Esta semana se dio a conocer que los parlamentarios peruanos habrían elevado el monto asignado para su alimentación, esto aparte del sueldo básico de s/15.600 soles que reciben mes a mes, lo que equivaldría a cerca de 4.200 dólares, uno de los más altos de la región. Adicionalmente, reciben una “asignación por desempeño” de s/7.617 soles (unos 2.000 dólares) y un bono de representación de s/2.800 soles (cerca de 760 dólares). Es decir que mensualmente sus sueldos pueden alcanzar los s/26.000 soles, o unos 7.030 dólares.
El cambio presupuestario elevó el valor de su alimentación de s/16 a s/80 soles para el almuerzo, además de elevar el desayuno a s/31 soles y la cena a s/80 soles, esto significa que en un día de pleno se gastarían cerca de s/25 mil soles en alimentar a todos estos políticos que están al servicio de los capitalistas, un presupuesto totalmente ajeno a la vida de millones de peruanos que apenas les alcanza para vivir el día a día.
Pero lo más indignante fueron las explicaciones de varios de estos congresistas que justificaron dicho presupuesto con declaraciones embarazosas. El congresista Jorge Montoya, vocero de Renovación Popular, señaló sin sonrojarse, “lo que uno busca cuando hace un contrato es conseguir lo mejor de lo mejor ¿querrán que comamos alfalfa seguramente?”. Dirigiéndose a un grupo de periodistas, agregó: “Se burlan de que se pide carne de primera calidad, pollo de primera calidad. ¿Qué cosa quiere que se pida? ¿de tercera?”.
Otros de sus colegas no se quedaron atrás. Patricia Chirinos, Avanza País, declaró “Quien quiere comer, que coma rico, todos los peruanos tenemos derecho de comer rico”; pareciera que la congresista ignora que mientras tanto, cada noche miles de limeños revuelven la basura para sustentarse.
Ish López, de Acción Popular, por su parte, acusó que esta polémica se debería a una campaña de desprestigio en contra de la labor legislativa. Nos preguntamos, ¿sabrán estos parlamentarios, siquiera, que mientras ellos se llenan los estómagos con un buffet exclusivo, de primera calidad, 7 de 10 niños en Puno sufren de anemia?.
Además de la dieta millonaria (de 16 sueldos anuales) y estos almuerzos de buffet, los parlamentarios gozan de otros privilegios. Cuando son electos reciben un presupuesto de “instalación”, para que los parlamentarios de provincias puedan instalarse en Lima, sin embargo esto es cobrado incluso por los propios parlamentarios residentes en Lima.
Asimismo, reciben presupuestos por sus traslados, los cuales usan a discreción sin rendir cuentas por sus viajes para ejercer su “labor parlamentaria” justamente para las fiestas de fin de año, como recientemente se supo respecto de Juan Carlos Lizarzaburu, Rosangella Barbarán, Flavio Cruz, entre otros.
Ningún parlamentario cuestiona estos enormes privilegios. Así demuestran ser todos parte de una casta política al servicio de los capitalistas. No por casualidad este Congreso avaló el golpe encabezado por Dina Boluarte y fue por ello repudiado en las masivas protestas que se desarrollaron desde diciembre. No por casualidad, en defensa del "orden" y de sus privilegios, avalaron la represión que se cobró la vida de 70 manifestantes y prorrogaron el Estado de Emergencia que suspende las libertades democráticas de reunión y manifestación y otorga impunidad a las fuerzas represivas.
Hay que acabar con estas prebendas millonarias, partiendo por reducir la dieta parlamentaria al sueldo de un trabajador calificado o de una maestra de escuela para que se dejen de hacer negocios con la función pública. También debiera promoverse la revocabilidad, es decir, que sean los propios electores los que puedan controlar la labor parlamentaria revocando el mandato de quienes se alejen de las promesas de campaña o ataquen los intereses de las grandes mayorías trabajadoras. |