El encarecimiento constante del costo de vida afecta a millones de familias trabajadoras. Un reciente informe de Zonaprop confirma que en la CABA en el año 2022 la suba de los precios de los alquileres fue de 98,2 %.
“En 2022 los alquileres (nuevos contratos) acumularon suba de 98.2%, la mayor suba anual desde el inicio de la serie (2012). El incremento es levemente mayor a la inflación (97.0%) y significativamente por encima (+18 p.p.) del ajuste de los contratos existentes (ICL, +80.6%)”, sostiene el informe.
El precio promedio de un monoambiente (40 m2) en la city porteña asciende a $ 77.899 por mes. Mientras el alquiler de un 2 ambientes se ubica en $ 92.941 por mes, 5.5% por encima del mes previo. Se trata de cifras muy elevadas si las comparamos con lo que ganan los trabajadores, según datos del Indec la mitad de los asalariados gana menos de $70.000.
Si consideramos una vivienda para una familia de 4 integrantes, el precio de un departamento de 3 ambientes (70 m2) es de $ 125.66 por mes.
Dentro de los 100 barrios porteños, el más caro sigue siendo Puerto Madero con un alquiler promedio que llega a $ 180.448 mensuales, según el Índex ZP CABA. Seguido por Palermo donde alquilar sale $ 111.656 por mes; y Núñez con un precio de $ 106.790 mensuales. San Cristóbal se encuentra dentro de los barrios con precios moderados, un alquiler allí asciende a $ 86.905 mensuales. Los barrios con precios populares están encabezados por: Floresta ($ 71.940 por mes), Liniers ($ 73.056 por mes) y Barracas ($ 73.389 por mes).
En 2022 no se avanzaron en mejoras sobre la actual Ley de Alquileres. Un fuerte lobby inmobiliario intentó derogarla, sin respuesta del Frente de Todos, los problemas para los inquilinos se mantienen. La escalada inflacionaria junto a la profundización de la especulación inmobiliaria, se refleja en precios por las nubes para los contratos iniciales. El acceso a la vivienda es un derecho, pero no sólo en la CABA, a nivel nacional esta problemática afecta a unos 3.5 millones de hogares. Pagar el alquiler se vuelve imposible, mientras unos pocos aumentan sus ganancias.
Sin afectar los negocios de los grandes empresarios con medidas elementales como un impuesto a la vivienda ociosa y un plan Estatal de construcción de viviendas a la altura de las necesidades de la población, el derecho a la vivienda digna será imposible cumplir.
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