Días antes del anuncio del envío por parte de Canadá de buques de Guerra, diversas organizaciones de Haití exigieron a la Comunidad del Caribe (CARICOM), a propósito de la conferencia que reunió a jefes de Gobierno regionales en Nasáu, Bahamas, rechazar una intervención militar en el país caribeño. Dicha conferencia estaba marcada por la presencia del Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, como invitado especial y la de Ariel Henry, el odiado Primer Ministro de facto impuesto al pueblo haitiano por el Core Group.
Recordemos que tras el asesinato del presidente Jovenel Moise en julio de 2021 Ariel Henry fue elegido como primer ministro por el llamado Core Group o grupo de contacto, que está liderado por Estados Unidos y del que también participan Francia, España, Brasil, Alemania y Canadá. Esta "designación", que no respetaba ninguna instancia sucesoria y no contaba con el apoyo de la población, fue rubricada por Naciones Unidas y la OEA. Es decir, un avasallamiento abierto a la soberanía del pueblo haitiano.
En la carta abierta a los gobiernos presentes en la CARICOM, las organizaciones haitianas demandan que la región “deje de ser la caja de resonancia de las antiguas potencias coloniales esclavistas, hoy convertidas en potencias imperialistas”. Y denuncian que la intervención desafía el derecho del pueblo haitiano a la autodeterminación y contribuye a mantener en el poder al primer ministro Ariel Henry, además, de que la ocupación permitirá reforzar la tutela impuesta con vistas a lograr el control político sistemático de Haití para consolidar mejor la injerencia extranjera y garantizar el saqueo de sus riquezas.
Ha sido en la cumbre de la CARICOM, que el Primer Ministro canadiense anunció el envío de buques militares. En la posición oficial Trudeau dijo que “En este momento Haití afronta de manera incesante violencia de pandillas, agitación política y corrupción (…) Ahora es el momento de unirnos para confrontar la severidad de la situación”. En su cuenta de Twitter detalló un poco más su posición. Allí escribió: “Mi mensaje a @DrArielHenry hoy fue claro. Canadá está comprometida en el apoyo al pueblo de Haití. Continuaremos allí proveyendo asistencia, imponiendo sanciones y trabajando de manera conjunta para atender la crisis política, de seguridad y humanitaria que enfrenta el pueblo haitiano”.
Esta posición de Trudeau está en línea con la posición del presidente de facto, Ariel Henry, que en octubre pasado había pedido una completa intervención militar imperialista en Haití, a manos de los Estados Unidos o Canadá. El objetivo de esta solicitud era lograr detener el enorme descontento sobre un gobierno ilegítimo impuesto al pueblo haitiano por las potencias extranjeras. Anthony Blinken, Secretario de Estado de Estados Unidos reconoció en su momento estar organizando la intervención.
También esta posición de Trudeau está en línea con la posición de la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que se reunió a fines de enero en Argentina, presidida por el presidente Alberto Fernández, en la cual el odiado presidente de facto Ariel Henry e incitador de la intervención imperialista participó oficialmente. En enero mismo el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, afirmó que era "urgente" desplegar una fuerza de seguridad internacional en Haití para “ayudar a combatir las bandas y contribuir a la gobernanza democrática”, en la misma línea argumental para justificar la intervención militar.
En la propia cumbre de la CARICOM, donde el odiado Ariel Henry fue tratado como un presidente oficial, tal como ya había sucedido en la CELAC, el gobernante de facto volvió a Haití, con todos los reconocimientos oficiales, y con su triunfo tras el anuncio de Canadá del envío de buques de guerra. Pero habiendo puesto un pie en el aeropuerto haitiano, una gran movilización de repudio del pueblo “recibió” al presidente de facto, quien protegido exclusivamente por su cuerpo de seguridad, se retiró hacia su casa.
La Conferencia de solidaridad internacional y el llamado a detener la intervención militar imperialista en Haití
La mayoría de las organizaciones firmantes haitianas que en su carta a la CARICOM exigían a los países de la región a no ser peones de la política imperialista de la intervención militar, junto a otros movimientos sociales de otras partes del mundo venían de realizar una Conferencia virtual Internacional en solidaridad con Haití el pasado 8 de febrero, convocada por el KONBIT (Coumbite de las organizaciones políticas, sindicales y populares), PAPDA (Plateforme Haïtienne de Plaidoyer pour un Développement Alternatif) y el FPP (Front Patriotique Populaire), y contó con la presencia de Nora Cortiñas y Pérez Esquivel de Argentina y más referentes internacionales de otros países. Desde La Izquierda Diario estuvimos presentes en dicha conferencia internacional solidaria.
