“Yo pienso que esa consigna de que ‘la cuarta transformación debe ser feminista o no será’, ya se quedó atrás, porque la cuarta transformación es feminista. Es más, ya eso se logró, fue una lucha de muchos años de mujeres y del movimiento democrático y ahora lo que tenemos que tomar como objetivo es consolidar la transformación del país, consumar la transformación que hemos iniciado” declaró el mandatario en el acto oficial por el Día Internacional de las Mujeres.

Venía de reivindicar en la conferencia mañanera que quienes se benefician de los programas de bienestar, de becas y de pensiones son en su mayoría mujeres. Una obviedad, porque las mujeres son mayoría entre las personas que viven en condiciones de pobreza. Pero, más allá de los discursos, resulta que dichos planes sociales no son suficientes para terminar con la pobreza.

Rodeado de las gobernadoras del Morena, entre ellas una de las favoritas para ser candidata a la presidencia en 2024, Claudia Sheimbaum, de legisladoras y de altas funcionarias de su gabinete, López Obrador dio por conquistado el feminismo y arengó a luchar por la igualdad, por las libertades, por la justicia social, por la democracia y por la independencia del país.

Cuentas de colores brillantes con las que busca eclipsar la indiferencia del gobierno ante la creciente violencia contra las mujeres -con múltiples expresiones, la más letal los feminicidios- y la criminalización de las protestas feministas, a la que también es afecta Sheinbaum.

Su discurso, cobijado tras las vallas ofensivas de la hostilidad manifiesta contra el hartazgo de trabajadoras, estudiantesy amas de casa ante la violencia recurrente, se estrella como una ola ante un acantilado de acero.

López Obrador llama a luchar por la igualdad, pero,

• En su gobierno se condenan las huelgas de trabajadoras y trabajadores, como la del Sutnotimex contra los despidos y los ataques a su CCT, que lleva ya tres años.

• Mantuvo y profundizó la precarización laboral, que golpea con especial saña sobre las trabajadoras, muchas de ellas jefas de familia y todas laborando doble o triple jornada por el perverso mandato patriarcal que asigna las tareas de cuidado y reproducción a las mujeres.

¿Qué igualdad se puede conquistar sin atacar de frente los intereses de empresarios y trasnacionales? Detrás de sus dichos ─de que "muchos tienen poco y pocos tienen mucho"─, se alzan las imágenes del presidente con magnates como Ricardo Salinas Pliego o Carlos Slim, y su reciente acuerdo con Elon Musk para la instalación de la nueva megaplanta de Tesla en Nuevo León.

Como invitada de honor en la ceremonia oficial estuvo su disputa con la derecha de cara a las elecciones de este año en Estado de México y Coahuila y las presidenciales del 2024.

Ante la campaña de la derecha contra el plan B de la reforma electoral, el mandatario afirmó: “Así como se le negaba la participación política a las mujeres y se tardó en conseguir el derecho del voto de las mujeres, así también tardó en llegar la democracia en nuestro país, apenas está dando los primeros pasos (…) Se requiere consolidar esta democracia, porque los que se sienten afectados, porque ya no son los dueños de México, pues van a querer regresar por sus fueros, y no para actuar de manera democrática sino para imponer lo que había: una oligarquía”.

Y cerró su participación invitando a participar en la conmemoración de la Expropiación Petrolera, la que pretende ser su respuesta a la marcha del 26 de febrero pasado en defensa del INE.

Fueron el PRI y el PAN los partidos patronales los que aplicaron los planes neoliberales en México, y en el caso de Felipe Calderón ─hoy cuestionado por el juicio a Genaro García Luna, condenado por narcotráfico─ éste es responsable de la militarización que aun se mantiene en las calles de México y arrebata muchas vidas, como la de los 5 jóvenes ejecutados por militares en Nuevo Laredo, Tamaulipas y potenció el reaccionario fenómeno de los feminicidios.

Esos partidos, expertos en fraudes electorales como el de 2006, son los que ahora fingen rasgarse las vestiduras por el “autoritarismo” de López Obrador. Y dicen defender la “democracia”, igual que el presidente. Pero en realidad, ambos bandos defienden la democracia de los ricos y su militarización, a través de la cual las y los de abajo solo votamos a quienes dirigen los destinos del país y sólo velan por la estabilidad para los negocios capitalistas.

Este 8 de Marzo se demostró que, a pesar de la criminalización de la protesta de las mujeres, a pesar de las maniobras para silenciarnos, a pesar de la inacción de las direcciones de los grandes sindicatos y de las narrativas desplegadas desde los grandes medios de comunicación para mantenernos a la espera de que alguien resuelva los problemas por nosotras, la indignación y el hartazgo ante tantos agravios se expresan en las calles en la ola morada. Hay voluntad de movilizarnos para que no nos maten, para vivir sin miedo.

Por eso, para luchar contra la violencia hacia las mujeres, la militarización y la precarización laboral, es necesario que las trabajadoras, los trabajadores y les jóvenes nos organicemos en forma independiente del gobierno y de todos los partidos del Congreso. Desde cada centro de estudio, cada centro de trabajo, cada colonia, desde las bases. Porque ya no podemos delegar nuestro futuro en otros, para enfrentar cada expresión de explotación y opresión, tenemos el desafío de forjar también nuestra propia herramienta política que defienda los intereses de las y los de abajo.