La legitimación del CCT es una medida implementada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador como parte del nuevo modelo laboral contenido en el acuerdo comercial del T-MEC y que responde a los intereses de EU, modelo que no es aplicado para ninguno de los otros socios comerciales.
Actualmente solo el 12% de la clase trabajadora mexicana está sindicalizada, es decir, la gran mayoría no cuenta con una organización sindical, una muestra del modelo económico que privilegia el interés de las trasnacionales a costa de sus trabajadores. De ese porcentaje, hasta el momento, de 550 mil CCT sólo se han legitimado 12 mil 641 a 96 días de que cierre el periodo de elecciones; lo cual dejará a cientos de miles de trabajadores con contrataciones individuales.
Pese a que el gobierno y sus instituciones laborales, como la Secretaria de Trabajo y Previsión Social (STPS), lo presentan como un mecanismo que garantiza la “democracia” en los sindicatos, el panorama actual en los sindicatos está muy lejos de romper con el sindicalismo pro patronal y burocrático que ha implementado en las últimas décadas la precarización y violentas relaciones laborales donde el grueso de la clase trabajadora no cuenta con derechos laborales como salarios dignos, jubilaciones o seguridad social. Beneficiando a las patronales.
La democracia sindical e independiente no puede decretarse, se requieren instancias y mecanismos reales en los que la libre organización de las y los trabajadores pueda desarrollarse en la participación y toma de decisiones colectivas a través de asambleas, congresos y plenarios. En la elaboración de su prensa y medios de comunicación, en la formación política y capacitación constante, en la elección libre de sus representantes, para estar en las mejores condiciones de pelear por derechos laborales y salarios que permitan vivir y descansar, sin la injerencia de los partidos patronales, del gobierno ni de los empresarios.
A pesar de ello, las y los trabajadores con su organización tienen la fuerza para avanzar en la conquista de sus derechos. Ejemplo de ello es la conquista de los trabajadores de GM Silao que lograron sacudirse a la burocracia gansteril de la CTM y hoy tienen como desafío desarrollar su organización desde las bases en forma independiente de representantes del gobierno y los partidos patronales. Pues aun cuando conquistaron un nuevo sindicato, el SINTTIA, su dirección no desplegó un plan de lucha para arrancar salarios superiores a los impuestos por la patronal y medidas democráticas elementales como la elección de delegados y la discusión del conjunto de los trabajadores en asambleas, sólo ha organizado una sin convocar al conjunto de su base.
Conquistar democracia sindical implica contravenir el modelo de “democracia sindical” lopez-obradorista diseñado “desde arriba” para sustentar el marco económico actual, que privilegia los acuerdos comerciales, las inversiones y ganancias de las trasnacionales, lo cual no está en los planes del actual gobierno pues desde su inicio, fue fundamentalmente una medida comercial.
En nuestro sindicato, el CCT que conquistaron las generaciones de trabajadoras y trabajadores con huelgas, movilización y organización hoy nos permite contar a 28 mil universitarios con derechos laborales que la gran mayoría no tiene. Por ello decimos sí a a la legitimación del CCT, pero de forma crítica, porque nuestro sindicato debe recuperase democráticamente desde las bases, para prevenir que no se elimine ninguna conquista más, poniéndose en pie de lucha contra los avances de la precarización en la Universidad.
Si bien nuestro CCT contiene conquistas muy importantes, somos sujetos de constantes violaciones a nuestro CCT por parte de la patronal de la mano de una política conciliadora y de pasivización política por parte de nuestra dirección sindical, encabezada por Carlos Hugo Morales Morales, actual secretario general, que no ha puesto un freno a los ataques a nuestro CCT.
A su vez, la estructura sindical es usada para que las “corrientes” se beneficien de los recursos de nuestro sindicato para mantener sus grupos de poder con prácticas clientelares que, lejos de fortalecer las conquistas, golpean a nuestro sindicato y al conjunto de las y los trabajadores de la UNAM.
Por otro lado, resulta escandaloso que, en nuestro sindicato, la decisión de una asamblea de base de cualquier dependencia (la expresión más directa de la voluntad de la base sindical), pueda ser burocráticamente ignorada por los delegados que, amparados en una reforma estatutaria que les dio el carácter de plenipotenciarios, impongan su criterio por encima de lo que es un claro mandato de base. Así también la norma de la elección de delegados del ”resto mayor” impide que grupos de trabajadores disidentes a las corrientes actuales puedan participar de las decisiones y contraviene la vida democrática del sindicato, además de la falta de asambleas quincenales para que las y los trabajadores decidan colectivamente.
