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13 de noviembre de 2022 Twitter Faceboock

Ideas de Izquierda
Acerca de Tras las huellas del marxismo occidental, de Santiago Roggerone
Miguel Candioti
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Empezaré por algunas consideraciones formales, por no decir superficiales. El título del libro es claramente una paráfrasis de Tras las huellas del materialismo histórico, el volumen de 1983 en el que el propio Perry Anderson retomaba críticamente sus Consideraciones sobre el marxismo occidental, de 1976. Probablemente por considerarlo una obviedad, Roggerone no nos cuenta por qué eligió reelaborar aquel título sustituyendo “materialismo histórico” por “marxismo occidental”. Puede que se trate simplemente de un guiño que no necesita demasiadas explicaciones. Pero también cabe preguntarse qué ha ocurrido con ese “materialismo histórico” descartado en el nuevo título y que tampoco aparece mencionado por Roggerone en todo el libro. Sabemos muy bien que tampoco el propio Marx utilizó jamás esa fórmula –la cual no solo por este motivo puede resultar discutible–, pero sí la emplea Perry Anderson en el título de aquella obra en la que, siete años después de sus Consideraciones, ya no cree oportuno seguir hablando del “marxismo occidental” como algo vivo. Así, en un pasaje que también recuerda Roggerone en las pp. 64 y ss., Anderson señalaba que:

[L]a imponente tradición del marxismo occidental –con sus tonalidades epistemológicas o estéticas, sombrías o esotéricas– ha llegado realmente a un fin, y en su lugar ha nacido con una rapidez y una confianza notables otro tipo de cultura marxista, orientada primordialmente hacia esas cuestiones de orden económico, político o social que faltaban en su predecesora. […] Esta evolución no era difícil de prever. En parte, la muerte biológica de la generación más antigua iba a desempeñar su papel. Entre la línea divisoria de 1968 y la fecha de mi ensayo murieron Della Volpe, Adorno, Goldmann, Lukács y Horkheimer. Al final de la década les siguieron Bloch, Marcuse y Sartre. Pero el proceso de agotamiento tuvo también otras fuentes. Los dos teóricos más jóvenes de los comentados por mí eran Althusser y Colletti. que por aquellos años estaban todavía en lo mejor de su vida. A pesar de ello, como ya anticipé, ninguno produjo con posterioridad una obra sustancial, cayendo en la repetición o en la negación. En general, pues, puede trazarse una línea de separación con respecto a la experiencia del marxismo occidental originario a mediados de la década de 1970 (Tras las huellas del materialismo histórico, pp. 19-20).

Aquí Anderson restringe claramente la fórmula “marxismo occidental” solo a esos autores mencionados, y, a la vez, en el final se le escapa eso del marxismo occidental “originario”, lo que da pie a pensar en un marxismo occidental –o varios– posteriores o renovados. Creo que en esta misma ambigüedad se mueve todo el libro de Roggerone. Y aquí tal vez cabe preguntarse qué tanta importancia y fuerza posee la categoría de “marxismo occidental” como para hacerla todavía digna de atención en un destacado ensayo de historia intelectual como el que aquí comentamos.

Me parece que Juan Dal Maso, en el “Posfacio”, ofrece una buena síntesis de las intenciones de Roggerone en este volumen (que curiosamente posee una extensión similar a los dos de Anderson ya mencionados):

Santiago retoma en este libro tres cuestiones muy importantes […]: cuarenta y cinco años después de la publicación de la célebre obra de Perry Anderson, ¿cuál es el estado del llamado “marxismo occidental”?, ¿qué fue de la trayectoria de su autor? y ¿cuál es el panorama del marxismo actual, menos occidental y más global? Lateralmente, surge en todo ese recorrido la pregunta por el trotskismo, una tradición que Anderson señaló como alternativa en su texto de los años setenta. Esta tradición sigue existiendo como corriente militante –a diferencia de otras tradiciones antiestalinistas prácticamente extintas en la actualidad– y manifiesta [...] voluntad de intervención política y teórica (p. 131).

Probablemente este libro nació bajo la inspiración de otras notables obras cartográficas bastante recientes como Hemisferio izquierda (2010), de Razmig Keucheyan, el Routledge Handbook of Marxism and PostMarxism (2021), editado por Callinicos, Kouvélakis y Lucia Pradella, The SAGE Handbook of Marxism (2021), coordinado por Sara R. Farris, Beverley Skeggs, Toscano y Svenja Bromberg–, pero, sobre todo, a partir de la provocación generada por Domenico Losurdo con su El marxismo occidental: Cómo nació, cómo murió y cómo puede resucitar (2017), título que a su vez parafrasea el infausto escrito de Benedetto Croce Come nacque e come morì il marxismo teorico in Italia (1895-1900) (1937). El último libro de Losurdo no solo tiene la peculiaridad de que retoma –en lo que el propio Roggerone señala como un “gesto extemporáneo”– el debate sobre el marxismo occidental iniciado por Anderson a mediados de los años ‘70, sino que a esto también añade la excentricidad de seguir defendiendo –ya en pleno siglo XXI– al “marxismo oriental”, al tiempo que presenta al propio Trotsky como un “marxista occidental” más. No puedo estar plenamente seguro, pero casi no tengo dudas de que este último Losurdo ha sido la principal musa negativa –por así decirlo– que ha inspirado el libro de Roggerone, el cual creo que se destaca por la riqueza de sus fuentes, por la amplitud de las tradiciones de pensamiento marxista abarcadas (aunque nunca se pueda ser del todo exhaustivo y justo en este sentido, como él mismo admite) y por afrontar el desafío de analizar críticamente la categoría de “marxismo occidental” por todas sus caras.

Roggerone tiene además una excelente pluma, otro motivo para estarle agradecido, aunque a veces los párrafos interminables, con largas oraciones subordinadas colocadas entre guiones, se vuelvan algo confusos y difíciles de seguir.

Por último, creo que el precio a pagar por el esfuerzo de abarcar tal cantidad de tradiciones, nombres y títulos en un volumen relativamente pequeño, es la imposibilidad de profundizar adecuadamente en las ideas mismas, que tienden a quedar inevitablemente detrás de ese largo desfile de etiquetas y referencias bibliográficas. En mi opinión, además de utilísimos mapas como el que nos brinda Roggerone para orientarnos a través de los “mil marxismos” que han sido y/o que son, necesitamos también esfuerzos teóricos de síntesis que permitan ir gradualmente construyendo un lenguaje crítico común, el cual pueda a aspirar a hacerse práctica alguna vez, como un inédito sentido común crítico global, más allá de autorías y otros fetiches.

Este texto fue presentado por el autor como base para la discusión sobre el libro de Santiago Roggerone en un seminario de historia intelectual realizado en el CeDinCI el 21/10/2022.

 
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