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La Izquierda Diario
28 de noviembre de 2024 Faceboock

Opinión
La malla curricular y el debate sobre el golpe de Estado de 2019
Pity Ezra | Militante de la LOR-CI

Imágenes de la masacre en Sacaba, Cochabamba durante el golpe de Estado, noviembre de 2019 (Foto archivo: AFP)

Este primero de febrero se inician las labores escolares en la mayoría de las unidades educativas del país. Inician con el rechazo a la malla curricular por parte de la Confederación de Trabajadores de la Educación Urbana de Bolivia (CTEUB), las unidades educativas privadas y las diferentes iglesias. El rechazo a la malla curricular tiene tres puntos en debate que están generando manifestaciones y movilizaciones: El golpe de Estado de 2019, la educación sexual y el “pachamamismo” cultural, los mismos que desarrollaremos en tres notas en polémica con la derecha golpista, el POR y el MAS. En esta nota hablamos sobre el golpe de Estado de 2019.

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El golpe de Estado de 2019

Respecto a la mención que se hace en la malla curricular a cerca del golpe de Estado de 2019, todo el espectro de la derecha golpista señala que la “narrativa” de lo sucedido en noviembre de 2019 fue una lucha justa en defensa de la democracia. La derecha niega el golpe apoyándose en el hecho de que el MAS y Evo Morales asumieron una postura dictatorial al ampliar de una manera fraudulenta su repostulación. La derrota del MAS en el referéndum de febrero del 2016 que inhabilitaba a Evo Morales a un nuevo mandato presidencial y la denuncia de fraude en las elecciones del 2019, fueron el motor y las excusas para que la derecha saliera a las calles a “pelear por la recuperación de la democracia” de un gobierno autoritario y fraudulento. A estos argumentos se suma el hecho de que, durante el gobierno de facto, el MAS cogobernó con los golpistas aprobando leyes, convocando a elecciones y desmovilizando en agosto del 2020 a las y los trabajadores y el pueblo empobrecido que salían a enfrentar a los golpistas. “Al respecto, la diputada por Creemos, Laura Rojas, lamentó que el Gobierno esté introduciendo la “fábula del golpe de Estado” en los contenidos de la malla curricular. Calificó como una "aberración" y "vergonzoso" que desde el Ministerio de Educación estén pretendiendo “adoctrinar” a los nuevos estudiantes a través de mentiras” (Diario Página Siete).

Por su parte el dirigente de la Federación del Magisterio Urbano de La Paz, José Luis Álvarez señaló que la currícula enaltece a Evo y apoya la retórica del “golpe”. Además, denunció que la nueva malla educativa tiene contenidos históricos e ideológicos que favorecen al MAS. En esta misma línea, el representante del Sindicato Regional de Trabajadores de Educación Urbana de El Alto, Álex Mendoza, manifestó que “En los textos de sexto de secundaria ‘hablan de golpe de Estado’. Nosotros no podemos ser parte de algo que nunca ha ocurrido; la figura no está clara para los bolivianos sobre lo vivido en 2019. Para nosotros fue una rebelión del pueblo en su conjunto por el cansancio que demostró la pésima administración del gobierno de Evo Morales. Por eso, nosotros no podemos decir a los estudiantes eso y confundirlos”.

Finalmente, el Ministerio de Educación, a través del coordinador del Instituto de Investigaciones Pedagógicas, Fernando Carrión, confirma que lo referente al golpe de Estado está dentro de los textos escolares de sexto de secundaria de la gestión 2022. Sin embargo, señala que la referencia al golpe ya no forma parte del nuevo plan curricular y que fue reemplazado por “ruptura constitucional de 2019” y que la misma será acompañada con distintas posiciones para “que el estudiante cuente con su propio criterio”.

El MAS -como durante el golpe de Estado o como con la abrogación de la Ley 1386 de Estrategia Contra la Legitimación de Ganancias Ilícitas- sigue negociando con la derecha, no se atreve a pelearle en las calles, no se atreve a hacer justicia plena por las víctimas del golpe de Estado, no se atreve a llamar a los hechos por su nombre: golpe de Estado, y busca en favor de la conciliación de clases disfrazar las masacres y crímenes con una frase cobarde como es la “ruptura constitucional de 2019”, ¡ni esta bajeza le acepta la derecha golpista!

