La elección más polarizada y tensa de las últimas décadas llegó a su término y comienza el conteo de votos. Con el 98% de los votos contados, Lula da Silva conseguía el 50,83% de los votos válidos, superando al actual presidente Jair Bolsonaro que quedaba en el 49,17% de los votos.
La ventaja final de Lula fue mínima. Bolsonaro se fortaleció en relación al resultado de la primera vuelta. A eso se deben sumar las maniobras antidemocráticas llevadas adelanta por la Policía durante la votación especialmente en el Nordeste.
En una comparación con el resultado de la primera vuelta, Lula suma unos 2 millones de votos mientras que Bolsonaro suma más de 7 millones. La alianza de Lula con la derechista Simone Tebet, del MDB, o el PDT de Ciro Gomes no sé transformó en una ventaja que le dé victoria amplía al líder del PT.
Durante la jornada se vivieron momentos de mucha tensión debido a distintos aprestos represivos llevados a cabo por el Ejército y la Policía en favor de Bolsonaro. Entre los más notorios se vio el accionar de efectivos militares impidiendo el paso de micros cargados de electores o directamente reprimiendo en las cercanías de centros de votación.
El Partido de los Trabajadores de Lula reaccionó muy tibiamente pidiendo que se diera una hora más de votación pero la Justicia negó este derecho elemental democrático y no sancionó a ningún militar, justificando su decisión en que solo habría habido demoras pero que la posibilidad de votar no se habría visto afectada.
La campaña electoral venía recalentada por parte de la ultraderecha que protagonizó acciones violentas contra partidarios de Lula como la diputada aliada de Bolsonaro, Carla Zambelli, que persiguió con una pistola automática a un hombre negro por manifestar su apoyo al candidato del PT.
Los militares difundieron explícitamente su apoyo a la reelección de Bolsonaro, desde el más alto nivel como el general Boas, hasta en la calle, deteniendo buses para hacer propaganda electoral "con las armas en la mano".
Además, el presidente denunció sin pruebas supuestas "manipulaciones" electorales en su contra, dejando entender que podría no reconocer los resultados en caso de perder. Pasadas las 23 h de este domingo, aún Bolsonaro no había hablado. Sin embargo, la situación podría seguir en tensión, tomando en cuenta las denuncias previas.
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