El presidente Alberto Fernández sigue de recorrida, inaugurando todo lo que tenga a su alcance y tratando de mostrar un perfil de gestión que le permita maquillar su cada vez más desdibujado mandato. Por eso, después de participar este martes en un acto junto a Mario Ishii en José C. Paz, este miércoles llegó a Mendoza para inaugurar la ampliación de la Planta Depuradora de Líquidos Cloacales de la localidad de El Paramillo.
Hasta ahí llegó acompañado por su ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y aseguró que las obras "no tienen un sentido electoralista". Y luego de repasar algunas de las obras de la actualidad señaló que recorre el país "tratando de llevar soluciones para que la Argentina se ponga de pie" y "recupere el federalismo".
Entre los asistentes lo escuchaban cinco de los seis intendentes peronistas de la provincia: El anfitrión del acto, Roberto Righi (Lavalle); Matías Stevenato (Maipú); Martín Aveiro (Tunuyán), Emir Félix (San Rafael) y Fernando Ubieta (La Paz). También el el diputado provincial José Luis Ramón, el senador lavallino Gerardo Vaquer y el diputado nacional Heber Pérez Plaza. Pero lo más notable fueron las importantes ausencias: no estuvieron en el acto ni el gobernador Rodolfo Suárez ni los principales referentes del peronismo en la provincia, mucho más cercanos a la vicepresidenta Crisitina Kirchner.
"Creo que hubiera sido muy bueno que el gobernador esté participando aquí con nosotros en este encuentro. Tal vez alguien lo confundió, la verdad es que yo no vengo acá a hacer campaña electoral", señaló Fernández quien se lamentó por el faltazo del dirigente radical. "Lamento que Rodi no esté acá con nosotros, yo creo que se equivoca, le mando igual un abrazo", en su tono ya característico.
Por su parte, la senadora nacional Anabel Fernández Sagasti, candidata a gobernadora por el Frente de Todos en 2019, se ausentó aludiendo otros compromisos en el Congreso. Pero lo cierto es la conocida mala relación que mantienen con el presidente y el distanciamiento en los últimos meses, desde que Fernández resolviera en favor de la provincia de La Pampa sobre el proyecto hidroeléctrico Portezuelo del Viento, proyectado sobre el Río Grande.
En aquel entonces, la senadora había asegurado: "No es casualidad, es causalidad. Es resultado de la falta de trabajo y gestión de Suarez, de voluntad del Presidente, de la conocida mala fe del gobierno de La Pampa y el escaso trabajo para el consenso en el Coirco". Sagasti había sido una importante defensora del proyecto e incluso intentó impulsarlo junto al gobernador Suárez, llamando a "estar unidos, ser inteligentes y tenaces".
Fernández Sagasti no sólo no concurrió a la inauguración de las obras, sino que ni siquiera le dedicó un tuit. Sí tuvo tiempo, en cambio, para celebrar los anuncios de Massa y la recompra de la deuda externa. Pero como si no fuera suficiente con el desaire de Sagasti, la intendenta de Santa Rosa y presidenta del PJ mendocino, Flor Destéfanis, y el fefe del bloque de Senadores provinciales del Frente de Todos, Lucas Ilardo, tampoco fueron parte de la cita.
Wado De Pedro fue el único referente identificado con Cristina Kirchner que acompañó, al menos desde sus dichos, la visita presidencial a la provincia cuyana. "No recibir a un presidente para inaugurar una obra en beneficio de los habitantes, es una actitud poco democrática y anti republicana", señaló ante el faltazo de Suárez que ya había adelantado su faltazo. "A mí me cuesta encontrarle la explicación de la visita del Presidente cuando en Mendoza hay enojo. Eso me produce mucha molestia, como a todos los mendocinos y una forma de manifestar el enojo, lo que está pasando y ocurriendo, es no acompañarlo. No lo voy a acompañar en esta visita, Es lo que siento. No puedo estar sonriendo cuando nos han pegado un trompadón a los mendocinos", había afirmado Suárez.
Así las cosas, la visita de Fernández por Mendoza pasó sin pena ni gloria. Y pese a su intención de mostrarse activo en su idea de mostrar gestión, lo que queda más en evidencia es la soledad y el desgaste de su figura en medio de una crisis que lo tiene relegado a un papel intrascendente, mientras Massa asume las principales decisiones de Gobierno y levanta su perfil pensando en la campaña presidencial.
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