“Se queda, confío en él (...) Todos cometemos errores. José Múcio va a continuar”, dijo el presidente brasileño Lula de Silva para dejar zanjada la discusión ante el malestar provocado por la inacción del flamante ministro de Defensa ante el asalto a Brasilia y sus elogios a Bolsonaro y los bolsonaristas.
En un gesto de conciliación hacia los militares y sectores de derecha, Lula nombró en el Ministerio de Defensa a José Múcio, un bolsonarista declarado. Múcio tiene además un currículum que daría envidia a cualquier bolsonarista. Militante de Arena [el partido tradicional de los militares prodictadura] durante más de una década, pasó por el derechista PFL (liberales) y el partido tradicional del neoliberalismo brasileño, el PSDB. Además declaró públicamente su apoyo al golpe institucional en 2016, que terminó con la destitución de Dilma Rousseff, del PT, y la asunción de su vicepresidente, el derechista Michel Temer.
No por nada recibió apoyo de exministros de Defensa, tanto de los gobiernos anteriores de Lula y de Dilma (Nelson Jobim, Aldo Rebelo y Jaques Wagner), como de los gobiernos del golpista Michel Temer (Raúl Jungmann) e incluso de Bolsonaro (Fernando Azevedo).
Todos ellos declararon su apoyo para que Mucio continúe en el cargo a pesar de que este afirmó que tenía amigos en los campamentos de bolsonaristas frente a los cuarteles militares que pedían un golpe de Estado y que las manifestaciones bolsonaristas eran "actos democráticas".
Esta unidad entre los exministros de Defensa busca preservar a Múcio, que expresa hoy una de las caras más reaccionarias del Gobierno en funciones, y fortalecer los cuerpos represores del Estado.
Para que no queden dudas, durante su reciente toma de posesión Múcio también elogió al exministro de Defensa del gobierno de Bolsonaro, Paulo Sergio Nogueira de Oliveira.
La presión para desplazar a Múcio aumentó ante la inacción del ministro durante las manifestaciones golpistas en el congreso nacional del domingo pasado, llegando al punto de que el diputado del PT por Minas Gerais e influencer político, Andre Janones, hizo correr a través de las redes sociales el rumor de que el ministro renunciaría al cargo.
Sin embargo, en la noche del martes (10), Múcio dijo que esas declaraciones no eran ciertas y que no tiene intención de dejar el cargo de ministro de Defensa de Lula, reafirmando su política de conciliación con golpistas, bolsonaristas, militares y derechistas de todo tipo, a pesar del descontento generado por sus posturas y declaraciones.
El propio Lula salió a defenderlo y dijo “Siento el más profundo respeto por él y va a continuar. Si tuviera que cambiar ministros cada vez que cometen un error sería la mayor rotación de mano de obra de la historia de Brasil”.
Previo a su designación los militares en su conjunto, especialmente los oficiales de alto rango, hicieron declaraciones apoyando a Múcio, dejando claro su interés en mantener la intervención de los militares en la política. El general de reserva y exvicepresidente de Bolsonaro, Hamilton Mourão, nostálgico partidario de la dictadura militar, declaró que Múcio en el Ministerio de Defensa sería muy bien visto por los militares. De hecho el nuevo ministro tiene una alta llegada entre los altos mandos del ejército, con un perfil ciertamente conservador.
La designación y permanencia de Múcio para el Ministerio de Defensa sólo refuerza la intención del gobierno Lula-Alckmin, de continuar fortaleciendo el pacto que defiende a una de las instituciones más reaccionarias del régimen, incluso blindando a las Fuerzas Armadas, que continúan actuando como árbitros de la política.
Como señala Esquerda Diario, parte de la Red Internacional La Izquierda Diario, "es imposible luchar contra la extrema derecha y defender los derechos democráticos de la población, fortaleciendo las bases de este régimen político surgido del golpe institucional de 2016, aliándose con aquellos que fueron pilares de apoyo para la aprobación de cada uno de los ataques políticos y económicos de los últimos años. Además, en el caso particular de las Fuerzas Armadas, estas cumplen el papel activo de garantizar la impunidad de cada uno de los responsables de la dictadura militar en Brasil. Es necesario combatir a los golpistas, a los derechistas, los ataques y las reformas antipopulares de manera independiente del actual gobierno, y confiando solo en la fuerza de las y los trabajadores y los sectores oprimidos con sus métodos de lucha, con el llamado de los sindicatos a un paro nacional y un plan de lucha para acabar con las acciones golpistas, los derechistas y las reformas y privatizaciones de Temer y Bolsonaro. Un primer paso es apoyar y dar plena solidaridad a la importante huelga de los trabajadores de reparto que está convocada para el día 25 de enero y a cada una de las luchas de la clase obrera contra las reformas, los ataques, las privatizaciones y los derechos democráticos de la población". |