Análisis del movimiento estudiantil de 2022, la creación de la CSR, su actuar y la importancia dentro del movimiento. Debate sobre la estrategia y diferencias políticas.
A mediados de abril del año pasado, entre medio de tomas de liceos y protestas estudiantiles se fue conformando la actualmente llamada CSR (Coordinadora Secundaria Revolucionaria) en ese tiempo haciéndose llamar una articulación de liceos movilizados de Santiago, en esta cual se organizaban tales liceos, la mayoría emblemáticos cómo el liceo de aplicaciones, el Institutos Nacional, entre otros. Y fue para inicios del segundo semestre, en donde comenzaron a expandirse y a ser conocidos por sus apariciones en las protestas con un nombre concreto y en redes sociales mostrando su postura.
En un comunicado público, cuando se estaban conformando mencionaron que se consideran anticapitalistas y antipatriarcales. Y su propósito era acabar con la educación de mercado mediante la protesta popular.
La vía por la cual desarrollaron su política fue el llamado “Petitorio Único Secundario” el cual propone: Condiciones mínimas para estudiar: Transporte Gratuito, Infraestructura, Menu JUNAEB, Internet, Salud mental. Educación Sexual Integral. Protocolos eficaces contra la violencia patriarcal. Prácticas y herramientas pagadas y aseguradas para los liceos técnico-profesionales. Fin a la PAES y todas las pruebas estandarizadas: Acceso universal a todos los niveles de la educación. Fin a aula segura y todas las leyes represivas.
Estas consignas fueron, en gran parte, pertenecientes a los petitorios de los liceos movilizados a inicios del 2022. Y si bien, es correcto el exigir este tipo de cosas las cuales deberían de ser las condiciones mínimas de estudio, no las vamos a conseguir solo con mesas de negociaciones más protestas. Aunque, muchas veces anteriormente se han puesto en marcha mesas de negociaciones, en las cuales se ha prometido mejorar las condiciones de educación y estas no han sido respetadas. No se han cumplido los plazos o las promesas, y luego las autoridades se han respaldado en la falta de recursos o las crisis económicas en ciertos momentos. Por lo cual, en el caso de llegar a un acuerdo con las autoridades educativas y relativamente lograr tales demandas, nada ni nadie puede asegurar si eso podrá ser cumplido y si su funcionamiento será correcto. Por lo tanto desconfiar de tales organismos es esencial, no debemos seguir confiando en los métodos que imponen las autoridades que históricamente no han respetado y han logrado mantener sus políticas neoliberales y represivas que les permite lucrar con la educación.
Otro punto débil es que no se abunda en el método a usar para ganar su petitorio, pues la protesta popular no es concreta. Esta puede ser un concepto muy abstracto, y trayéndolo a la realidad, tener la percepción de que solo con movilizaciones y marchas se pueden ganar cosas es una mirada más revueltista del movimiento estudiantil. Y teniendo en cuenta que las demandas que exigen se pueden conseguir sin extinguir a la educación de mercado, ni al sistema capitalista, hace ver lo poco “revolucionario” del petitorio y que no sale de las barreras del sistema educativo, solo requiere transar políticas con el gobierno.
El nombre denota un sectarismo por parte de los fundadores. El catalogar revolucionaria a una coordinadora, el cual su propósito inicial es organizar a los estudiantes secundarios para movilizarse y ganar las demandas dialogadas, hace que un amplio sector no tenga el interés de participar porque no se considera revolucionario o no se considera de izquierda. Esto hace que se reduzca la tribuna a la cual se puede llegar y con quienes se puede participar.
Otro ámbito en el cual se evidencia el sectarismo de la CSR es en el ámbito de unidad obrero-estudiantil. En sus elaboraciones mediante las cuales dan a conocer su postura política, hablan de la clase popular o la clase trabajadora. Mencionando a los “estudiantes populares” dentro de esta, sin embargo, en ningún momento se unieron a los funcionarios y docentes movilizados que exigen mejores condiciones de trabajo, ni tampoco buscaban lazos con esta. En ningún momento han subido algo a sus redes sociales simpatizando con las movilizaciones de profesores y trabajadores, ni los han apoyado en sus movilizaciones, paros y huelgas. Esto demuestra una hipocresía en su discurso y contradicciones en su política y en sus comunicados.
De hecho, no solo muestran sectarismo en relación a la unidad con los trabajadores, sino también entre los mismos estudiantes, al no apoyar ni unirse a las movilizaciones universitarias. Es verdad que la coordinadora es de estudiantes secundarios, sin embargo no se puede llegar a nada si no hay unidad entre sectores movilizados. Puesto que si bien el movimiento secundario es fuerte, de manera solitaria no va a poder lograr el petitorio que proponen. Para eso deben de haber movilizaciones masivas que paralicen al sistema educativo, en unidad con universitarios, funcionarios y docentes. Teniendo relación con organismos como el colegio de profesores o el Confech, y de manera unificada “golpear con un solo puño la educación de mercado” como mencionan ellos.
El propósito de coordinar a los estudiantes secundarios es bueno, sin embargo la forma en la que lo intentan hacer es erróneo, puesto que funcionan mediante asambleas en las cuales planifican movilizaciones. Por lo cual técnicamente funcionan como una asamblea, no muy diferente a la ACES (Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarixs), a diferencia que la ACES que hoy en día suele hacer más actividades, en las cuales abordan temas de género que ayudan a desarrollar política al respecto.
Su contenido en redes sociales es meramente llamando a asamblea o a marchas, casi nada más. No suelen denunciar la represión, ni conmemoran eventos históricos, las veces que lo hacen suelen ser muy puntuales. Siendo que han ocurrido varias situaciones que pueden haber merecido ser mencionadas y no lo han hecho. Ni aunque la situación en cuestión haya venido al caso en su petitorio.
Dirijamos la coordinadora secundaria hacia una que efectivamente pueda organizar a todos los liceos del país, que llame a asambleas en cada centro educativo y simultáneamente se plantee un programa en conjunto. Porque el movimiento secundario requiere más instancias de discusión, en donde también se pueda compartir con estudiantes universitarios y trabajadores para crear un petitorio unificado para luchar de manera efectiva como clase.
La unidad con los trabajadores es clave para la acción, la manera de actuar es organizando un paro educativo y productivo para poder parar el sistema e ir imponiendo nuestras demandas como políticas importantes para nuestra clase. Siempre se ha coartado a los estudiantes secundarios de las prácticas políticas por puro adultocentrismo, pero ahora debemos oponernos al fraude constitucional cocinado por los partidos del régimen y apuntar a una asamblea constituyente libre y soberana, en la cual los estudiantes secundarios puedan tener incidencia en la formulación de esta y puedan tener derecho a voto.
¡Vamos por una asamblea constituyente, libre y soberana donde los estudiantes secundarios tengamos el derecho de participar!