Si antes de entrar a la sala creíamos que As Bestas era simplemente una película más sobre lo atormentador y solitario del campo y su diferencia con lo urbano, estábamos en lo equivocado.
La trama sigue a Antoine y Olga, una pareja francesa que instalados en el interior de Galicia emprenden su propia huerta. Del otro lado sus vecinos, los hermanos Anta, comenzarán poco a poco a hacer la vida imposible a esta pareja.
El film comienza con un conflicto ya desarrollado, nos vamos enterando que Antoine se había negado a firmar un contrato para que una empresa internacional de energía eólica se instale en la pequeña aldea, con un discurso de esperanza para todos los trabajadores. En varias ocasiones oímos a Antoine dar las razones por la cual no acepta este trato, observando que la empresa simplemente va a explotar sus tierras y a llevarse la enorme mayoría de las ganancias, algo que los hermanos no llegan a entender.
A medida que los minutos pasan la película va llevándonos sin saberlo a un terreno de suspenso, de violencia desmesurada, con momentos que rozan el terror. As Bestas nos habla de la soledad, de la frustración de quedar encerrado ante la ignorancia y la total ineptitud de las fuerzas policiales, que poca importancia le da a las denuncias de Antoine.
Sorogoyen nos lleva a vivir en carne propia lo que significa vivir con temor y rodeado de maldad, nos hace sentir que minuto a minuto algo malo puede suceder. | 
