El modelo productivo forestal ha enriquecido a un puñado de familias, entre ellas el clan Matte, los dueños de la CMPC. Estos obtienen año a año ganancias siderales, mientras que los trabajadores de sus filiales, como en el caso de Softys, ni siquiera obtuvimos un incremento salarial real durante el 2022, con el argumento de que no habían recursos para financiarlo. Dicha afirmación resulto ser totalmente falsa.
Estos llantos de cocodrilo de los Matte, que cerraron un 2022 de ganancias millonarias, solo son una excusa de una familia no quieren soltar por ningún motivo su modelo de producción y acumulación de ganancias, aunque eso signifique continuar la precarización de sus trabajadores y explotar los bosques aunque que se incendie el sur del país.
Mientras van casi 300 mil hectáreas quemadas por los mega incendios que han afectado a la zona sur, más de 500 viviendas quemadas y más de 1500 familias afectadas. Los Matte, quienes son una de las familias más ricas del país, siguen obteniendo ganancias incluso por encima de lo esperado. Como publicara fundación Sol hace unos días, con solo las ganancias de 1 día de Cmpc y forestal Arauco se podría pagar el arriendo de un Ten Taker. Por eso es urgente un impuesto específico a las fortunas de estos magnates, para así financiar los gastos del combate de la emergencia y la reconstrucción.
El modelo de explotación humano y forestal está a la base de la crisis social que enfrentamos hoy, por eso no nos cabe duda que Los matte, juegan un rol protagónico en esta crisis. Solo ellos como grupo económico poseen 483 mil hectáreas en Chile, 118 mil hectáreas en Brasil y 56 mil en Argentina e incluso piensan ir por más. Por supuesto, toda esta catástrofe les viene como anillo al dedo para buscar comprar mas hectáreas devaluadas por los incendios. Por esto los únicos que sacan cuentas felices de esta catástrofe son los empresarios y magnates madereros y anti mapuche del sur. Todo para seguir aumentando sus ganancias, explotando los recursos naturales y a los trabajadores, consumiendo napas subterráneas, destruyendo el ecosistema con el monocultivo principalmente de pino.
Nuestro país sin embargo no es una excepción a la regla. El modelo del agronegocio se cobra decenas de miles de hectáreas todos los años, como hemos visto en argentina y en el Amazonas. De estas catástrofes naturales los más beneficiados son los empresarios que necesitan nuevas "tierras virgenes" que explotar para aumentar sus ganancias, aunque el costo sea poner en riesgo la vida misma sobre el planeta.
¿Y cómo podemos enfrentarlo? ¿Qué tenemos que decir las y los trabajadores al respecto?
Primero que todo, resulta indignante que mientras hay tanta pobreza y problemas sociales en el país, acrecentados con la pandemia y la crisis internacional, este puñado de empresarios reporte el nivel de ganancias multimillonarias que posee. Y esto se empeora tomando en cuenta las alzas en los costos de la vida.
Ante todo este escenario, resulta clave coordinarse entre sindicatos para activar y coordinar la solidaridad obrera y popular, como la iniciativa de coordinación que está levantando el sindicato Starbucks para ir en ayuda de cientos de familias obreras y campesinas que lo perdieron todo.
Hacemos un llamado a la unidad de todos los trabajadores papeleros y forestales, y en especial a todos y todas las trabajadores de Cmpc que día a día vivimos la explotación laboral por sueldos miserables y la división entre nosotros, debido al multirut y la subcontratación que la empresa ocupa. Basta de división, sin contar las filiales internacionales, solo en Chile somos una fuerza de 17.500 trabajadores aproximadamente, solo esta fuerza unida a otras ramas productiva y a la población puede cambiar el rumbo nefasto de los acontecimientos.
Si los dueños de la compañía son un solo grupo controlador, entonces debemos unirnos y exigir un cambio en el modelo de explotación forestal por uno que respete a las comunidades y no deprede el medio ambiente. Pero esto solo será posible si los obreros forestales y papeleros ponemos nuestras condiciones sobre la mesa, para que a su vez, las ganancias que generamos se vean recompensadas en nuestras remuneraciones, estabilidad laboral y en la comunidad que usa los productos que fabricamos, los cuales son de primera necesidad. |