La instancia partió articulando vivencias de usuarias del cannabis, las necesidades y negligencias cotidianas que se viven alrededor de una fuerte criminalización y el total fracaso de la política prohibicionista, que se condice con el aumento de políticas represivas a la par del aumento de redes de tráfico.
Según la ONU, durante el año 2020 Chile se ubicó como el tercer país más consumidor de cannabis, superado sólo por Israel y EE.UU; sin embargo, es también uno de los países cuyas políticas públicas para atacar el narcotráfico terminan siendo justificativos para perseguir a usuarias/os incluso si estos son medicinales, situación que afecta particularmente a mujeres y niñes.
Cannabis, capitalismo y patriarcado:
Al encuentro asistieron muchas madres emprendedoras que, a través de la repostería cannábica y su perspectiva recreativa/medicinal, pudieron combatir la crisis durante la pandemia resistiendo contra el prejuicio y estigma social por trabajar con cannabis y sus derivados.
Lamentablemente, como en muchas aristas de la vida cotidiana, el aspecto recreacional para las mujeres y disidencias que consumen cannabis se ve alterado por el sesgo conservador y desinformado que con las políticas antidrogas de los distintos gobiernos sólo empeora. Tal es la situación que un informe llamado “Mujeres: Política de drogas y encarcelamiento” realizado por la OEA, WOLA y otros organismos, dio a conocer que durante el 2017 el 60% de las mujeres presas en Brasil, Argentina y Uruguay estaban encarceladas por ley de drogas, principalmente madres solteras que cometieron delitos menores (porte-consumo).
https://www.oas.org/es/cim/docs/womendrugsincarceration-es.pdf
“¿Acaso las madres no podemos fumar? Claro que sí, pero la criminalización y el estigma son factores importantes, afectan toda nuestra esfera social y nos lleva a aislarnos como madres” comenta una de las participantes reflexionando sobre cómo el patriarcado se refleja en el cuestionamiento particular hacia las mujeres que consumen, poniendo en tela de juicio el rol de ‘madres’, las responsabilidades laborales, la exposición, entre otras cosas.
Con el objetivo de romper aquellos prejuicios es que en “Mama Jam Power” – una de las colectividades asistentes - se organizan mamás cannábicas que están dispuestas a informar, debatir y apoyar alrededor de las bondades del cannabis y el feminismo.
Por otra parte, las usuarias/os cannábicos enfrentan una negligencia dentro del propio sistema de salud, ya que el acceso a medicamentos limitado a las condiciones económicas de cada familia, sumado a la desigualdad laboral que atraviesan mujeres y disidencias que ocupan en gran parte puestos relacionados a servicios, subcontrato y trabajo informal.
En este sentido existe una fuerte relación entre la demanda por la “liberación” cannabis y la inmensa necesidad de un sistema de salud público que pueda costear la distribución médica de materia vegetal y pueda ser administrado por usuarias/os y trabajadores de la salud como una medida contra la privatización, la corrupción y el narcotráfico.
Muchos debates se pueden desprender a propósito del consumo de drogas, sin embargo, un hilo que une todas esas aristas es la pelea por no más presas ni presos por plantar, y por un uso que al ser medicinal pueda distribuirse a través de la red de salud asegurando un acceso sin excepción, de manera pública, de calidad, gratuita y libre. | 
