El Papa Francisco disparó la polémica en la tarde de este miércoles al referirse a la situación económica que atraviesa el país. Entre sus definiciones, consultado por la situación de la Argentina, el pontífice planteó que: “En el año 55, cuando terminé mi escuela secundaria, el nivel de pobreza era 5%. Hoy está en 52%. ¿Qué pasó? Mala administración, malas políticas”.
“La Argentina en este momento, no hago política, leo los datos, tiene un nivel de inflación impresionante”. Nadie puede dudar del alto grado de pobreza en el país. Sin embargo, la Iglesia, institución que dirige (y que dirigió de manera directa en la Argentina en los dos mandatos en los que estuvo al frente de la Conferencia Episcopal Argentina), viene siendo una garante fundamental en mantener la paz social a lo largo de todos estos años de fuerte deterioro del salario, buscando mantener en la pasividad y el conformismo a millones de pobres, utilizando la influencia de la iglesia en cada barrio o comedor.
Es esa misma política de pasivización la que busca frenar cualquier planteo donde sectores de trabajadores, ocupados o desocupados, pretendan que el ajuste lo paguen los grandes empresarios, que implique el fin del pago de la odiosa deuda externa, entre otras medidas destinadas a terminar con el saqueo y la degradación constante de las condiciones de vida de millones.
Aunque Bergoglio no aclaró si se refería a oficialismo, oposición o a ambos en la responsabilidad por esta crisis, si se tomó el tiempo de hacer un “chiste” poco feliz sobre el asunto: “No sé si usted sabe esa historia teológico cultural, que los ángeles custodios de los países se fueron a quejar a Dios y le dijeron a Dios: “Padre, tú fuiste injusto con nosotros, porque -se van a enojar, eh, con esto-, porque a cada uno de nuestros países le diste una riqueza: ganadería, agricultura, minería. Y a los argentinos les diste todo, todo. Tienen toda la riqueza”, y dicen que Dios pensó un poco. “Pero para equilibrar, le di a los argentinos”. Que no se enojen, es un chiste. Yo soy argentino, me río, pero algo de verdad hay. Por ahí no terminamos de llevar adelante nuestras cosas”.
Si los recursos de la Argentina son grandes y la pobreza también lo son, nada tiene que ver con el “algo de verdad” con los que insiste Bergoglio acerca de los argentinos “en general”. Lejos de eso, se trata de las profundas cadenas de la dependencia y el atraso que siguen profundizando los distintos gobiernos, refrendando la maldita deuda externa, garantizando la fuga de capitales y sosteniendo las enormes ganancias de unos pocos a costa del sacrificio y la pobreza de millones.
Las palabras del Papa también pusieron a la defensiva al Gobierno. Por caso, la vocera del Gobierno, Gabriela Cerruti, planteó en declaraciones radiales: “Cuando el Papa dice que la política hizo que la economía esté como todos sabemos, fue producto de estos cuatro años en los que todavía estamos remontando lo que sucedió en el macrismo”.
Entre sus afirmaciones, Cerruti también dijo que: “cuando pasa la derecha, sea Bolsonaro o Macri, sean dos o tres años, es tierra arrasada, y el gobierno que vuelve debe empezar a reconstruir algo de nuevo”. Aunque la responsabilidad del macrismo es ampliamente conocida, habiendo endeudado al país con el Fondo, ajustando a los jubilados y permitiendo una fuga de capitales récord (entre otras medidas), luego de más de 3 años de gobierno del Frente de Todos, en los que este decidió legitimar la herencia macrista y mientras atravesamos la mayor inflación en 31 años, la definición de la portavoz gubernamental resulta por lo demás cínica.
La pregunta para Cerruti es ¿que es lo que quiere “reconstruir” el Gobierno? si una y otra vez se pretende seguir entregando las riquezas del país a ese mismo Fondo Monetario Internacional y mientras se permite el saqueo de los recursos del país mediante el extractivismo. |