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1ro de diciembre de 2024 Twitter Faceboock

Mundo obrero
Pongamos nuestras demandas al centro: trabajadores y trabajadoras a organizarnos contra la inflación y la carestía de la vida
Antonio Paez | Dirigente Sindicato Starbucks Coffe Chile
Camila Meza | Arquitecta USACH - ex candidata a diputada por el Distrito 12
Joseffe Cáceres | Trabajadora UMCE y vocera de Pan y Rosas Chile

En Chile la derecha y los empresarios están envalentonados tras el triunfo del rechazo, quieren limitar toda reforma, y descargar la crisis sobre nuestros hombros. Mientras tanto el Gobierno de Boric busca implementar la política securitaria de la derecha, renunciando a su propio programa.
Necesitamos enfrentar la crisis, y poner al centro la agenda de los y las trabajadores, tomando y potenciando el ejemplo de organización y ocupación productiva del Fundo Huite en Paillaco, entre comunidades mapuche y el sindicato de Chilterra, y levantando una campaña nacional contra la carestía de la vida.

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A nivel internacional la clase trabajadora y los sectores populares padecemos la crisis económica y social. El escenario es cada vez más complejo y los grandes empresarios se enriquecen a costa nuestra, el aumento de los servicios básicos como la luz, el agua, la alimentación, la bencina, se encuentra por las nubes, y el sistema capitalista nos muestra hacia dónde quiere arrojarnos, la absoluta miseria, todo eso en el marco de las consecuencias de la guerra en Ucrania en curso, con fricciones entre las potencias imperialistas y una pandemia que no acaba.

En Chile la derecha y los empresarios están envalentonados tras el triunfo del rechazo, quieren limitar toda reforma, descargar la crisis sobre los trabajadores, dar más facilidades a los dueños de Chile para seguir ganando millones, en Chile solo el primer trimestre, estos han ganado más de US$ 1.600 millones mientras el pueblo se empobrece.

Mientras tanto el Gobierno de Boric busca implementar la política securitaria de la derecha, renunciando a su propio programa. Pasando de la reforma a Carabineros, al fortalecimiento de los aparatos represivos y la ratificación de asesinos como Yañez. La prolongación de la militarización en el Wallmapu, es cada vez más evidente y estructural, como ya lo ratificó la ministra Toha. O toda la política al TPP11 que buscan zanjar este a fin de año, sin siquiera negociar los aspectos más irritantes del tratado, como lo habían anunciado. Como si fuera poco, Boric ofrece el cobre a trasnacionales con un royalty minero ridículo, mientras la recesión se cierne sobre el país y el Gobierno se ocupa sólo de asegurar buenas condiciones para los negocios.

Por lo mismo, son miles los que día a día rompen sus ilusiones con el Gobierno. Y es claro que desde el Frente Amplio hasta el Partido Comunista de Carol Cariola y Camila Vallejos en el Gobierno, están gobernando al ritmo de las políticas de la derecha. Y no solo ahora. El Gobierno encabezó la campaña del Apruebo, bajando las expectativas y poniendo las ideas de la derecha por delante, intentando llegar a un supuesto centro para dar garantías a empresarios y al régimen.

Pero el gobierno del FA y el PC no estuvo solo en el barco del apruebo. Las principales organizaciones sindicales como la CUT y el Colegio de Profesores e incluso algunas como la Unión Portuaria, en vez de apostar por la fuerza, la organización, la coordinación y los métodos de la clase trabajadora para hacerle frente al drama social de las alzas, prefirieron poner todas las fichas en votar apruebo, incluso evitando hacerle olas al gobierno, manteniendo de esa forma a las y los trabajadores en la pasividad. Mientras subían los precios de los alimentos estos dirigentes se dedicaban a predicar lo bueno que eran algunos artículos de la Constitución. Terminando incluso aceptando, un aumento salarial de 400 mil pesos, a medida de los empresarios, no así, de las necesidades de las familias trabajadoras.

Mientras las direcciones sindicales se mantienen en la resignación, la crisis económica se profundiza y golpea fuertemente a las familias trabajadores y a los sectores populares en Chile. El país posee una de las inflaciones más altas del continente, el IPC si bien no se disparó este mes mantiene en un ascenso permanente. Por si fuera poco, el FMI augura para el 2023 una caída estructural del PIB en Chile, y la OCDE confirma el diagnóstico de recesión para el próximo año. Los empresarios y el régimen, buscan promover con esto su agenda, para instalar el miedo, la desconfianza y la resignación, para que la crisis la paguemos los y las trabajadores.