“La conferencia es un esfuerzo conjunto, que busca contribuir a desmantelar los mecanismos utilizados por los países imperialistas y los medios hegemónicos que pretenden criminalizar y tergiversar la lucha popular en Haití, y de esta forma, justificar una nueva intervención imperialista, tal como ha ocurrido 13 veces desde 1993”, se declaraba en la convocatoria.
Referentes de los movimientos antiinterverción imperialista en Haití, ya denunciaban en la Conferencia internacional de solidaridad los pretendidos argumentos “jusfificatorios” del Primer Ministro canadiense para el envío de buques de guerra, como una situación que ha sido ficticiamente creada por el gobierno de facto haitiano y por el imperialismo estadounidense y demás países del Corel Group.
Así fue enfático, Josué Mérilien, sindicalista y profesor de filosofía (UNNOH e integrante de KONBIT), al señalar que la crisis de violencia que vive hoy Haití es una crisis fabricada por las potencias coloniales imperialistas y por los políticos dominantes de Haití, que son quienes en primer lugar crearon las bandas de ganster armados, quienes ejercen realmente el poder de vida y muerte sobre el pueblo haitiano y son quienes secuestran, torturan y matan.
“Las potencias desestabilizadoras han instalado en el espacio nacional grupos de mercenarios, leales trabajadores políticos en servicio ordenado. Obviamente, estas bandas armadas y federadas son utilizadas como instrumentos políticos del caos. Tienen poder de vida o muerte sobre la población secuestrada”, denunciaba durante la Conferencia. “En esta perspectiva, están creando una situación de caos en un intento de justificar y legitimar su proyecto criminal de ocupación militar con el fin de lograr un control político mucho más sistemático y el saqueo total de nuestras riquezas”, enfatizaba.
En la Conferencia de solidaridad se denunciaba que “El Core Group es esta unión extraña y única de diplomáticos dirigida efectivamente por el gobierno estadounidense. En tiempo récord, el Core Group logró destruir casi todas las instituciones del país (Justicia, etc.), atomizarlas y crear así en Haití una situación caótica de anarquía donde el pueblo haitiano ya no vive, sino que sobrevive.” En tal sentido Josué Mérilien, era enfático al sostener que “Esta situación insostenible de total anarquía se mantiene, y actualmente es reforzada y acelerada por las potencias imperialistas y sus aliados locales con el objetivo principal de preparar a la opinión pública para la aceptación incondicional de la calculada ocupación militar”. En otras palabras, es un genocidio silencioso lo que vive Haití.
Mérilien llamó a una campaña de solidaridad internacional con el pueblo haitiano para detener la invasión, llamó a la creación de órganos políticos del pueblo haitiano y lanzó un llamado por la restauración de la soberanía del pueblo haitiano, destruida por los políticos haitianos como Henry, principal agitador de la política de intervención. También llamó a lanzar una campaña por la eliminación de la deuda externa y por la reparación ante los siglos de saqueo que el pueblo haitiano ha sufrido a manos de estados imperialistas como Estados Unidos y Francia.
Por su parte Ilionor Louis, profesor de la Université d’État d’Haïti, otro de los panelistas haitianos, señaló en modo de denuncia la “infantilización” con que el imperialismo trata al pueblo haitiano, poniéndolo como un pueblo sin historia que debe estar bajo el tutelaje de otro país imperialista. Louis señaló que este en un método discursivo del capitalismo para subyugar a otros pueblos, ya que bajo una mirada global este tipo de discursos se ha usado contra pueblos no solo de América sino también de África y Asia. Lanzó finalmente un llamado a los trabajadores de todos los países a unirse para detener la invasión a Haití y luchar contra el capitalismo en el mundo.
Este Ariel Henry es el que todos, de Biden y Trudeau, a Alberto Fernández y Lula, tratan como el auténtico representante político del pueblo haitiano. Por otro lado, aún se mantiene fresca en la memoria del pueblo haitiano la última intervención de la ONU para la “Estabilización de Haití” (MINUSTAH) que duró 13 años, entre 2004 y 2017, y en la que diversos países de América Latina (incluidos el Brasil de Lula, la Argentina de los Kirchner y la Bolivia de Evo Morales), participaron o dirigieron junto a tropas de otros países una ocupación militar a pedido de Estados Unidos, degradando la soberanía del pueblo haitiano, y siendo acusada de todo tipo de aberraciones, abusos y asesinatos.
Las movilizaciones y huelgas masivas de los últimos años contra el Gobierno de Henry muestran que aunque el imperialismo y los gobiernos regionales se decanten por una nueva intervención militar, la misma será ampliamente rechazada por el pueblo haitiano y los pueblos oprimidos del mundo.
Es necesaria urgente la mayor campaña de solidaridad internacional con el pueblo haitiano que comience, como resolvió la reciente Conferencia de Solidaridad, con movilizaciones en todos los países para expresar el apoyo y reclamar enfáticamente contra cualquier tipo de intervención militar imperialista. |