Desde el pasado lunes 9 de enero, millares de trabajadoras y trabajadores del magisterio, del sector salud, hasta los sectores siderúrgicos, de la administración pública, de las universidades autónomas y también los pensionados y jubilados se han manifestado simultáneamente en todo el país para demandar un salario y pensiones igual a la canasta básica y los contratos colectivos. La masiva presencia y la espontaneidad con que han salido ha sorprendido a las propias direcciones sindicales.
De un extremo al otro del país, del norte al sur y de occidente a oriente, se manifiestan las trabajadoras y los trabajadores. En fin, es en los 23 estados y no solo en sus capitales sino en muchísimas ciudades de todo el territorio nacional. “No quiero bono, no quiero Clap yo lo que quiero es un sueldo digno ya», gritaba al unísono los manifestantes en todas las calles. “Estamos exigiendo que se nos reactiven nuestras reivindicaciones. Tenemos una contratación colectiva que ha sido violada 100%. Los docentes se encuentran en un estado de indigencia, hay docentes que están muriendo porque no tienen como cubrir sus gastos”, manifiestan muchos de los trabajadores y las trabajadoras de la educación.
Es que la situación es insoportable con los salarios y pensiones de hambre y con los derechos laborales pisoteados. El salario mínimo fue fijado en marzo de 2022 en 130 bolívares mensuales (que equivalen hoy a unos siete dólares), por lo que se necesitan más de 50 sueldos mínimos para cubrir la canasta alimentaria que está cerca de los 400 dólares. Esto es lo que perciben gran parte de los trabajadores públicos y más 5,3 millones de pensionistas y jubilados.
La lucha del magisterio comenzó a desplegar toda su fuerza, un enero caliente de manifestaciones en las calles y que cundió en los demás sectores laborales. Presentan disposición a presentarle lucha nuevamente al gobierno, es más, las contundentes jornadas de protestas incentivan a la lucha al conjunto de los trabajadores del país, que atraviesan una situación realmente de calamidad.
De generalizar todo su potencial el magisterio, puede ser un motorizador de las luchas, que permita una gran unidad tras un verdadero plan de lucha y derrotar la política de hambre del gobierno de Maduro. Esto es lo que está en juego, derrotar los planes capitalistas y de ajuste, que junto con los empresarios, tienen sumergido al pueblo trabajador en la peor de las miserias.
Pero una cosa es clara, para que triunfen los educadores y demás luchas en curso y para hacer pesar en la vida nacional los intereses de los trabajadores, es imprescindible la más completa independencia de clase, donde son los propios trabajadores desde las bases los que deciden cada paso a seguir. En el caso del magisterio un paro nacional comienza a tomar fuerza. Pero para ello es necesario que, en cada escuela, liceo, realizar asambleas para organizarse, levantando comités de conflicto por escuela y coordinarse a nivel de ciudad y regional, pues es importante que cada paso a dar debe ser decidido por los propios profesores en dichas asambleas. Ninguna confianza en las burocracias sindicales, la fuerza viene desde abajo y es allí donde se debe decidir todo, apostando a la autoorganización y levantando un verdadero plan de lucha.
Por eso es que este 23 de enero se llama a esa gran movilización nacional de trabajadoras y trabajadores en lucha exigiendo salarios y pensiones que cubran la canasta básica indexados a la inflación. ¡Asambleas y comités de conflicto en escuelas y lugares de trabajo! ¡El gobierno y los empresarios nos quieren esclavos! ¡No a la bonificación del salario! ¡Derrotemos la política capitalista de Maduro!
Desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS), que impulsa La Izquierda Diario, llaman a sumarse a esta movilización enfrentando las políticas del gobierno que junto a los empresarios buscan una mano de obra esclava. Es necesario levantar un verdadero plan de lucha nacional al calor de las movilizaciones en curso en todo el país. Es posible derrotar la política la política de hambre del gobierno, y para ello es necesario organización y lucha y un programa a la altura de las circunstancias. El magisterio está marcando el camino.
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