Este 5 de enero, el país entero despertó con la noticia de la ola de violencia que azoraba las calles de Culiacán, Sinaloa. Rápidamente videos y fotos de camiones quemados y bloqueos a carreteras inundaron las redes sociales.
Se trataba del operativo encabezado por las Fuerzas Armadas para detener a Ovidio Guzmán, líder del Cartel de Sinaloa e hijo del narcotraficante mexicano Joaquín “el Chapo” Guzmán, quien ya en 2019 había sido liberado horas después de su captura en un operativo similar, por órdenes de Andrés Manuel López Obrador, ante la ofensiva rudimentariamente militar del Cartel de Sinaloa.
De acuerdo a algunos medios el operativo comenzó de madrugada en el poblado de Jesús María, en las inmediaciones de la casa de la familia de Guzmán. Más tarde, los enfrentamientos entre narcotraficantes y fuerzas armadas, se habían extendido a otros municipios como Guasave y Los Mochis.
Las actividades fueron suspendidas en su totalidad dentro de la ciudad que no tuvo clases, ni actividades laborales. Mediante redes sociales la población de estas ciudades denunció que los narcotraficantes robaron varios vehículos a civiles, además, los vuelos fueron completamente suspendidos en el aeropuerto de Culiacán luego de que un avión con pasajeros fuera alcanzado por las balas de uno de los enfrentamientos.
A pesar de que la violenta jornada se extendió a lo largo de la mañana, y de que la propia Embajada de EU en México lanzó una alerta advirtiendo a sus ciudadanos “No Viajar” a ninguna ciudad del estado de Sinaloa, también fue noticia el anuncio por parte de Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores, en la conferencia mañanera sobre la agenda acordada para la visita a México de Joe Biden y Justion Trudeau, mandatarios de Estados Unidos y Canadá, el próximo 9 de enero.
Sobra decir que aunque en esos momentos el episodio ya se desarrollaba, AMLO omitió desarrollar declaraciones al respecto.
“No sabemos todavía cómo están los acontecimientos en Sinaloa, hay un operativo que inició en la madrugada y más tarde vamos a informarles”
El 2023 comenzó en nuestro país con un motín en el penal Cereso 3 de Ciudad Juárez, Chihuahua otra de las ciudades más golpeada por el narcotráfico, la mañana del primero de enero. Tras el atentado se reportaron siete presos y diez carceleros muertos, además, de 24 reclusos fugitivos, entre ellos Ernesto Alfredo Piñón de la Cruz “El Neto” quien era reconocido como líder de “los Mexicles”. Esta madrugada, mientras comenzaban el operativo en Culiacán, las fuerzas armadas realizaron lo propio en en la colonia Los Aztecas en Ciudad Juárez en un intento por recaputurar al fugitivo. Piñón de la Cruz fue herido de bala en el enfrentamiento y falleció en el traslado a la Fiscalía.
Durante los días posteriores a su fuga el domingo pasado, diversos medios documentaron que el ejército se encontraba en alerta con cerca de mil agentes del ejército, de la Guardia Nacional y de la Policía Estatal patrullando las calles de la ciudad, las centrales de autobuses, el aeropuerto y los puentes internacionales.
Así, este año comienza con una abierta revitalización de la “Guerra contra el Narcotráfico”, esa vieja narrativa construida por el gobierno de Felipe Calderón hace más de 15 años para justificar el enfrentamiento entre las fuerzas armadas del Estado y el narcotráfico, en donde las consecuencias más cruentas de la violencia, terminan recayendo en el pueblo pobre y trabajador.
El gobierno de AMLO que se ha encargado de continuar con la militarización del país durante los 4 años de su sexenio, ahora hace gala de las fuerzas armadas para transmitir una ficticia imagen de orden en el país que permita avanzar en discutir, como ya anunciaba Ebrard esta mañana
¿qué tenemos qué hacer para ser más competitivos?; migración y desarrollo; salud, tras la experiencia con la pandemia; y seguridad, ¿cómo podemos hacer más segura nuestra región? Cada país tiene sus prioridades y puntos de vista.
Sin duda, si en los últimos años la política de “abrazos no balazos” había permitido al gobierno de AMLO coexistir con el narcotráfico, a pesar de las fuertes críticas de los gobiernos tanto de Trump como de Biden, acelerados los tiempos rumbo a la carrera electoral del 2024, este discurso muestra su caducidad obligando al MORENA a una línea de mayor “confrontación” contra el narcotráfico, que permita a este partido el apoyo de los gobiernos imperialistas, como guardián del orden, el siguiente sexenio.
Por otro lado, mientras se mantenga el negocio del narco, amparado en la colisión del empresariado y los distintos niveles de gobierno; así como las condiciones de precariedad y falta de oportunidades laborales, acceso a la educación y derechos básicos, que orillan a miles de trabajadores, jóvenes y mujeres a sumarse a esta enorme maquinaria ante la falta de oportunidades, el narcotráfico seguirá teniendo la presencia que durante décadas ha mantenido en el país. Esto a pesar de los ostentosos mecanismos de militarización para "enfrentarlo". |