Teresa Lamas y Carmen Soler. Escritoras y activistas paraguayas. La guerra más sangrienta de la historia Latinoamericana, que comenzó en 1865, y la dictadura que duró más de 35 años.
«Un día sacudiremos todo. Sacudiremos los huesos de los muertos / haremos hablar sus calaveras / desenterraremos sus hazañas / exhibiremos sus vergüenzas. / Nadie crea que con matar destruye! / Porque sacudiremos todo / implacablemente»
(Carmen Soler)
No existe otra contienda para esta época con la cual comparar la Guerra de la Triple Alianza, una guerra pro imperialista. Comenzó cuando Solano López envió a capturar el vapor “Marqués de Olinda”, buque de una compañía brasileña, que navegaba por aguas paraguayas. Este hecho quizás haya sido el inicio de las hostilidades como una lucha armada entre el Paraguay y el Brasil. En mayo de 1865, se aliaron al Brasil el Uruguay y la Argentina, y así quedó formada la Triple Alianza, que funcionó como cipaya del imperialismo inglés, porque Paraguay estaba tomando un camino de independencia nacional.
No solo los enfrentamientos, también el cólera y el hambre diezmaron los campos de batallas y los pueblos que fueron escenarios de la contienda. Cuando la guerra se dio por concluída con la muerte del López, la población paraguaya estaba reducida a menos de 200.000 personas, lo que significó una pérdida de aproximadamente el 60% de la población existente antes del conflicto.
Otro hecho histórico que golpeó con crueldad al pueblo paraguayo fue la dictadura de Stroessner, que duró desde el 15 de agosto de 1954 hasta el 3 de febrero de 1989. La más represiva y más larga de los anales de ese país, culminó en el golpe palaciego del 3 de febrero de 1989, como parte de un movimiento democrático del Cono Sur a la caída de la dictadura. Durante más de 35 años, a quienes se opusieron los esperaron detenciones arbitrarias, torturas, desapariciones forzadas y el exilio. La Comisión de Verdad y Justicia calcula que hubo un total de 20.090 víctimas directas de violaciones de derechos humanos y 107.987 víctimas indirectas.
Episodios de la guerra del Paraguay; Cándido López
Decenas de cuentos, poemas, novelas, son parte de la construcción histórica, desde diversos puntos de vistas e interpretaciones, y han mostrado estos años inolvidables de la historia. Por eso, en homenaje a las valientes que se resistieron a ser objetos sumisos de opresión y explotación, compartimos algunos textos literarios de escritoras paraguayas.
Teresa y una vida marcada por la guerra
Fue la primera mujer escritora del Paraguay. Sus dos abuelos murieron el mismo día de la Batalla de la Triple Alianza. Sus abuelas quedaron viudas y fueron ellas las encargadas de contar los días de la guerra a las generaciones posteriores en relatos orales. Influenciaron desde temprana edad a Teresa.
Si bien ocupó un lugar en la “sociedad”, su preocupación estaba en transmitir la vida del pueblo y especialmente de las mujeres, durante y luego de la Guerra. Su primer libro lo escribió a los 34 años Tradiciones del Hogar, allí cuenta las vivencias durante la Guerra Grande, el papel de la mujer y detalles que hoy por hoy conocemos gracias a esta obra. En 1919 ganó el concurso de cuentos de El Diario con un relato ambientado en las trincheras de Curupaity (La vengadora) un enfrentamiento militar ocurrido en el marco de la Guerra de la Triple Alianza, librada el 22 de septiembre de 1866.
Este texto es una muestra del mejor romanticismo paraguayo de principios de siglo. Busca en el discurso las sensaciones y sentimientos de los estereotipos que presenta para enfatizar la capacidad de sacrificio de la mujer tradicional, subraya su heroicidad, procedente de un idealismo moral que surge del dolor, por lo que es capaz de vengarse de quien ha provocado la muerte en batalla de su esposo y de sus dos hijos, y herido al único que le queda.
En su producción posterior, la historia siempre tuvo un papel fundamental, como lo demuestra la temática de su último libro de cuentos, La casa y su sombra (1955), donde incluye “La última salida del dictador” (sobre Francia), “Emociones de la Guerra del Chaco”, “Romance del camino” y “Drama de una soledad” (los tres sobre la guerra del Chaco), y “De aquel viejo dolor”, “Entre las dos hogueras”, “Un sueño marcial” y “Repique de una campana” (todos ellos sobre la guerra de la Triple Alianza).
