“Matan a un nene y hieren a otros tres chicos en un violento ataque en zona norte”, titulaba ayer domingo el matutino de la ciudad. Después nos enteramos que el niño asesinado se llamaba Máximo, que tenía 12 años y era alumno de 7° de la Escuela 1344. Que dos de los heridos tienen 13 años y la otra es una chiquita de dos años. Que estaban jugando en la vereda, que fue una balacera, que uno de los chicos está grave. Y empezaron a llegarnos los mensajes de compañerxs dolidos, indignados, asustados, pero sobre todo, dolidos.
Ya hace más de diez años, en las escuelas de los barrios sabíamos donde estaban los “kioscos” donde vendían drogas y nos preguntábamos como podía ser que la policía no lo supiera. Estando en los salones, cuidando el patio o hablando con los pibes y las mamás, vimos que la situación de pobreza, y a veces de indigencia, iba avanzando. Cada vez fueron más los relatos de padres, tíos o hermanos presos. Se fueron multiplicando las noticias de niños o adolescentes baleados por la policía, en enfrentamientos por disputa de territorios, ajustes de cuentas o balaceras.
Allá lejos en el tiempo, las noticias policiales nombraban como “soldaditos” a los niños que atendían búnkers de venta de drogas. Y cómo nos dolía que los chiquitos a los que hasta hace un par de años les limpiábamos los mocos, estuvieran mezclados en esas situaciones y se los nombrara así. Hoy, para jóvenes que no tienen ni presente ni futuro en un sistema social, en un capitalismo que los condena al hambre y la miseria mientras la opulencia de otros les escupe en la cara, hay otra “fuente laboral” que les permite comer, comprarse las zapatillas, el celular o el porro: el sicariato. Hoy son “tiratiros”. Por un tiempo, hasta que más temprano que tarde una lluvia de balas termine con su vida.
Cuando tomamos lista, nos golpea en el pecho el renglón donde hasta hace unos días estaba Máximo. Pero fueron muchos más: “En diciembre los acribillaron a Erik y Valentín, alumnos de la escuela 240, la Lola Mora, de zona oeste. Y antes, solo durante parte del 2022, fueron asesinadxs Elena, Ciro, Ámbar, Joel, Brian, Víctor, Alexis, William, Mijail, Franco, Facundo Milton, Nicolás, Alan, Geraldine, Marlen, Brandon, Lucas, Zoe, Adriano. Todxs menores. Niñxs o adolescentes. Alumnos y alumnas de nuestras escuelas.”, escribe Juan Pablo Casiello, Secretario General de Amsafe Rosario, en una sentida publicación.
En estos últimos diez o doce años por el gobierno nacional pasaron el kirchnerismo, el macrismo y volvimos al peronismo hace más de tres. Mientras que en el ejecutivo de la provincia tuvimos el socialismo santafesino y desde diciembre de 2019 nos gobierna el peronismo. Y en la municipalidad, del socialismo pasamos a Javkin, nuevo aliado del macrismo.
Ninguno tuvo la voluntad política de ir al hueso del problema que son los bolsones de pobreza que se multiplican en los márgenes de la ciudad y que son puertos privados donde sale droga por toneladas sin ningún control. Todos, sin excepción apelan a la supuesta solución mágica de saturar los barrios de policías y gendarmes en operativos donde son perseguidos pibes que consumen o allanan un “kiosco” que a los tres días abre en la vereda de enfrente. ¿Somos sólo nosotrxs los que escuchamos los relatos de los vecinos que nos cuentan que saben que tal día a tal hora llega con las luces apagadas el patrullero al kiosco a recoger la cuota? Si decimos que es poner la zorra a cuidar el gallinero nos quedamos cortos. Porque bien sabemos que la policía santafesina saturando barrios humildes se hace una fiesta apretando, reprimiendo y asesinando pobres. Porque sabemos que en las torres de zona norte no van a allanar jamás a nadie. Con el 54% de pobreza al que nos condenan mientras otros viven en la opulencia obscena, o sea, con un sistema social profundamente violento, ¿querrán hacer cárceles para el 60% de la población? Es el único plan de “viviendas” que a estos gobiernos se les ocurre.
No nos olvidemos que también desde la derecha más rancia del arco político se habla de que desembarque en la zona el ejército, lo que a días del 24 de marzo es una afrenta a las víctimas de la dictadura y a quienes pelearon a brazo partido denunciando y haciendo enjuiciar a los militares responsables del genocidio.
Lxs docentes de La Marrón decimos que no es con más policías y gendarmes que esto se resuelve. Es con más contención para los niños, los jóvenes y sus familias. Es con trabajo genuino y viviendas dignas. Es con más escuelas primarias y secundarias en condiciones, con más clubes de barrio donde se incentive el deporte y la cultura. Es arrancando de las manos de empresarios corruptos la concesión de los puertos y que sean estatales con control de sus propios trabajadores.
Pero son medidas que ni peronistas, ni macristas ni socialistas llevarían a cabo. Porque iría en contra de los mandatos del Fondo Monetario y porque vimos que dejaron crecer este monstruo del que todos, sin excepción, se alimentaron. No es el “estado ausente”, es el estado presente formando parte de la narcocriminalidad.
Desde Amsafe Rosario se ha señalado con firmeza la responsabilidad de todos los gobiernos (nacional, provincial y municipal), y numerosas veces se ha marcado que la salida a la violencia, no puede ser más violencia por parte de policías o gendarmes. Ya que estas fuerzas son parte del problema como cualquier santafesinx sabe ya que seguimos teniendo presentes a nuestros alumnos Pichón Escobar y Jonathan Herrera. La salida tiene que apuntar a la raíz del problema, como mencionamos antes, y de manera urgente. Por eso consideramos que desde Amsafe y desde cada escuela, se debe convocar a las familias, al conjunto de los sindicatos y organizaciones sociales para unirnos en esta lucha, para invertir las prioridades, donde dejen de estar primero los empresarios legales e ilegales y sus políticos, policías y jueces. Para que la prioridad sea el trabajo, el salario, la salud, la vivienda, y Rosario deje de ser un paraíso para unos pocos y un infierno para las grandes mayorías.
En esta danza dantesca de sicarios, capos que dirigen operaciones desde la cárcel, agentes rasos y jefes policiales condenados o sospechados de connivencia, políticos a los que los narcos confiesan que les ponen plata para sus campañas electorales y jueces o fiscales de sospechosa inoperancia, la sangre de niños y jóvenes sigue derramándose por las calles y los pasillos de los barrios pobres. Y nos dejan bancos vacíos en el aula. Por eso decimos que no queremos perder un pibe más de la lista del grado ni a manos de sicarios ni a manos de gatillos fáciles. ¡Basta de matar a nuestrxs pibxs! |
