La semana pasada, el Proyecto de Ley (PLC 75/2015) que busca cambiar leyes para realizar reformas políticas fue puesto a votación en el Senado, donde sufrió algunas modificaciones.
El principal cambio consistía en la prohibición del financiamiento privado a partidos políticos y candidatos, mientras que antes el proyecto proponía un techo de 10.000 millones de reales en donación privada limitada a los partidos. Sin embargo, ese y otros cambios volvieron el miércoles (9) a la Cámara de Diputados y fueron derribados, lo que mantiene la posibilidad de que empresas inviertan en las campañas electorales de partidos que servirán a sus intereses en el Congreso. Ahora el proyecto debe ser vetado o sancionado por la presidenta Dilma hasta el día 2 de octubre.
El objetivo del Congreso ahora es modificar la Constitución para que el financiamiento privado de campaña. Eso porque el Superior Tribunal Federal formó mayoría para juzgar inconstitucional la maniobra realizada por el presidente de Diputados, Eduardo Cunha, que volvió a poner en votación el financiamiento privado de campañas al día siguiente de haber sido rechazado en la Cámara, en julio de este año.
Otra propuesta derribada fue la prohibición de tribunas móviles y punteros políticos. También hubo disminución en el período de campaña electoral de 90 a 45 días, así como el período de propaganda electoral en televisión de 45 a 35 días.
La reforma política analizada por el Congreso viene siendo denunciada por la izquierda ya que es extremadamente antidemocrática con los partidos como el PSOL, PSTU, PCB y PCO, que pueden perder el derecho de participar en procesos electorales si son aprobadas todas las medidas en proceso.
El PT venía utilizando la prohibición del financiamiento privado como forma de disminuir el cuestionamiento del que viene siendo blanco, haciendo parecer que la reforma aprobada presentaría un cambio mínimamente real. Pero la caída de la prohibición del financiamiento privado muestra como ni siquiera esa medida puede ser llevada adelante por una reforma hecha por ese mismo partido, y todos los otros que gobiernan para los ricos, por los mismos políticos involucrados en escándalos de corrupción y al servicio de los ricos, que no tienen ningún interés en realmente “cortar el mal por la raíz”. |