El pasado 28 de noviembre se realizaron elecciones para el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y los órganos nacionales autónomos del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA), para el periodo 2023-2027. Se trata de un hecho relevante en la vida del sindicato que aglutina a más de 350 mil trabajadoras y trabajadores de la Secretaría de Salud desde el norte hasta el sur del país, pues desde hacía cuatro periodos por lo menos, que no se realizaban elecciones para elegir a los líderes del sindicato.
En la contienda participó únicamente la planilla que refrendó la dirigencia del diputado priísta Marco Antonio García Ayala, también sobrino de Joel Ayala Almeida -dirigente charro de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE)-.
Y es que, en la Reforma Laboral impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el gobierno de Morena y los acuerdos del T-MEC, según se le ha hecho creer a la clase trabajadora, se contempla la histórica demanda de democracia sindical para las y los trabajadores, sin embargo y como explica aquí la abogada y defensora de los derechos humanos y laborales, Estefanía García, esta reforma tiene claros limites, pues en lo que respecta a democratización y libertad sindical no han aumentado los empleos en donde las prestaciones hacia trabajadoras y trabajadores se expresen en Contratos Colectivos de Trabajo (CCT).
Por su parte, las burocracias sindicales -antes subordinadas a los gobiernos del PRI y ahora a los de Morena-, evitan por todos los medios que se desarrolle la conciencia y por tanto, los métodos clásicos de las luchas de la clase trabajadora, como la huelga, los paros y las movilizaciones en las calles, que son el único camino viable para la conquista de nuestros derechos y demandas, se encuentran con un enorme chaleco de fuerzas que la contienen.
Charrismo, democracia sindical y movimiento feminista
Regresando al SNTSA y las recientes elecciones, la ilusión de “democracia sindical” se desvaneció pronto al dar cuenta de que, la única planilla registrada para la dirección nacional fue la Planilla Circulo Blanco, encabezada por Marco Antonio García Ayala. Ante esto, vale la pena preguntarnos ¿de qué democracia sindical nos hablan, cuando sólo se elegió entre una planilla encabezada por el charro y su gente, mientras que las disidencias al interior del sindicato son acalladas y amedrentadas?
¿Puede haber democracia y justicia laboral? cuando las y los trabajadores no basificados y precarizados de la Secretaría de Salud, no somos tomados en cuenta para las elecciones del SNTSA.
En un gremio donde las mujeres trabajadoras -desde intendencia hasta el área médica-, somos mayoría, otra de las grandes promesas que hizo el burócrata Marco Antonio García Ayala, fue la “equidad de género” en el sindicato. El dirigente afirmó qué, por primera vez en la historia del SNTSA, las mujeres serían mayoría en el comité ejecutivo nacional y que tendrían como prioridad la protección de las trabajadoras de salud ante el acoso laboral y la violencia, así como de sus derechos humanos.
Pero, nuevamente hay que cuestionarles, ¿el tener más mujeres en la dirigencia, garantizará que el sindicato funcione a favor de aquellas que somos mayoría entre el personal de salud? ¿Cómo piensan utilizar los recursos políticos y financieros del SNTSA para fortalecer la lucha contra el acoso y violencia de género que vivimos las trabajadoras en el sector salud? De eso nada se dijo, y la realidad es que, como en otros gremios y en el propio gobierno federal, el hecho de que haya más mujeres no nos garantiza a las mujeres trabajadoras que éstas defiendan nuestros derechos. Por el contrario, vemos día con día como desvían nuestros reclamos y, en el mejor de los casos, nos dan migajas de las demandas que realmente reclamamos.
Ante la simulación y la imposición, la organización
El movimiento feminista en México y el mundo comenzó a tomar fuerza desde 2016 y antes. Actualmente goza de gran legimitidad en su lucha contra la violencia machista y por la conquista de derechos elementales (como la histórica lucha por igual trabajo, igual salario), y no somos pocas las mujeres trabajadoras del sector salud que apoyamos el movimiento y compartimos sus demandas.
Durante la pandemia, las mujeres y el personal de salud realizamos labores destacadas en la reproducción de las sociedades. Nuestra fuerza demostró que somos capaces de sacar a familias y paises enteros adelante, aún cargando sobre nuestras espaldas profundas opresiones machistas y patriarcales que dividen nuestras fuerzas y merman nuestra capacidad de organización y transformación junto a nuestros compañeros y compañeres de clase.
Es importante señalar que, la supuesta impronta democrática y con perspectiva de género que hoy expresa el charrismo sindical enquistado desde hace décadas en el SNTSA y los grandes sindicatos, no tiene que ver con la “buena voluntad” de las y los charros, sino con el impacto político e ideológico del movimiento feminista incluso en las estructuras sindicales que bien sabemos, son profundamente machistas y patriarcales.
Esta impronta tiene que servirnos para fomentar procesos de autoorganización democrática hacia el interior de los centros de salud, hospitales e institutos adscritos a la Secretaría de Salud, en donde las enfermeras, médicas, químicas, trabajadoras sociales, administrativas y de intendencia, juguemos un rol activo en la organización democrática junto a nuestros compañeros de clase y contra el charrismo sindical.
Hoy más que nunca necesitamos discutir, cómo podemos recuperar nuestros sindicatos para convertirlos en herramientas de lucha contra la violencia de género y la precarización laboral.
Es en esta perspectiva que, desde hace unos meses y como parte de las resoluciones del Encuentro de Trabajadores en Lucha realizado a finales de junio, desde Pan y Rosas y La Izquierda Diario, venimos impulsando reuniones amplias entre trabajadoras y trabajadores de la salud del IMSS, SSA, ISSSTE y otras instituciones, activos y jubilados, sindicalizados y no sindicalizados de todo el país, y nos proponemos avanzar en la unidad y la organización del persona de la salud, para unir la lucha por plenos derechos laborales a la defensa de la salud pública y la exigencia de mayor presupuesto para salud y educación y no para militarización del país.
Si eres trabajadora o trabajador del sector salud y te interesa saber más sobre esta iniciativa, escríbenos a nuestra página y organízate con nosotras. |