereses: a los grandes empresarios.