El hijo del genocida y defensor de la dictadura, Ricardo Bussi, lanzó esta semana un spot de campaña a favor de la libre portación de armas para los vecinos. "Que la próxima vida que se pierda no sea la tuya. Defendamos a nuestras familias de los delicuentes. Sí a la portación libre y legal de armas", son las líneas que repite en un spot en el que aparece cargando y disparando un arma mientras se intercalan imágenes de video de distintos episodios de robos.
Con este spot, Bussi se lanza como candidato a gobernador por Fuerza Republicana, el partido que fundó su padre, Domingo Antonio Bussi, condenado por delitos de lesa humanidad y por enriquecimiento ilícito y quien tuvo a un jóven Javier Milei como asesor durante su gobierno.
Desde el año pasado, el partido de Milei ("La Libertad Avanza") cerró un acuerdo con lo más rancio de la casta política de la provincia. Recordemos que Ricardo Bussi ocupa distintos cargos desde hace casi 40 años, heredó su ilícita fortuna en cuentas del exterior abiertas por su padre, y en 2019 fue noticia por intentar ocultar -sin éxito- que como concejal tenía mas de 77 "asesores" a su cargo, varios familiares, y con un presupuesto millonario.
Ya en ese momento Bussi pedía la vuelta del "servicio militar obligatorio" para los desocupados, al mismo tiempo que se hacían públicas sus reiteradas ausencias en la provincia por viajes al exterior.
La denuncias también vienen desde adentro del propio espacio político de Javier Milei. Hace menos de un mes, un jóven militante tucumano de la "Libertad Avanza" denunció haber sido amenazado por cuestionar a Javier Milei en las redes sociales: "No vaya a ser cosa que desaparezcas de golpe, tenemos gente en Tucumán que te vigila de cerca", fue la amenaza que le llegó a través de un mail anónimo.
La campaña por la libre portación de armas es parte de una agenda que comparten Javier Milei, Patricia Bullrich y José Luis Espert, quien viene pidiendo "bala" hasta para los dirigentes de las organizaciones sociales. Busca imitar el modelo norteamericano, donde ya se han convertido en algo habitual las masacres en escuelas y en todo tipo de espacios públicos.
Lo cierto es que en Argentina el que quiere tener armas, las tiene: hay 1,6 millones de armas registradas, y además se calcula que hay entre 1,6 y 4 millones sin registrar. El problema de la "inseguridad" no se puede separar de las condiciones socioeconómicas de un país con el 40% de pobreza, ni se puede resolver llamando a empuñar las armas en una guerra de pobres contra pobres. La demagogia derechista de la "libre portación de armas" es funcional a los grandes poderes económicos que, en medio de esta crisis, están siendo beneficiados con una millonaria transferencia de ingresos de los bolsillos de las grandes mayorías.
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