Para poner en contexto brevemente, este movimiento de autoconvocadxs viene teniendo cada vez más participación en las calles, sobre todo en tiempos de negociación paritaria. Sin embargo, su momento de mayor ebullición fue durante mayo y junio de 2022, cuando espontáneamente se consiguió convocar de forma masiva, a miles de trabajadorxs de la educación de todos los niveles, a ocho días de huelga por fuera de cualquier apoyo gremial.
Esta masividad se tradujo, en algunos casos, en atisbos de organización entre escuelas, eligiendo delegadxs para tener representación a nivel departamental (municipal). Asimismo, otros sectores se disputaban entre desafiliaciones masivas de los sindicatos o impulsar la organización de listas opositoras dentro de los mismos, considerando que en el gremio con más presencia (UDAP), habría elecciones durante 2023.
Este año comenzó con el gobierno convocando a paritarias durante mediados de febrero, sin contemplar la posibilidad de nuevas movilizaciones, con la intención de iniciar el ciclo lectivo el 1 de marzo. Mientras, la burocracia que dirige UDAP lograba impugnar la única lista opositora, dando paso a un enquistamiento en el poder por parte del oficialismo. Las posibilidades de una negociación espuria entre gobierno y sindicatos, sumado a la jugada interna de UDAP (Unión Docentes Agremiados Provinciales), fueron suficiente para que desde el 27 de febrero comenzaran a concentrar docentes alrededor del Centro Cívico.
El día 28 se aprobó el acuerdo paritario, con un 60% de aumento (30% para marzo, 10% en septiembre y 20% en noviembre), con cláusula de revisión en julio. A partir de esto, iniciaron las huelgas y movilizaciones masivas. Desde el 1 de marzo, de acuerdo a datos brindados por la misma ministra de educación, hubo un 90% de acatamiento a la huelga. Siempre sin apoyo de sindicatos, estos números se sostuvieron durante el 2 y 3 de marzo. A partir del lunes 6, comenzaron a sumarse más docentes de nivel secundario (cuyas clases empezaban ese día), con cifras similares de acatamiento. Durante todos estos días, fue muy importante la presencia de los departamentos alejados (Jáchal, Iglesia, Valle Fértil y Calingasta), que encabezaron marchas durante el día miércoles 8.
En general, las acciones han consistido en convocatorias alrededor del Centro Cívico durante horas de la mañana, para luego movilizar a Plaza 25 de Mayo o a Casa de Gobierno. Los reclamos concretamente pasan por reapertura de paritarias, donde haya presencia de sectores autoconvocadxs; el establecimiento de un salario mínimo igual a la canasta familiar; la creación de Gabinetes Técnicos Interdisciplinarios para todas las escuelas de la provincia; mayor y mejor cobertura de la Obra Social Provincia a docentes jubiladxs y el cumplimiento del 82% móvil, entre otros puntos.
El gobierno de San Juan, ante esta situación, respondió con una campaña de desprestigio a la docencia mandando una encuesta telefónica para “hacer saber a la población” cuánto aumento obtuvieron los docentes de San Juan. Lo cierto es que, con el acuerdo firmado, el salario de un docente con cargo “testigo” sería de $137000 (incluyendo FONID Fondo Nacional de Incentivo Docente y otros ítems), cuando la canasta básica ronda los $163000. Por tanto, el salario docente se ubica por debajo de la línea de pobreza.
Frente a esta situación, es más que necesario propiciar la participación de otros sectores, como salud y administración pública, en próximas movilizaciones. La unidad de conjunto de trabajadorxs estatales, junto con el apoyo de estudiantes y de las familias, es fundamental para enfrentar el ajuste que están llevando a cabo los gobiernos provinciales y nacional, a partir del acuerdo con el FMI. |