Trabajadores y trabajadoras contratistas de viñas y frutales se movilizaron desde el Nudo Vial hasta la Subsecretaría de Trabajo de la provincia en el marco de la lucha que vienen llevando adelante por un aumento salarial del 120 %, necesario para llevar la mensualidad a un valor de $ 6.800 por hectárea, lo mínimo necesario para lograr un sueldo que no esté por debajo de la línea de pobreza.
La concentración comenzó este jueves en el Nudo Vial, principal acceso a la Ciudad de Mendoza. Desde allí, cientos de trabajadores y trabajadoras contratistas de diversos puntos del Gran Mendoza se movilizaron a la Subsecretaría de Trabajo de la provincia, donde llevaron su reclamo por un aumento salarial que lleve el sueldo al valor de la Canasta Básica, para que ningún trabajador pierda frente a la inflación.
Agrupados en la Asociación de Contratistas PECUM, marcharon junto a trabajadores y trabajadoras de viñas y bodegas, de la educación y estudiantes que se movilizaron en apoyo de uno de los sectores más importantes y peores pagos de la provincia. Su exigencia es una recomposición del 120%, que lleve su sueldo inicial de $ 3.090 a $ 6.800 por hectárea, teniendo en cuenta el desfase de sus sueldos iniciales más la inflación anual que ya se estima llegará al 100%.
Como demostraron las y los vitivinícolas con su lucha, las grandes bodegas siguen ganando millones a costa de salarios de miseria para las y los trabajadores. Con bonos de sueldo en la mano, los contratistas mostraban que en promedio están cobrando de básico $ 30.900 de bolsillo, que junto al pago anualizado de la cosecha no llega a sumar $ 70.000 por mes, muy por debajo de la línea de pobreza, contemplando además que muchas veces son varios los miembros de la familia que trabajan por ese sueldo, en especial el trabajo de las mujeres que termina siendo invisibilizado.
La lucha de los contratistas es la misma lucha que llevan también adelante los trabajadores de viña y bodega, ya que enfrente tienen a la misma patronal y a sindicatos burocráticos que juegan para los intereses de las grandes bodegas, es por eso que la unión de las y los contratistas y trabajadores de viñas y bodegas es fundamental, como así también la unión con chacareros y trabajadores rurales, para ponerle freno al ajuste y a las paritarias a la baja que proponen las patronales, sindicatos y gobiernos.
"Piensan que el contratista tiene que seguir viviendo así porque siempre vivió así. Pero el contratista se cansó"
Este miércoles en el Congreso Nacional, el Frente de Izquierda realizó la presentación del proyecto de “Ley de Intercosecha y contra el trabajo rural temporario”. Junto a Nicolás del Caño, Myriam Bregman, Alejandro Vilca y Romina del Plá estuvieron trabajadores rurales de Salta, Tucumán, Jujuy y Mendoza que explicaron los alcances del proyecto que, entre otras cosas, contempla una ayuda económica durante el receso estacional, Obra social todo el año y un plan para poner fin al trabajo temporario.
Desde Mendoza participaron Ana Maya, trabajadora de viñas, junto a Gabriel Ávila, trabajador de bodegas, quien reivindicó el proyecto y la unidad de los trabajadores de viñas y bodegas, como mostró la lucha de los Autoconvocados vitivinícolas. También participó Sonia Illanes, trabajadora contratista, que relató que "en Mendoza estamos levantándonos los contratistas, porque nuestro sector hasta el mes pasado un contratista que trabaja 10 hectáreas con la familia estaba ganando $ 28.000 mensuales. Yo trabajo con mi marido, mi hijo y mi hija trabajan a la par nuestro y ganamos $ 28.000. Hoy en Mendoza se ha helado la mayor parte de la producción, tanto de uva como de chacra y la gente está desesperada porque no puede llegar a cumplir ni una comida digna para sus hijos".
"Hay muchos compañeros contratistas que trabajaron toda su vida y no tienen una casa donde vivir, se aguantan la precarización por tener la vivienda. También estamos levantándonos las mujeres, la mujer contratista figura en la Ley diciendo que trabaja una persona a la par con su familia, hasta ahí llega la visibilidad de las mujeres y los chicos. Nostras trabajamos y no tenemos aportes, no tenemos derecho a una ART y no sabemos si nos vamos a jubilar. Es una situación que ya no se soporta, yo trabajo y me expongo, como los del limón, tenemos nuestras columnas y brazos con patologías. Llegas a los 57 años como dice la Ley para jubilarte pero nuestros cuerpos está desechados a los 40 por todo lo que nos expusimos", completó Sonia.