“(...) Se peleaba duramente en Curupayty, la más espantosa batalla de la guerra. Un puñado de paraguayos, en comparación con las imponentes columnas incesantemente renovadas de los enemigos, defendía las trincheras inmortales con heroísmo estupendo. Una mujer con aires inconfundibles de matrona a pesar de la humildad de sus vestidos, recorre la línea de la defensa, alcanzando agua a los heridos y balas a los tiradores cuando ello es menester. Sus ojos febriles miran hacia la parte exterior de la trinchera, como buscando algo. De pronto un aire de resolución suprema endereza su cuerpo y relampaguea en sus pupilas. Se precipita sobre el parapeto mismo, toma un fusil cargado, ocupa un puesto que acaba de dejar libre un soldado que cae herido y hace fuego. Carga nuevamente el arma y dispara otra vez. Luego arroja el fusil y corre hacia donde el teniente Bazarás, ya repuesto de su herida, se bate como un león, y sin que se altere el acento de su voz, serena, solemne, implacable como la justicia misma, exclama:
Pedro acaba de morir...
¿Lo viste tú mamá?
Sí. Lo he buscado entre los asaltantes y al verlo no sé qué terrible voz resonó en mi alma. Vi el cadáver de tu padre y de tus dos hermanos muertos defendiendo nuestra bandera; vi tu sangre de la otra noche; vi el infortunio inmenso de nuestra pobre patria y no pude contenerme: un impulso más fuerte que mi voluntad puso un fusil en mis manos, le aseché, le tiré y él cayó al golpe de mi tiro...
Sólo entonces cedió la fortaleza de la anciana. Y sintiéndose madre, rompió a llorar amargamente, no sé si de dolor o de vergüenza”
La producción narrativa del Paraguay hasta 1989 ha desaparecido en gran parte. Algunos escritos que se realizaron en el exilio lograron sobrevivir y retornar, otros tantos son recuperados lentamente. Ríos de tinta intentan describir a las mujeres como heroínas que han defendido ante todo “el honor y la vida de sus seres queridos”, que permanecieron al margen de la resistencia a la dictadura. Para las grandes editoriales y marketing, la narrativa paraguaya del siglo XIX-XX presenta un vacío inmenso de creaciones descubiertas hasta la fecha. ¿Es que las mujeres se dedicaron solo a la familia y respetar las instituciones burguesas?. Seguramente no, las mujeres siempre escribieron –o escribimos– de todo.
Carmen Soler nació en Asunción el 4 de agosto de 1924, en su juventud fue maestra rural bilingüe (guaraní-castellano) cuando el sistema educativo aún no lo establecía, y se encontró por primera vez frente a los problemas sociales: la explotación obrera en los establecimientos tanineros, el sometimiento y la marginación de los indígenas, las penurias de los campesinos, la particular opresión que sufren las mujeres del pueblo. Por entonces se incorporó al Partido Revolucionario Febrerista (socialdemócrata con tintes socialiberal, que formó parte del gobierno del Presidente Fernando Lugo en 2008).
En julio de 1955 Carmen sufrió su primer arresto bajo la dictadura. A fines de 1959 se sumó al FULNA (Frente Unido de Liberación Nacional) y en 1960 fue arrestada nuevamente, junto con su segundo esposo. Deportados, vivieron tres años en Montevideo y luego en Buenos Aires. En 1968 es secuestrada y arrojada a los calabozos de “La Técnica” y luego de treinta días de huelga de hambre, y con su salud muy quebrantada, quedó en prisión domiciliaria. En 1979 ordena sus poemas, escribe, corrige y selecciona: no llegó a ver su libro En la Tempestad, publicado en 1986 (Edit. Cartago, Buenos Aires). Falleció en Buenos Aires el 19 de noviembre de 1985.
Voy a decirlo de entrada
para el que quiera entender:
son penas muy encimadas
el ser pobre y ser mujer.
Trabaja toda la vida
apenas para comer.
Tiene las penas del pobre
y más las de ser mujer.
La rica tiene derechos,
la pobre tiene deber.
Ya es mucho sufrir por pobre
y encima por ser mujer.
Está tan desamparada
y es madre y padre a la vez.
Derechos, ni el de la queja,
por ser pobre y ser mujer.
Se hacen muchos discursos
sobre su heroísmo de ayer.
En el papel la respetan.
Pero sólo en el papel.
Y lo repito de nuevo
para el que quiera entender:
son penas muy encimadas
el ser pobre y ser mujer.
Marcelina Almeida, Ercilia López de Blomberg, Josefina Pla, Concepción Leyes, Ana Iris Chaves de Ferreiro, Noemí Ferrari de Nagy, Mariela de Adler, Margot Ayala, son algunas de las escritoras de Paraguay que seguiremos leyendo y que fueron parte de los procesos más importantes de la lucha de clases. Acompañanos.
Te dejo esta polca interpretada por Emiliano R. Fernández, un poeta, músico y soldado paraguayo.