Lo que se tiene que señalar enfáticamente y basado en un análisis de la realidad objetiva y material es que lo ocurrido en noviembre de 2019 fue un golpe de Estado policial, militar, cívico, empresarial y clerical. El levantamiento policial junto con el pedido del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, para que renuncie Evo Morales corroboran en los hechos que se estaba frente a un golpe de Estado. A este hecho se suman la evidente participación de empresarios (nacionales y foráneos), distintos grupos políticos, comités cívicos, medios de comunicación, jerarcas eclesiásticos (católicos y evangelistas); así como la presencia activa de diversos sectores que responden a la diplomacia estadounidense en la región, entre otros, el papel de la Organización de Estados Americanos (OEA).

“Se denomina Golpe de Estado a la toma del poder político de una nación de modo repentino y –usualmente, pero no siempre– de manera violenta dejando de lado las normas contempladas en el ordenamiento jurídico, es decir, violentando la legitimidad de las instituciones de un Estado, por el cual, su mandato es asumido como gobierno de facto. Un Golpe de Estado es entonces un evento intempestivo que pone en jaque las normas y las instituciones del Estado, cambia las reglas de juego sin previo aviso, en beneficio de los golpistas". [1]

Lo que vino después son hechos que no tendrán ni perdón ni olvido: Desde la autoproclamación de Áñez como presidente del gobierno de facto, se impuso la biblia, se quemó la Wiphala y, mientras la lucha y la resistencia popular se extendían, Áñez de la mano de las FF.AA y la policía inició una brutal represión que cobró más de treinta vidas, cientos de heridos por la represión y casi un millar de detenidos y torturados. Para que no quede dudas sobre si hubo o no golpe de Estado lo que hay que recordar es que -mientras se negociaban las empresas del estado, mientras se hacían grandes negocios en favor de la burguesía, y mientras los diputados y senadores del partido de Evo Morales elegían la negociación con los asesinos, las balas caían desde el cielo sobre Senkata, Sacaba, Ovejuyo y Montero produciendo masacres y crímenes de lesa humanidad.

“Los hechos son los hechos. La jugada impuesta por los golpistas y aceptada por los cobardes parlamentarios del MAS de anular las elecciones y reconocer la “sucesión constitucional” de Áñez es la búsqueda de desconocer el voto rural y campesino, intentando en nuevas elecciones poder disminuir la diferencia o eventualmente ganarle al MAS. El POR y los demás fogonearon un movimiento al servicio de Áñez, Mesa o eventualmente Camacho. ¿Cuál era el contenido del voto supuestamente vulnerado a Comunidad Ciudadana impidiendo la segunda vuelta? Eso está más que claro con lo sucedido en los días previos a la renuncia de Morales y en los días posteriores: un programa neoliberal clásico como se evidencia en el desguace de las empresas estatales como BoA (Boliviana de Aviación) y los nombramientos en AASANA (Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea) y SABSA (Servicios de Aeropuertos de Bolivia) al servicio de empresas como Amaszonas y amigos de Camacho; un programa racista y conservador como se evidenció en las agresiones a las mujeres de pollera, a la wiphala; y las decenas de asesinatos producidos en Sacaba, Senkata, Betanzos y Montero, entre otros. El POR y demás grupos e individuos que apoyaron el golpe no tomaron en cuenta en ningún momento el contenido del voto que defendían, es decir, un contenido anti obrero y anti campesino, de carácter clerical y empresarial. Todo lo que acabamos de señalar nos lleva a que, incluso si se pudiera verificar la eventualidad de un fraude por parte del MAS para evitar la segunda vuelta, eso no puede justificar de ninguna manera un golpe de Estado, que en sus formas es contra Evo Morales y el MAS, pero en su contenido es un golpe contra el movimiento obrero campesino, indígena y popular.” [2]

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El golpe de estado de 2019 fue y sigue siendo un punto de quiebre histórico con la derecha, la izquierda reformista y toda variante nacional populista porque plantea en los hechos los métodos de lucha, el programa, la política y la estrategia para vencer en aras de una sociedad socialista. Está de más decir que la educación tiene que acercar a las y los estudiantes a la realidad, no solamente para comprenderla, sino para transformarla y liberarla de toda forma de opresión y explotación.

 
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