Lo único que está claro es que el bono del gobierno generó preocupación. En los trabajadores y trabajadoras, porque los 24 mil pesos (13500 para quienes cobran el Potenciar Trabajo) no alcanzan para cubrir ni una parte de lo perdido en los salarios reales. En los empresarios, porque son tan miserables que no quieren abrir la billetera para pagarlo.
Así lo confirmó hoy la Unión Industrial Argentina. En un comunicado difundido este viernes, mostraron "su preocupación por el impacto que tendrá en el sector productivo la modalidad bajo la que se implementará el otorgamiento de un bono para trabajadores privados".
Cuando dicen “sector productivo” los patrones se refieren ellos, vale aclarar la confusión.
¿El argumento de la UIA? Que “la industria cuenta con más de 800 convenios colectivos en plena vigencia, fruto del consenso entre trabajadores y empresarios. Durante 2022, las negociaciones paritarias han funcionado como un mecanismo eficaz para dar respuesta al problema de la inflación".
Insólito. La realidad es que la mayoría de las paritarias han quedado atrás de la inflación y aún así cada vez más trabajadores y trabajadoras ocupadas son pobres. Según el último Informe del ministerio de Trabajo, la mitad de los 6,5 millones de trabajadores privados percibió un salario bruto menor a los $ 141.442, una cifra cercana a la canasta básica mediante la cual el Indec define la línea de pobreza.
Según los empresarios, el bono generaría “distorsiones e imprevisibilidad” en las paritarias. Es asombroso como las patronales piden subsidios, rebajas impositivas, dólar soja y dólar malbec, conciliaciones obligatorias cuando les conviene, pero cualquier medida del Estado que les imponga siquiera un miserable desembolso la consideran “distorsiva”.
Detrás de la queja por el bono hay en realidad un objetivo más de fondo: seguir atacando el salario, exigiendo nuevos favores de parte del Estado, pero además buscando defender su tasa de ganancia. Según se pudo conocer hace algunas semanas, en los últimos dos años el empresariado aumentó el porcentaje que se queda de la riqueza generada. Y en particular los industriales, representados por la UIA, aumentaron en 18 puntos la parte que se quedan de la torta.
Un bono de miseria y lágrimas de cocodrilo, otro capítulo del ataque al salario que no hay que dejar pasar. |