En diciembre del 2022, la Policía Nacional del Perú realizó una compra de miles de cartuchos de bombas lacrimógenas por un costo de USD 661 mil 530. Las empresas proveedores de esta compra exprés fueron Fábrica de Armas y Municiones del Ejército SAC – FAME SAC, adscrita al Ministerio de Defensa del Perú y la empresa brasileña Cóndor SA Industria Química a la que se le pagó casi medio millón de dólares.
Al parecer, la utilización de estos pertrechos en las movilizaciones contra el gobierno golpista de Dina Boluarte, estaba agotando las reservas de la PNP, por eso, en tiempo récord consiguieron el financiamiento del ministerio de Economía y Finanzas, y con apoyo del ministerio de Defensa, se trasladó 28.960 cartuchos de gas lacrimógeno provenientes de Brasil, los cuales tenían como destino incrementar la represión contra los miles de manifestantes que a diario exigen la salida de Boluarte.
Para esta compra, el gobierno brasileño dirigido por Lula Da Silva autorizó que un avión Hércules de la Fuerza Aérea de Perú aterrice en su territorio para recoger 9 toneladas de bombas lacrimógenas que llegaron a Lima el 14 de enero y que vienen siendo utilizadas para reprimir las movilizaciones contra Boluarte, represión que hasta ahora ha costado 61 muertos civiles, más de mil heridos y cientos de detenidos.
Lula no solo ha facilitado la llegada de toneladas de bombas lacrimógenas al Perú, sino que reconoció y saludó al gobierno golpista de Dina Boluarte. Recientemente, en la cumbre de la CELAC (Comunidad Latinoamericana y Caribeña), el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, se reunió con la canciller peruana Ana Cecilia Gervasi para “fortalecer las relaciones entre los países”. Vieira aprovechó la oportunidad para proponer una reunión entre Lula y Boluarte en Belém, para lidiar con el Amazonas y los nuevos acuerdos económicos.
Así pues, queda evidenciado que a Lula no le importa en absoluto la lucha de los miles de campesinos, trabajadores empobrecidos y pobladores de los sectores populares del Perú, que día a día se suman a las masivas movilizaciones contra Dina Boluarte y que, a partir de estas acciones de protesta, exigen una Asamblea Constituyente que les permita acabar con el régimen político del 93 y empezar a cambiarlo todo. Lula con sus acciones se ha puesto del otro lado de la vereda.
A la posición de Lula, se suman Gabriel Boric y Alberto Fernández que han reconocido al gobierno golpista de Boluarte y han guardado silencio cómplice con las más de 60 muertes de civiles, los cientos de heridos y detenidos a causa de la represión policial y militar.
La posición que tienen estos gobiernos progresistas de América Latina, va en sintonía con la estrategia que hasta ahora mantiene Estados Unidos y es la de fortalecer y dar su respaldo al gobierno golpista de Dina Boluarte. Así pues, una vez más se le cae la careta al progresismo latinoamericano, el cual suele llenarse la boca de fraseología rimbombante, pero en momentos claves de la lucha de clases, como son los que se viven hoy en Perú, terminan encolumnados detrás de sectores reaccionarios.
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