Causas y resultados
La aprobación de la Presidenta cayó al 31%, ocho puntos menos que el mes pasado, mientras que el rechazo se elevó hasta el 61%, nueve puntos más. Es el dato más fuerte de la encuesta.
Por su parte, el Gobierno cayó a una aprobación de sólo 29%, cayendo 7 puntos.
Al mismo tiempo, se desmoronan las alianzas partidarias. La Nueva Mayoría bajó al 28%, una caída de seis puntos, mientras su desaprobación subió a 63%, ocho puntos más. La derecha bajó a 16% de aprobación, cayendo tres puntos, y subió a 74% el rechazo, cinco puntos más.
Entre las causas están la conjunción de hechos en el mes de marzo: la seguidilla de revelaciones de los escándalos Penta, SQM, y en particular para Bachelet, el caso Caval; la irrupción simultánea de las catástrofes naturales como la erupción del volcán Villarrica, los incendios forestales en especial en el sur del país, el temporal en el norte.
Los casos Penta y Caval generan un extendido y amplio repudio: 86% considera el caso Penta como "muy grave" y 75% respecto al caso Caval.
Reacciones
La derecha aprovechó los malos resultados para pedir un “golpe de timón”, cambiando el gabinete. Pero sobre todo, para clamar por “una solución institucional” a la crisis provocada por los escándalos.
Eugenio Tironi, histórico intelectual de la Concertación, puso paños fríos. Señaló que “la situación de ella está lejos de ser crítico terminal”. Recordó que Piñera en su Gobierno llegó a apenas un 26% de aprobación, y recordó que en ese momento “teníamos a Magallanes, específicamente a Aysén, separado del país”. Y esto en el marco de las movilizaciones estudiantiles del 2011. Es cierto. Era más grave. La lucha de clases estaba revulsiva en ese momento. A diferencia de ahora, lo que resulta en una ventaja para la Penta-casta. Pero, hay algo más.
La figura de Bachelet
El rol de Bachelet en el régimen político es el secreto del problema. Su figura es la que concita mayor aprobación y confianza, en momentos en que todas las instituciones, Parlamento, partidos, Justicia, están por el suelo. Su rol es la de cohesionar la Nueva Mayoría. Su papel, el de motorizar con sus promesas de reformas la recomposición de la legitimidad de un régimen cuestionado. Actúa así, como un dique de contención.
Y ahora, se desploma el apoyo y la confianza en la Presidenta. En palabras del presidente de Adimark, Roberto Méndez, por primera vez se registra que su figura “no es incombustible” como parecía.
No es irremontable, del 36% al que cayó en su primer mandato con el Transantiago, se recuperó terminando su mandato con 80% de aprobación. Tampoco es seguro que esa sea la ruta ahora. Se abre una coyuntura de debilidad. Y en vez de un “Aysén” entre sus causas, puede estarlo entre sus consecuencias. |