Luego de arribar en caravana a la CDMX desde Guerrero el pasado 21/11, maestras y maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), adherida a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), mantuvieron un plantón por 11 días en la Plaza de la Constitución (Zócalo) de la CDMX.
Ahí estuvieron las y los maestros guerrerenses durante la marcha por el Día Internacional Contra la Violencia a las Mujeres el 25/11, que culminó con un mitin en el Zócalo de las organizaciones feministas. Y también, rodeados por vallas, permanecieron frente al Palacio Nacional durante la masiva marcha encabezada por AMLO el 27/11, al final de la cual éste rindió públicamente su 4° informe de gobierno. Además, cercaron la SEP y marcharon por las calles de la capital.
Aunque el presidente afirmó que su gobierno está en ’buenos términos’ con el magisterio, las y los maestros de Guerrero lo desmintieron, pues denunciaron la cerrazón del gobierno federal, que no estuvo dispuesto ni siquiera a atenderlos, por lo que insistieron en la reapertura de la mesa de diálogo entre AMLO y la CNTE, que fue suspendida unilateralmente por el presidente desde el 2020.
Los mentores rechazaron volver a mesas de trabajo en su estado, pues denunciaron que el gobierno morenista de Evelyn Mejía no les ha dado solución.
Por otro lado, el gobierno federal ha priorizado su relación con la dirigencia burocrática (charra) del SNTE, mientras deja de lado la opinión y los reclamos de las maestras y maestros de base, así como la de los sectores del magisterio disidente agrupados en la CNTE.
Gobierne quien gobierne, los derechos se defienden
Las y los maestros de Guerrero denunciaron que la reforma educativa neoliberal, impuesta desde el gobierno de Enrique Peña Nieto, que el presidente actual prometió cancelar, está teniendo continuidad con la Ley del Sistema para la Carrera de Maestras y Maestros (SICAMM).
Esta ley mantiene un régimen laboral de excepción anticonstitucional contra el magisterio nacional. En principio porque condiciona el ingreso al servicio docente de los egresados normalistas a que pasen por un ’proceso de selección’ que poco o nada tiene que ver con la realidad educativa y social que enfrentarán, en el que tienen que competir por una plaza con aspirantes de otras carreras e instituciones de educación superior que también quieren ser docentes.
Aún si los aspirantes alcanzan el puntaje requerido, esto no garantiza que se les asigne una plaza basificable con un ingreso suficiente. Puede pasar el ciclo escolar sin que los llamen, o puede que les asignen un ’interinato’ por tiempo limitado, por lo que al año siguiente tendrán que volver a ’concursar’.
Ante ello, las y los docentes guerrerenses desde el plantón demandaron plazas automáticas basificables para las y los egresados normalistas.
En el caso de las y los docentes en servicio, la ley en cuestión mantiene un esquema de ’promoción horizontal’ meritocrático, semejante a la antigua ’carrera magisterial’, basado en obtener constancias, diplomas, grados académicos, realizar exámenes y ’planeaciones argumentadas’ para poder lograr la ’promoción’ y así contar con incentivos salariales.
De esta manera, se fomenta la desigualdad salarial en el magisterio y se ’justifica’ que el aumento salarial anual para el conjunto del gremio este año siguiera siendo menor a la inflación, a pesar de la promesa de AMLO de que sería mayor. Esta precariedad salarial la resienten más las y los maestros de los estados más pobres del país, como Guerrero.
Por lo que desde el plantón demandaron un aumento salarial de emergencia que contrarreste la pérdida del poder adquisitivo del magisterio provocada por la inflación. También exigieron volver al sistema solidario de pensiones en el ISSSTE y que éstas se paguen en salarios mínimos y no en UMAs.
Ni una lucha aislada más: retomemos la unidad y la movilización
Las demandas de las maestras y maestros de Guerrero son justas y coinciden con las del resto del magisterio nacional.
Desafortunadamente, como antes ocurrió con las acciones realizadas por las y los maestros de la Sección XVIII de Michoacán, escaso fue el respaldo activo que tuvieron de otras secciones de la CNTE mientras permanecieron en la CDMX.
Es que aunque la dirigencia de la CNTE insiste en su llamado a que se reabra el diálogo con AMLO, la realidad es que éste ya demostró que no quiere saber nada del magisterio disidente, ni acabar con los rasgos neoliberales que mantiene su proyecto educativo; avalado por los charros del SNTE, que se están legitimando en la mayoría de las secciones sindicales gracias a la reforma laboral del gobierno de la 4T.
Por lo que los derechos del magisterio y la educación pública solo podremos defenderlos si retomamos el camino de la movilización -’suspendida’ durante los primeros años del sexenio por la confianza que depositó la dirigencia de la CNTE en el gobierno de la 4T-, e impulsamos la unidad y la lucha de todo el magisterio nacional, junto a sus aliados: las madres y padres de familia, así como otros sectores de trabajadores, sin confiar en el gobierno de AMLO ni en los partidos del régimen, que quieren volver a utilizar al magisterio como clientela en su disputa electoral.
* Docente de secundaria en la CDMX, integrante de la Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase. |