Para defender al sindicato, es necesario que el mismo funcione democráticamente. La más amplia democracia interna significa ─entre otras cosas─ el respeto a la voluntad de las y los trabajadores que conforman el sindicato; de llevar a cabo sus decisiones y acuerdos. De esta manera, se fortalecería la vida interna de nuestra organización y se lograría un sindicato que salga unido y masivamente a defender sus derechos, sobre todo, ahora que el gobierno más duramente ataca nuestras conquistas. La reelección indefinida de los dirigentes ha sido el peor cáncer de los sindicatos y viola el principio democrático de rotatividad, que permite a los trabajadores aspirar a una dirección alternativa surgida de las bases.
Por un sindicato único de trabajadores administrativos y académicos
Los trabajadores administrativos y académicos estamos divididos porque el CCT de las y los profesores está en manos del AAPAUNAM, un sindicato patronal, que sostiene la inestabilidad laboral en el sector, deja pasar despidos, no realiza asambleas ni defiende de manera alguna a sus agremiados. Hoy 75% de los docentes de asignatura y ayudantes reciben salarios en extremo bajos y además están sometidos a un verdadero régimen de inestabilidad laboral, lo cual contrasta con los salarios y privilegios de la llamada “casta dorada” y las autoridades universitarias, hoy encabezadas por el rector priísta Enrique Graue. Y son precisamente estas autoridades las que fungen como patronal en la UNAM.
Hoy la lucha por la recuperación democrática del STUNAM pasa por tener una política consecuente con los más de 40 mil docentes de la UNAM para defender sus derechos, así como a los trabajadores de confianza, y buscar la basificación de todoxs. Defender activamente a estos sectores incorporaría a cientos de trabajadores para resguardar el CCT.
Somos conscientes de que la precarización de las y los docentes, así como los bajos salarios y el ataque a los derechos laborales es producto de la complicidad de direcciones blancas como AAPAUNAM, que no representa ni defiende a sus agremiados, pero también de la dirección del STUNAM que se ha negado a luchar consecuentemente por los derechos docentes y la unidad de éstos y los trabajadores administrativos y de intendencia en un sindicato unificado.
Es por ello que ante el próximo proceso de legitimación del CCT de AAPAUNAM, que aún no tiene fecha, llamamos a votar el No de legitimación del CCT de AAPUANAM con la perspectiva política de recuperación del sindicato de las manos de la burocracia sindical que lleva décadas atornillados a los puestos de dirección, lo que implicaría pelear por la máxima democracia interna, que implica la consulta y el respeto de la decisión de la base trabajadora, fortaleciendo nuestra vida interna y logrando dar una respuesta masiva y unificada por la defensa de nuestros derechos laborales.
Para ello es clave romper esta política que divide y debilita nuestras fuerzas como trabajadores universitarios. Las y los trabajadores académicos y administrativos que impulsamos la agrupación Desde las Bases STUNAM consideramos fundamental bregar por un solo sindicato universitario, que impida la atomización de nuestras fuerzas en distintos sindicatos, por eso consideramos clave levantar una campaña de afiliación masiva al STUNAM, llamando a sumarse al mismo a quienes hoy están afiliados al AAPAUNAM, así como a quienes impulsan nuevos sindicatos.
Y para extender y fortalecer la lucha en defensa de la educación pública y contra la precarización laboral, es fundamental levantar una perspectiva política de coordinación con todos los sectores en lucha, particularmente del gremio educativo, junto a los cuales hay que pelear por aumento presupuestario del 10% del PIB a la educación basado en el no pago de la deuda externa o destinando el presupuesto de la Guardia Nacional para garantizar condiciones laborales y de estudio dignas. Al servicio de esta perspectiva nos sumamos al impulso de un Encuentro Nacional en defensa de la Educación Pública y Gratuita organizado por docentes y trabajadores de base de la UNAM.
En esta perspectiva nos sumamos al mitin del 25 de enero a las 10 a.m. en Rectoría UNAM que convoca Académicos y Académicas Unidas de la UNAM. |