Hay dos lecturas posibles del discurso de CFK en La Plata este jueves. “En su justa medida y armoniosamente”, la frase que la vicepresidenta citó de Perón para contestar al cántico que pedía por su candidatura, fue materia de análisis. La pregunta sobre qué se puede leer sobre las elecciones 2023 en los 52 minutos de su alocución corrió por artículos, columnas y editoriales en todos los medios.
No es para menos. Hay mucho de cálculo electoral en todo lo que dijo. Sea como protagonista o acompañando, CFK quiere ganar las elecciones el año que viene, aunque sepa que es muy difícil. Por eso se ubica en el centro del peronismo cuando dice que, sin ella, el partido quedaría dividido, fracturado, enfrentado, inocuo.
Hay 2023 en su discurso cuando polariza con el macrismo reivindicando sus primeros gobiernos contra el ajuste brutal de Macri, haciendo de cuenta que en los últimos tres años fue una espectadora externa de la política del gobierno actual.
La propia puesta en escena, el atril, las pantallas, el estadio y el slogan “la fuerza de la esperanza”, que podría haber sido una idea de Durán Barba después de una tanda de focus groups, están hablando de elecciones.
El primer tema de todo el discurso fue “la inseguridad”. Entre otras cosas, dijo que había que llenar el conurbano de gendarmes. Miles de gendarmes. Música para los oídos de Sergio Berni, según dijo textualmente el excarapintada. La contundencia con la que la vicepresidenta trató el tema podría dar a la interpretación de que es, también, un cálculo electoral. Tal vez lo sea, al menos en parte. La derecha viene imponiendo aspectos de su programa, obligando al peronismo a tomar parte de su discurso y creciendo en las encuestas. CFK puede estar pensando en ese sector del electorado, que tal vez esté en disputa tanto con el macrismo como con la ultraderecha que levantó cabeza desde el 2021.
Sin embargo, hay otra lectura posible. Si seguimos el hilo de ideas que fue desarrollando la única oradora del acto en La Plata, se encargó de decir, sin ningún eufemismo, que los próximos años van a ser “muy fuleros”. Con la salvedad de que “tiremos todos para el mismo lado”, una idea que no tiene mucho sostén. La sociedad está profundamente dividida, no solo por “la grieta” entre las grandes coaliciones, sino fundamentalmente por los intereses antagónicos de clase que la atraviesa. Pero eso, CFK lo sabe.
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