El anuncio de convocatoria de huelga por parte de CGT para el día 11 de febrero coincide con la presentación del acuerdo pactado entre CCOO y UGT con la empresa. Este miércoles tuvo lugar una primera reunión oficial entre los dirigentes sindicales e Inditex. El objetivo de la empresa y estos sindicatos es constituir una mesa estatal de negociación en la que dejan por fuera al resto de organizaciones sindicales presentes como CIG o CGT que, en provincias tan importantes como Madrid o Coruña, tienen un peso relevante. Todo ello con el objetivo bloquear a las trabajadoras y sindicatos combativos que vienen sosteniendo desde hace semanas una lucha por aumentos salariales acordes al aumento del coste de la vida y por la equiparación de sus condiciones con el resto de categorías.
Como resultado de esta primera reunión, la empresa y estos dos sindicatos han acordado renovar el actual sistema de incentivos para dependientas y un anticipo del 3% a cuenta en las provincias donde los convenios estén bloqueados y sin subida salarial pactada para 2023. Algo que no responde a las reivindicaciones que vienen planteando las trabajadoras en las movilizaciones y acciones de estas últimas semanas.
La mitad de los 52 convenios provinciales vinculados al comercio textil de los que dependen las trabajadoras de las tiendas Inditex están caducados y su negociación paralizada. Algunos lleva caducados más de 10 años y los que se encuentran en vigor incorporan, en el mejor de los casos, subidas salariales anuales del 2 o 2.5% lo que supone en los hechos una congelación salarial crónica.
Esta situación, junto a la diferencia en condiciones laborales respecto a los trabajadores de otras categorías dentro de la misma empresa, es lo que ha llevado a rebelarse a las trabajadoras de estas tiendas. Sin embargo, el acuerdo presentado por CCOO y UGT no refleja ninguna de las reivindicaciones por las que las trabajadoras llevan semanas movilizándose y por las que el pasado 7 de enero ya protagonizaron una huelga estatal. También el pasado 23 de enero las trabajadoras de las tiendas de distintas ciudades como Madrid se volvieron a movilizar para seguir con su exigencia de subidas salariales que enfrente las bajos salarios ’marca de la casa’ y la pérdida de poder adquisitivo a causa de la inflación.
Un acuerdo humillante
Ante esta situación en la que las trabajadoras amparadas por la mitad de los convenios no han visto subir sus salarios en los últimos años, el acuerdo presentado a bombo y platillo por estos sindicatos parece una broma de mal gusto, algo “humillante” como han denunciado desde CGT, mas en un contexto en el que la inflación acumulada en 2022 se situó en el 5,7%; hubo meses como julio en los que se situó en el 10,8%; y seguimos viviendo una subida del precio de los alimentos y alquileres desbocada.
CCOO y UGT mantienen en esta empresa la línea de contención salarial que han seguido desde que estalló la espiral inflacionaria hace casi dos años. En 2022 la subida de los salarios recogida en los convenios negociados ese año fue de tres veces menor a la subida de la inflación. Esta es una de las claves, sino la principal, junto a la subida arbitraria de los precios de los productos, por la que grandes empresas como Inditex, no solo han sorteado la crisis, sino que han aumentado sus beneficios a pesar de la moderación del consumo. Por ejemplo Inditex, con los datos disponibles hasta la fecha, a lo largo de los 9 primeros meses del ejercicio de 2022, obtuvo un beneficio neto de 3.095 millones de euros, un 24% más que en el mismo período del 2021.
En 2022, mientras aumentaban los beneficios empresariales, la media de aumento salarial en los convenios actualizados era del 2,8%, algo que deja por los suelos los salarios. Esto además teniendo en cuenta que deja por fuera a todos los trabajadores amparados por convenios caducados o vigentes pero que no fueron actualizados en 2022, los cuales no han visto aumentar sus salarios ni una décima, como ocurre con muchos de los trabajadores de Inidtex. Todo esto ha sido posible gracias al papel que han jugado las direcciones de CCOO y UGT.
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Como formulábamos en un artículo anterior, este acuerdo se enmarca además en una estrategia clara de la empresa “de neutralizar la creciente movilización a través de acuerdos con los jefes de CCOO y UGT, es por eso que en pleno desarrollo del conflicto coruñés estos sindicatos avanzaron en la firma de un preacuerdo estatal, lo que es una novedad en esta empresa que hasta ahora se regula por convenios provinciales. La maniobra pretende anular a los sindicatos combativos de cualquier negociación, incluso en ciudades como Madrid donde tienen la mayoría de la representación sindical.”
No resulta ninguna novedad si tenemos en cuenta el papel que han jugado las direcciones de estos sindicatos en estos años, las cuales además de la contención salarial mencionada, también han tratado de contener y sofocar la lucha de los trabajadores organizados y movilizados para pelear por aumentos salariales. Es lo que vimos en el conflicto del metal de la Bahía de Cádiz, la primera gran respuesta organizada de trabajadores frente a la incipiente inflación que mostró el verdadero carácter de las burocracias de estos sindicatos; también en el conflicto del metal cántabro y ahora lo vemos de nuevo en el conflicto de Inditex.
Sin embargo, está lógica de contención, que no puede más que beneficiar a las patronales, viene siendo cada vez más cuestionada por parte de los trabajadores. Las espartanas gallegas de Inditex y el triunfo de su lucha (con el que consiguieron un aumento salarial del 25%) supusieron un duro revés para la estrategia salarial de estos sindicatos que se negaron a secundar la huelga y en medio de las protestas llegaron a un acuerdo de subida salarial irrisorio como ahora pretenden hacer en el resto del Estado. Su postura pública era que mientras estuviesen negociando con la patronal de Inditex “no había razones para convocar huelga”. Del mismo modo ahora dan la espalda a la lucha de las trabajadoras en otras regiones. Esto que equivale a decir que hay que “negociar” en la peor relación de fuerzas posible, justamente lo que pretende la patronal.
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Las trabajadoras del resto del Estado, siguiendo el camino de las trabajadoras coruñesas, vienen peleando por subidas salariales que no sean humillantes sino que enfrenten los ataques que sufrimos hoy las y los trabajadores por vía de inflación. El próximo 11 de febrero irán a la huelga convocada por CGT en todas las provincias del Estado, para imponer por la vía de la movilización sus reivindicaciones.
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