Ayer se hizo público otro caso de una docente muerta por la sobre exigencia y la sobre carga laboral. En entrevista con la hija pudimos reconstruir otro caso en el cual el sistema educativo se lleva puesta otra trabajadora de la educación.
Una docente que como se puede leer en sus propias anotaciones (Abajo está la foto que fue publicada por la familia en las redes sociales), vivía la angustia de no poder desarrollar su trabajo por las exigencias innecesarias y absurdas a la que era sometida. Dentro de un sistema educativo cada vez más desfinanciado en el cual lo importante es que los números cierren mientras pasa el ajuste, los salarios a la baja y donde lo pedagógico no es atendido.
El jueves 3 de noviembre Silvana Valdivia, de 49 años, comenzó a sentirse mal. Decide pedir autorización para irse a su casa, pero al firmar el retiro cae al piso. Sufrió un ataque cerebrovascular que fue fulminante. Según su familia, producto del estrés y la angustia que padecía luego de haber sido acosada y perseguida por la vice directora, que años antes había ocupado el cargo de dirección.
Una vez más, otro caso en el cual, tal como Karina Moyano, no encontró nadie que la escuche.
En el año 2019 “este directivo bajó autoritariamente el puntaje anual sin ningún motivo, ya que el trabajo había sido cumplimentado en tiempo y forma. Silvana y otras docentes fueron al gremio para denunciar lo que estaba sucediendo. Silvana les dijo que no soportaba más los aprietes y el hostigamiento. Nadie, dentro de la delegación de UEPC de Cruz del Eje, hizo nada. Con la pandemia todo se agravó. Llamadas y mensajes por parte del directivo a cualquier hora, con exigencias descabelladas, obligando a generar proyectos constantemente, sin descanso en algún momento, relata la hija de Silvana. Este año, quien era directora ocupa la vice dirección, sin embargo, las actitudes autoritarias continuaron.
La muerte de Karina Moyano interpeló a Silvana, quien se sintió identificada, “me va a pasar los mismo” dijo a su familia, pero no alcanzó para que alguien pudiera ayudarla, murió súbitamente en frente de sus compañeras y en eso no hay nada que se pueda revertir. Morir en los lugares de trabajo, por las presiones, por las sobre exigencias hasta que reventemos, es el mecanismo de quienes dicen que garantizan los derechos a la educación.
Tanto Karina como Silvana no son casos aislados, son las consecuencias de una política que nada ofrece a las y los trabajadores de la educación como tampoco a las y los estudiantes. Parte de una política en la cual prima el apriete en vez de desarrollar estrategias pedagógicas que resuelvan los problemas que nos encontramos en las escuelas con chicos y chicas cada vez más desanimados porque la escuela no ofrece mucho. Escuelas que se caen a pedazos, sin recursos tecnológicos, ni mobiliarios. Aulas hacinadas porque hace más de 20 años que no se construyen edificios educativos mientras la demanda crece y no se da respuesta. Trabajo docente cada vez más precarizado con salarios de miserias que no alcanza para cubrir los gastos de la vida. Así, es la primera violencia que los gobiernos ejercen sobre la educación.
Las inspecciones exigen y sobre exigen en búsqueda de satisfacer las exigencias del Ministerio, pero nada hacen por las exigencias y demandas de las y los trabajadores de la educación.
El Inspector de la zona de Cruz del Eje, en entrevista con la familia de Silvana dijo desconocer la situación de acoso y autoritarismo, sin embargo, la hija sostiene que fue la misma Silvana quien acudió a él para denunciar que la directora (en 2019) les había bajado el puntaje sin argumentos. Pero ante la muerte en el propio establecimiento, y luego de que se hiciera público el caso de Silvana por iniciativa de la familia y colegas, el inspector convocó a la hija a una reunión en la cual se realizó un acta. Como si eso fuera a resolver los problemas profundos que trae como consecuencias la muerte de docentes por fuertes presiones.
Así, podemos ver y vivir cómo nos mata un sistema ocupado en tapar la realidad. Pero no nos resignamos y no naturalizamos la muerte de ni de Karina, ni de Silvana.
Nos quieren callados, no se bancan que denunciemos el maltrato que vivimos a diario y que nos movilicemos por nuestras demandas, por eso quieren aprobar velozmente un proyecto para criminalizar la protesta social, quieren que pidamos permiso a los mismos gobiernos que denunciamos y a quienes reclamamos. Contra eso decimos: no pasarán.
Hoy las y los docentes decimos basta al mal trato y acoso laboral, basta de precarización laboral, exigimos que la conducción de UEPC rompa su alianza con el gobierno y con el Ministro Grahovac y luche por la salud y la calidad laboral y de la vida de las y los docentes. |