En el terreno internacional, la reciente huelga de los obreros de sectores estratégicos de la refinería y la energía en Francia, en el marco de la crisis del precio del petróleo, constituyó un enorme ejemplo. Superando incluso a las direcciones burocráticas sindicales ¿Cuál fue la razón de su movilización? Los sueldos que están por debajo del incremento inflacionario, esta pelea conserva tal fuerza vital, que puso entre la espada y la pared a Macron, uniendo en movilización a trabajadores de las automotrices, los aeropuertos y la juventud.

Las y los trabajadores en Chile, también comenzamos a dar muestras de inconformidad, y distintas luchas, en su mayoría aun aisladas, expresando que la resignación y la pasividad impuesta por las direcciones sindicales y el Gobierno, comienzan a cuestionarse.

Las y los trabajadores de diversas organizaciones sindicales de funcionarios y trabajadores del estado como la ANEF, el Colegio de Profesores, de la salud entre otros, presentaron este miércoles en el ministerio de Hacienda un pliego de demandas que dicen relación con el aumento salarial que será discutido en el presupuesto de la nación. Los trabajadores nos enfrentamos a un gobierno que busca realizar un ajuste del gasto fiscal que implicaría mayor precarización, esto debemos enfrentarlo. Vías de como hacerlo hoy tenemos.

Ejemplo de esto es el encuentro internacional de trabajadores y trabajadoras de la comida rápida, organizado por el sindicato de Starbucks. Dónde participaron trabajadores de la salud, educación y transporte. Espacio que busca impulsar la campaña nacional contra la carestía de la vida y el aumento del sueldo, desde los 650 mil pesos. Al mismo tiempo que nos invita a levantar coordinaciones territoriales con esta iniciativa.

Pero si se trata de mostrar una perspectiva, la ocupación productiva del Fundo Huite, en la Región de los Ríos es clave. El importante fundo lechero de la región, se encamina a la quiebra, atrapado entre las deudas del propietario y los precios usureros de trasnacionales como Soprole y Prolesur. Los obreros del sindicato de Chilterra junto a comunidades Mapuche han hecho ocupación de la planta lechera, y la han puesto a funcionar bajo gestión de los trabajadores. El sindicato ha tomado en sus manos la pelea por la restitución de las tierras ancestrales y a su vez, las comunidades Mapuche defienden los puestos de trabajo de las y los trabajadores, que ponen la planta a producir para llegar a la población y los territorios con precios justos. La clase obrera de sectores alimenticios, tan importantes como los lácteos o el trigo, en medio de una crisis que dispara los precios de los productos de consumo básico, puede jugar un rol clave y hegemónico hacia amplios sectores de la población, y más aún si esta lucha está hermanada a la del pueblo nación Mapuche.

Los trabajadores debemos imponer nuestra propia agenda, en un momento donde solo hablan de sensacionalismo por delincuencia y en el Congreso los políticos del régimen protagonizan un circo vergonzoso.

Para enfrentar la crisis hay que tomar estos ejemplos, como los obreros de las refinerías francesas. Acá debemos luchar por que todo salario base, parta de 650 mil pesos, y que toda escala salarial se reacomode en función de esta base mínima. Como el conflicto de Huite y Soprole deja de manifiesto, las grandes transnacionales y empresarios determinan los precios abusivos, por lo mismo es necesario el control de precios en especial de industrias ligadas a los productos básicos de consumo.

La experiencia de ocupación productiva en el fundo Huite demuestra que si las y los trabajadores controlamos la producción en alianza con las comunidades, podemos dar respuestas a las alzas de alimentos que pongan en el centro las necesidades del pueblo y no el bolsillo de los capitalistas. Es necesario aprender y profundizar todavía más experiencias como esta: también hay que controlar los precios con comités de trabajadores y sectores populares, exigir el congelamiento del precio de alimentos, viviendas y todos los productos de uso cotidiano para la clase trabajadora, hay que nacionalizar bajo gestión de los trabajadores toda la industria alimentaria y los principales recursos del país, para acabar con la especulación y los precios que destruyen el sueldo cada vez más y para reorganizar la economía sobre nuevos criterios, en ruptura con el capitalismo que cada día nos empobrece más.

 
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