Este sector fue uno de los más destacados en el importante encuentro que se hizo ayer en París con cientos de trabajadores y estudiantes para discutir cómo extender la huelga para ganarle a Macron.
El lunes 6 de marzo, los recolectores de residuos, los trabajadores del alcantarillado y de las incineradoras de residuos de la región de Île-de-France iniciaron una huelga que podría repetirse. Desde entonces, la basura se acumula en la capital, con 5.400 toneladas de residuos sin recoger el domingo 12 de marzo, según el Ayuntamiento de París. Frente a la determinación de los huelguistas, el gobierno centra sus ataques en el sector de la gestión de residuos.
Frente a un movimiento que perdura, el gobierno ataca a los huelguistas
El ejecutivo ha optado por atacar duramente a uno de los sectores en huelga. El domingo, el Ministro de Transportes, Clément Beaune, atacó a los huelguistas, pidiendo al Ayuntamiento de París que interviniera para recoger los residuos y romper la huelga. Este lunes en France Inter, el Ministro de Cuentas Públicas Gabriel Attal llamó a "tomar medidas" contra la huelga, mencionando entre otras cosas la requisa.
Las requisas de huelguistas son un mecanismo particularmente autoritario que tiene el estado francés para obligar a trabajadores en huelga a retornar a sus puestos de trabajo. El procedimiento de requisa, especialmente coercitivo, amenaza a los huelguistas con seis meses de cárcel y 10.000 euros de multa si se niegan a volver a sus puestos.
En la misma línea, varios ayuntamientos del distrito dirigidos por Les Républicains pidieron el fin de la huelga, mientras que la alcaldesa del distrito 7 y antigua candidata de la derecha a la alcaldía de París, Rachida Dati, pidió la "puesta en marcha de un servicio mínimo de recogida de basuras". Por último, tras haberse multiplicado las informaciones sobre los efectos de la huelga, algunos medios de comunicación llaman ahora a la requisa de los trabajadores movilizados.
Esta ofensiva responde a la preocupación del Gobierno por un sector que permanece en huelga, lo que demuestra que es posible movilizarse con éxito más allá de las jornadas de manifestación convocadas por la intersindical. Esta mañana, desde el centro de incineración de residuos de Ivry, ocupado desde el 6 de marzo, los huelguistas se mostraban confiados en la continuación del movimiento: "no entra ningún camión, la movilización es fuerte. Vamos a proponer continuar la huelga en la próxima asamblea del martes.
Los centros de incineración de Saint-Ouen e Issy-les-Moulineaux también fueron ocupados el lunes, con más de 50 personas que acudieron a apoyar a los trabajadores que se encontraban ocupando el de la comuna de Issy-les-Moulineaux., en las afueras de París.
Sin embargo, el riesgo de que la ocupación sea desalojada por las fuerzas de represión como ocurrió en 2019, preocupa a los huelguistas. Si la alcaldesa de París, que oficialmente se declara contraria a la reforma de las pensiones, no ordena por su cuenta las requisas, la prefectura de París podría decidirlas. En el piquete, los trabajadores movilizados muestran poca confianza en Anne Hidalgo, que no dudó en modificar su estatuto en 2021. Según varios huelguistas, el ayuntamiento recurriría a servicios privados para recoger la basura: "El ayuntamiento firma contratos exorbitantes para que empresas privadas recojan la basura en algunos tramos de calles de los distritos que se supone que son de gestión pública. Encima, se niegan a subirnos el sueldo", explica un huelguista. Además, los huelguistas exigen que el Ayuntamiento de París les aumente los sueldos en función de la inflación, y éste hace oídos sordos a sus demandas.
Los basureros y los trabajadores del alcantarillado pueden contar con el importante apoyo de la población, como demuestra la presencia de simpatizantes en el piquete, el apoyo de algunos comerciantes y las numerosas reacciones en las redes sociales pidiendo ayuda financiera a través de un fondo de huelga.
Sin embargo, han sufrido una auténtica traición por parte de Laurent Berger, dirigente de la CFDT (Cofederación Francesa Democrática del Trabajo), quien declaró este domingo en BFM TV (cadena de televisión privada francesa, especializada en la emisión de información en continuo) que "la intersindical nunca ha convocado este tipo de acciones" y que "la CFDT no participa en el movimiento de los residuos". El hombre que desempeña un papel decisivo en la intersindical condenó la movilización de uno de los sectores más afectados por la reforma, con una esperanza de vida 17 años inferior a la media para los trabajadores del alcantarillado y 12 años para los basureros.
Fuerte movilización de los recolectores de residuos en todo el país
A pesar de las presiones del gobierno y del ataque del secretario general de la CFDT, la huelga de los basureros se mantiene fuerte en París y en toda Francia, con empleados movilizados en varias empresas privadas.
En Vitry, por ejemplo, los trabajadores de la empresa privada Pizzorno, que trata los residuos en el distrito 15 de París, están en huelga desde el 8 de marzo, contra la reforma de las pensiones y por aumentos salariales. Aunque la empresa ha intentado contratar a trabajadores temporales para que hagan el trabajo de los huelguistas, muchos simpatizantes estuvieron presentes el domingo para bloquear la entrada al centro.
En muchas ciudades, el rechazo a la reforma de las pensiones se mezcla con reivindicaciones locales. En Nantes, los basureros llevan seis semanas en huelga contra la metrópoli y un proyecto de reorganización de la recogida de basuras.
En Le Havre, el bloqueo del centro de gestión de residuos se renovó el lunes, al igual que en Saint-Brieuc, mientras que en Antibes los basureros iban a decidir esta mañana la renovación de la medida de lucha.
El movimiento se está extendiendo incluso a nuevas ciudades, como Rennes, donde los centros de tratamiento de residuos han sido bloqueados por conductores y simpatizantes en la mañana del lunes, y el bloqueo podría continuar a lo largo de esta semana.
De este modo, la movilización en el sector de la gestión de residuos no está dispuesta a detenerse. Con una huelga que puede renovarse, y reivindicaciones tanto salariales como contra la reforma de las pensiones, que implican en algunos casos a empresas privadas, la movilización representa un ejemplo a seguir. La entrada en el movimiento huelguístico de trabajadores del sector privado, y la ampliación de las reivindicaciones, suma fuerzas en esta pelea contra el gobierno francés.
Frente a la presión del gobierno, el apoyo que reciba los recolectores de residuos y los trabajadores de alcantarillado es esencial.
Este artículo fue publicado originalmente en Révolution Permanente, parte de la Red Internacional de La Izquierda Diario. |