El tango dice que “no es cielo ni es azul”. ¿Será “renovación” lo que se viene en Rosario, como dice la intendenta Mónica Fein? Esta semana, se anunció oficialmente la incorporación del diputado nacional Pablo Javkin y el Secretario de Hábitat de la provincia de Santa Fe, Gustavo Leone, al Gabinete municipal. Leone reemplazará al Fernando Asegurado en la Secretaría de Gobierno y Javkin a Jorge Elder en la Secretaría General.
Los expulsados son dos figuras muy criticadas. Ambos estuvieron en el centro de la crisis política que hace un año sacudió el gobierno rosarino: Supergatitas. En aquel momento, el hijo del Coordinador de Gabinete de Fein, Néstor Trigueros, fue procesado por facilitamiento de la prostitución (formula diplomática para hablar de proxenetismo). Trigueros hijo administraba la página Supergatitas, que tenía domicilio legal en la casa de Trigueros padre. Un encumbrado dirigente radical, Galdeano, hoy aliado de Javkin, denunció que la página se actualizaba desde las oficinas del Concejo Deliberante. Rápidamente, para contener la crisis, Fein echó a Trigueros padre y disolvió la Coordinación del Gabinete, depositando las responsabilidades de ésta, precisamente, en las Secretarías que ocupaban Jorge Elder y Fernando Asegurado (uno de los que más defendió a Trigueros públicamente). Ahora estos hombres se retiran para dar lugar a una supuesta “renovación” anunciada con bombos y platillos por Fein, y en la que también deposita sus esperanzas el gobernador electo, Lifschitz, que sabe que sin mejorar la performance en Rosario todo será cuesta arriba.
Sin embargo, la tan mentada renovación podrá terminar siendo no más que una leve mano de maquillaje. Gustavo Leone, lejos de ser una figura alternativa a la gestión del Frente Progresista Cívico y Social es, hasta el momento, parte del gabinete provincial de Antonio Bonfatti. Como Secretario de Hábitat de la Provincia, es responsable de violentos desalojos que expulsan a familias sin techo para dar lugar a las grandes constructoras de la Rosario rica y sojera. Hombres como Leone acompañaron e impulsaron desde la gestión provincial el boom inmobiliario, pieza clave del lavado de dinero proveniente del narcotráfico y la trata. Mientras, el déficit habitacional afecta a 300 mil familias santafesinas y 200 mil rosarinos viven en barrios de emergencia. Renovación, ponele.
Más bien parece que todas las esperanzas de darle una nueva cara al gobierno municipal se depositan en Pablo Javkin (y que Leone es un buzón que nos estarían metiendo junto con el dirigente de la Coalición Cívica). Javkin fue una de las sorpresas en la elección en Rosario. Enfrentó en la interna del Frente Progresista a la desprestigiada Mónica Fein y quedó muy cerca de la victoria. Rápidamente, el dirigente de la Coalición Cívica se alineó con Fein en la elección general, bajo el argumento de que, si no, ganaría la derecha. Pero ahora el PRO ya no toca las puertas del Palacio de los Leones por los próximos cuatro años. Para Fein, incorporar a Javkin es una manera de convencer a los casi 200 mil rosarinos que votaron listas a la izquierda de su gobierno de que “están cambiando”. El voto a Javkin expresó a miles de rosarinos hartos de la política de negocios despiadados y de complicidad con la policía que asesina a jóvenes como Escobar. Pero lejos de que la entrada al gobierno de Fein vaya modificar esta orientación es lamentablemente el diputado el que se adapta y ayuda a maquillar de progresismo a la misma.
La incorporación de un puñado de personas no puede desarticular la vasta red de complicidades de funcionarios, jueces y policías con los grandes negocios ilegales y los poderes económicos concentrados que gobiernan Rosario e imponen su particular impronta: Casinos junto a villas miserias, hoteles 5 estrellas con vista al río donde flotan los cuerpos de los jóvenes asesinados por la policía, obreros que pasan en su moto destartalada viendo las torres de lujo antes de entrar a trabajar 11 horas. La ciudad donde la policía mata más gente que los ladrones y tortura a una persona por día, bajo la tutela de un gobierno que con desfachatez modifica los escrutinios de las elecciones para llevar agua para su molino, no va a cambiar por una cara nueva. |