En la Cámara de Diputados algunos parlamentarios defendieron abiertamente las ganancias de los banqueros, como Mendonça Filho (DEM/PE) y Arthur Maia (Solidariedade/BA). Del lado del gobierno no faltaron defensas demagógicas como la de Gleisi del PT, de la bancada del PCdoB y del PDT. Estos parlamentarios mientras defendían el aumento de la tributación sobre las ganancias de los bancos y utilizaban argumentos de “todos deben hacer su parte en los ajustes”, escondían algunas informaciones que muestran cómo incluso con este aumento los banqueros pagan menos impuestos que los trabajadores.
En un escenario con tasas de interés altas, los mayores bancos con actuación en el país cerraron el primer trimestre del año con un aumento del lucro contable. El banco Bradesco cerró con un aumento del 23,3% de ganancias en relación al mismo período de 2014, el banco Itaú-Unibanco registró un aumento del 27,3% en relación al mismo período de 2013. El Banco do Brasil cerró con un 117,3% de aumento en relación al primer trimestre de 2014.
Este aumento de la rentabilidad de los bancos en un momento de retracción económica es fruto de la política de tasas de interés practicado para ciertas líneas de crédito, como las tarjetas en más de 240% al ano, o de los cheques especiales que llegan a 232% al año. Estos valores que provocarían la envidia de cualquier especulador, demuestran cómo la defensa de las ganancias de banqueros es un principio, con más o menos demagogia, para cualquiera de los integrantes de los partidos del orden.
Otra fuente inagotable de ganancias para los bancos son los títulos de la deuda pública, destino al que el gobierno transfiere el 45% de su recaudación. Los “recortes” y “ajustes” buscan sacrificar derechos laborales, recortar el presupuesto en salud, educación para mantener esa parte del presupuesto intacta.
Sumando las ganancias de los 5 mayores bancos del país sólo de los primeros tres meses de este año, tenemos un total de R$21 billones de recaudación. Lo que el gobierno pretende acaparar con la medida, sumando los tres años en los que estaría en vigencia la Medida Provisoria, no llega a los R$10 billones, menos de lo que fue recortado solo del Ministerio de Educación. Esta medida no guarda comparación con el tributo que es descontado sobre el salario del trabajador, el Impuesto de Renta. Este impuesto se aplica a cualquier trabajador que gane por encima de R$ 1.903,98, un valor muy lejos del mínimo necesario para cumplir los principios constitucionales del salario mínimo, según el DIEESE, cuyo valor actual debería ser de R$ 3.325,37.
Quien gana de R$3.572,44 a R$4.463,81 ya paga un porcentaje de 22,5% de impuesto al gobierno, valor mayor al porcentaje con el que los bancos serán afectados. Sin contar que este impuesto a los bancos es sobre las ganancias, que en promedio, aumentaron un 25% en comparación al año anterior. El impuesto sobre el salario del trabajador es sobre un valor que ha sido, en la mayoría de los casos, absorbido por la inflación que llega casi al 10%. Y una vez pago el impuesto a la renta, el trabajador tendrá aún que pagar otros impuestos con cualquier compra que realice en el supermercado.
Sin contar que los ingresos de las cargas e impuestos que el gobierno viene aprobando no serán invertidas en áreas sociales como la salud, educación o el transporte, como podría esperarse de un dinero que es recaudado compulsivamente del trabajador por el Estado. Este dinero será utilizado para reequilibrar las cuentas que en julio presentaron un déficit primario. Es decir, toda esta recaudación tiene como finalidad pagar los intereses de la deuda pública.
Un impuesto sobre las ganancias es un impuesto fácilmente de burlar para los bancos, quienes pueden omitir sus rendimientos disfrazándolos de inversiones y otras maniobras, como muchas multinacionales realizan a través de los pagos por "servicios" a sus países de origen. Otras medidas serían las necesarias para lograr que los ricos paguen, como impuestos fuertemente progresivos sobre las grandes fortunas, apertura de los libros de contabilidad de los bancos y grandes monopolios, entre otras, como parte de un plan de lucha anticapitalista para que sean los empresarios y no los trabajadores quienes paguen las cuentas del "ajuste".
Encubriendo que esta medida poco afectará a los millonarios, el gobierno, el PT, el PCdoB y Cía, intentan vender la idea que están aplicando ajustes "progresistas" contra los banqueros con la aprobación del irrisorio y limitado aumento del impuesto sobre sus exuberantes ganancias acumuladas durante los últimos años. Lucros enormes como nunca antes en la historia de este país...
El estado brasilero bajo comando petista o tucano (PSDB) incluso con este aumento de impuestos, actúa como un Robin Hood pero al revés, sacando a los más pobres para darle a los más ricos. |
