Lorenzo Altamirano era un músico rosarino, bajista en una banda punk. El miércoles por la noche fue víctima de un crimen atroz e inquietante. Jimi, como le decían, fue acordado en la calle y metido por la fuerza en un vehículo. Hacia las 23 horas del miercoles, desde un Renault Sandero negro, uno de cuatro ocupantes descendió y le disparó al menos tres veces: en la cabeza, el pecho y una mano. “Dejen de reclutar pibes”, decía el mensaje que fue encontrado en un bolsillo del pantalón de Altamirao, de 29 años, que fue acribillado en la zona del palomar del parque, a metros de la puerta 6 del Coloso Marcelo Bielsa.
En menos de cinco horas desde fue asesinado Lorenzo Altamirano frente al estadio de Newell’s, fue atacada a balazos una comisaría y también fue blanco de las balas una cárcel. Además, funcionarios del Sistema Penitenciario de Santa Fe fueron amenazados. En los dos primeros hechos apareció un mismo mensaje mafioso, que tenía como destinatario a miembros de la banda de Los Monos, que están detenidos en el Complejo Federal Penitenciario de Ezeiza.
Las balas, el crimen, salpican a la institución del Parque Independencia porque sus protagonistas participan de manera permanente del núcleo de la hinchada, pero no sería el liderazgo de la barra lo que está en disputa. La pelea de fondo de estos crímenes aberrantes: negocios millonarios de droga entre distintos grupos vinculados con la organización que controla la barra de Newells, Los Monos.
El crimen de Altamirano abriría una nueva ventana el en nivel de criminalidad que protagonizan bandas criminales con apoyo estatal: el secuestro y asesinato de una persona escogida al azar, para pasar un mensaje mafioso. Ya no se trata de muertes por disputas entre bandas, ni daños colaterales de una batalla, ni víctimas inocentes que caen por balaceras: se escote una persona al azar y se la mata.
La muerte del músico causó estupor entre amigos, músicos y familiares que destacan lo buena persona que era y lo ajeno que era al ámbito de las balaceras y la muerte: Lorenzo fue ultimado por estar parado en el lugar incorrecto, en el momento incorrecto.
Las peleas entra bandas tiene como trasfondo la pelea por el control de la droga, la calle, y el paravalancha en los estadios de los principales negocios de la ciudad. El pedido de Justicia por Lorenzo se suma a las cuantiosas víctimas que no tiene. Nada que ver con el turbio negocio del narco con amigos en la policía, la política, la justicia y grandes empresas.
Frente a esto hay que tomar medidas de fondo: hay que nacionalizar los puertos y el comercio exterior como única forma efectiva de control en la provincia más comprometida por la violencia narco en el país, junto a la legalización de todas las drogas contra el hipócrita punitivismo que asignan a los jóvenes y el amparo estatal para los grandes narcos. El control democrático de trabajadores y trabajadoras para terminar con un Estado involucrado desde la Justicia, la Política y la Policía en el narco.
Desde La Izquierda Diario acompañamos el pedido de Justicia. |