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31 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Salario mínimo y contractual
Organización independiente para imponer un aumento efectivo
Tamara Gutiérrez

El salario mínimo y contractual requieren de un aumento efectivo. ¿Cómo lo logramos?

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Para Marx, el salario es el precio que paga el burgués por la compra de la fuerza de trabajo, el proletario es quien vende su fuerza de trabajo y produce una determinada cantidad de mercancías, que encierran el “valor” que les dan las horas de trabajo humano requeridas para su fabricación.

Sin embargo, dentro del proceso de trabajo, hay un periodo de tiempo que el trabajador labora y no le es remunerado. La riqueza que se produce por el trabajo de más es la plusvalía. Se supone que la magnitud del salario corresponde al valor de los medios de subsistencia que requieren el trabajador y su familia para vivir.

Pero actualmente las patronales mantienen bajos los salarios contractuales –aquellos derivados de un contrato colectivo- para preservar sus ganancias y hacer caer la crisis económica sobre los hombros de la clase trabajadora. En el caso del salario mínimo, los aumentos que se han hecho durante el sexenio, aunque son mucho mayores en comparación con sexenios anteriores, aún así siguen sin ser suficientes. Además, se ha perdido el poder adquisitivo del salario y la alta inflación pulveriza los aumentos, que en los hechos se convierten en reducciones. Estos elementos han contribuido a que se siga sin cubrir las necesidades básicas de una familia trabajadora.

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A estos elementos se suma la situación particular de la población en México, pues según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) el 55.6 %, es decir, 31.9 millones, labora en la informalidad, por lo que el salario y el ingreso que perciben es pequeño e inestable. Mientras que hay otros trabajadores que laboran con contratos de simulación patronal, por honorarios, prestadores de servicios profesionales, beneficiarixs o becarixs de programas sociales, que son determinados de manera arbitraria, temporales y niegan cualquier otra prestación laboral.

El salario mínimo

El salario mínimo es la cantidad mínima recibida por jornada de trabajo que debe satisfacer las necesidades materiales, sociales y culturales de familias trabajadoras, según la Ley Federal del Trabajo (LFT). El monto del salario se decide por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI), que se integra de un Consejo de Representantes de 11 grupos económicos, trabajadorxs sindicalizados, las patronales y el gobierno, por lo que queda excluida la base trabajadora, ya que sus “representantes” son los líderes sindicales charros que no convocan a espacios para su discusión.

En su informe de gobierno del 27 de noviembre, el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador propuso un próximo aumento de 20% al salario mínimo, sin embargo, lo que no es claro es si habrá un aumento salarial efectivo, que independiente de los aumentos porcentuales con respecto a sí mismo, sea superior a la inflación y para cubrir los gastos de la canasta básica de las familias trabajadoras, lo cual lo volvería en un aumento efectivo.

La trascendencia del aumento efectivo al salario mínimo radica en que constituye un mínimo que las patronales están obligadas a pagar a lxs trabajadorxs. No obstante, aunque la LFT abre la posibilidad de que la Secretaria del Trabajo y Previsión Social revise el salario mínimo en cualquier momento, es un mecanismo que se han negado a utilizar quienes tienen la posibilidad de hacerlo, como las dirigencias de sindicatos, federaciones y confederaciones charras.

Durante el proceso de revisión del salario mínimo, se analiza el profesional, se verifica también el de sectores específicos, como el de las personas trabajadoras del hogar, muestra de que queda pendiente de analizar las condiciones laborales de lxs trabajadorxs de sectores más precarizados, pues a pesar de que en el papel se establezca este tipo de salario, deben existir mecanismos que impongan a las patronales este aumento efectivo y seguridad social, para lo cual es indispensable la organización.

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El salario contractual

En el sector formal, la tasa de sindicalización es de 12.7%, es decir, 4 millones 869 mil 45 personas según la CONASAMI. En la recta final del año y a inicios del próximo, los sindicatos universitarios como la UNAM, la UACM, la UAM han iniciado los procesos de emplazamiento a huelga por aumento salarial, una negociación contractual y violaciones a su Contrato Colectivo de Trabajo (CCT); en algunos casos denuncian el robo de materia de trabajo y en el fondo es evidente la profundización de la precarización laboral en algunos sectores.

La reforma laboral de la 4T se presenta como progresiva, pero la realidad de lxs trabajadorxs genera descontento por sus condiciones laborales. Esta es la situación lxs más precarios con sindicalización, como ocurre con docentes de asignatura en la UNAM, cuyos salarios son magros. Ante ello han comenzado a crear espacios por el No a la legitimación del CCT del AAPAUNAM; con la organización se apuestan a arrebatarle la titularidad al sindicato pro-patronal, para así generar las condiciones para la conquista de plenos derechos laborales. Consideramos que un desarrollo progresivo de este proceso sería plantearse la lucha por la sindicalización en el STUNAM y por su democratización, lo que permitiría unificar la fuerza de docentes, trabajadorxs administrativos y de intendencia.

La unidad de los sectores por aumentos salariales efectivos

El 30 de noviembre será el último día en que la CONASAMI recibirá propuestas en torno al salario, ante ello es importante que las y los trabajadores nos pronunciemos y luchemos por un aumento efecto al salario en todas sus modalidades, tanto al mínimo como al contractual, mediante la convocatoria a espacios asamblearios para definir democráticamente el monto de los aumentos salariales. La lucha por un mejor salario implica la lucha contra el trabajo precario, por ello es necesaria la independencia política y la unidad de los trabajadorxs sindicalizados y no sindicalizadxs, en la exigencia de un aumento efectivo que supere a la inflación y aumente automáticamente junto con ésta para cubrir las necesidades de nuestras familias, la sindicalización de quienes se les tiene negado este derecho, así como la conquista de plenos derechos laborales.

 
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